Con un gol del bahiense Pizzini, Defensa y Justicia volvió al triunfo ante Newell’s

Defensa y Justicia logró recuperar la memoria al superar a Newell’s Old Boys como local por 2 a 0, para subir en la tabla de posiciones de la Liga Profesional, en la continuidad de la octava fecha.

La victoria de los dirigidos por Sebastián Beccacece llegó gracias a los goles en el segundo tiempo de Gabriel Hachen y el bahiense Francisco Pizzini, a los 11 y a los 30 minutos, respectivamente.

Defensa y Justicia supo sufrir en Florencio Varela, porque Newell’s lo dominó principalmente en la etapa inicial, pero se quedó con los tres puntos para llegar a las 11 unidades, a cinco del líder Lanús.

De hecho, dentro de un trámite trabado y complejo, sin muchas opciones de peligro, en el primer tiempo la “Lepra” tuvo una clarísima situación para abrir el marcador: sobre los 30 minutos, Justo Giani lanzó el centro tras una jugada individual desde la derecha, y el colombiano Pablo Sabbag, sin marca por el segundo palo, no pudo saltar lo necesario para cabecear la pelota al arco, que estaba a dos metros de distancia.

En el complemento, Defensa y Justicia emparejó las acciones, adelantó varios metros sus líneas e impuso condiciones, mucho más ofensivo por las bandas como suele ser su principal característica.

Así llegó la apertura del marcador, es cierto con un rebote que favoreció a Gabriel Hachen, quien desde el borde del área remató para cumplir la infalible “ley del ex” y poner el 1-0 para el “Halcón”.

Tras el tanto, los de Florencio Varela pudieron haber ampliado pero se toparon con el arquero Alan Aguerre, mientras que también tuvieron la chance de igualarlo, otra vez en los pies de Sabbag.

El colombiano recibió una gran habilitación de Ignacio Scocco, corrió hasta quedar cara a cara con Ezequiel Unsain y “picó” la pelota, que salió muy cerca del palo.

El golpe final de Defensa y Justicia llegó a quince minutos del final, cuando Francisco Pizzini recibió en la medialuna y remató seco, rasante y contra el palo izquierdo de un Aguerre que vio inmóvil cómo se metía la pelota para sentenciar la historia.

Fuente: Ámbito