Populistas y falsos liberales

Por Christian Long, ex fiscal

Desde una perspectiva liberal (e interesada) como la de muchos comunicadores y economistas, generalmente en importantes medios de comunicación, se observa a la Argentina como un país que resiste el credo liberal, y esa mirada parece acertada.

Creo que desde lo profundo de nuestras raíces somos más afines a doctrinas colectivistas, o al menos tenemos una mirada crítica hacia el liberalismo.

Quizá sea producto de la derivación de los pueblos originarios; quizá por la tradición hispánica o por la diseminación del credo católico, que a causa de la culpa judeo – cristiana efectivamente ve, en la demandada riqueza material, un pecado. Desde que somos país, desde los centros del poder “nos bombardean” con las bondades del liberalismo y su receta salvadora, y tildan de populista a todo gobierno que no se les someta.

Ocultan, claro, que ningún país rico o de los denominados desarrollados y poderosos logró ese status aplicando las recetas que quieren imponernos. Dichos países se sirvieron de políticas proteccionistas, no respetaban el libre comercio, subsidian sus productos, e incluso algunos hasta exigen un visado para ingresar a su territorio. Pero es tan fuerte el mensaje, y tiene tantos voceros, que termina por imponerse en una parte de la sociedad, generalmente en la parte acomodada y que toma ventajas de esa situación.

Cada vez que ha habido gobiernos liberales en Latinoamérica, el pueblo en general se ha empobrecido económica, social y culturalmente. Y con los gobiernos mal llamados populistas, mejoró su situación. Esta realidad siempre ha sido combatida con discursos de odio, racistas y negacionistas. Sin embargo hay algo en el ADN de los pueblos latinoamericanos que siempre se resiste “al discurso” de los países hegemónicos o imperialistas, y eso justamente es lo que no terminan de entender.

Esta es mi humildísima reflexión, que seguramente sea equivocada, y admito claramente esa posibilidad.