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Impresionante apertura de París 2024: show de luces y la euforia de la delegación argentina

Fue la primera de la historia fuera de un estadio.

Los Juegos Olímpicos de París 2024 vivieron este viernes una inolvidable ceremonia inaugural. El fuego olímpico iluminó el cielo de capital elevado en un globo aerostático que sostendrá el pebetero durante la competencia, el punto culminante de una apoteótica ceremonia a lo largo del Sena, la primera de la historia fuera de un estadio, que estuvo deslucida por la lluvia pero no evitó el delirio de los asistentes, que culminó con Celine Dion cantando el Himno al Amor, de Edith Piaf, desde las alturas del Torre Eiffel.

La ex atleta Marie-José Perec, triple oro olímpico, y el judoca Teddy Renier, que buscará el cuarto en la capital francesa, encendieron el pebetero, colofón de un relevo final que comenzó Zinedine Zidane, continuó con el tenista Rafa Nadal y sumó a otras grandes figuras del deporte, como Serena Williams, Nadia Comaneci o Carl Lewis, además de a un puñado de medallistas franceses, como Tony Parker, Amélie Mauresmo o el ciclista Charles Coste, nacido en 1924, la última vez que los Juegos pasaron por París.

Antes que Celine Dion emocionara a todos desde la Torre Eiffel con su versión del Himno al Amor, el clásico de Edith Piaf, sucedió otro momento memorable en la fastuosa ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024. Fue cuando el judoca Teddy Rinner y la ex atleta Marie Jose Perec encendieron el pebetero que iluminará la competencia desde un globo aerostático que "flota" desde el Jardín de las Tullerías. Los dos fueron el último relevo de la antorcha y recibieron la llama de manos de un anciano en silla de ruedas. Ese hombre era nada menos que Charles Coste. Nacido en 1924, la última vez que los Juegos habían pasado por la capital francesa, es además un campeón olímpico con todas las letras -el más longevo de su país- porque en la cita de Londres 1948, como ciclista, ganó una medalla dorada. Una leyenda viviente.

La primera embarcación en aparecer fue la de Grecia, el país en el que se originaron los Juegos Olímpicos. Luego llegó el barco de la delegación de refugiados, que navegó por el Sena entre aplausos. Fueron apareciendo Afganistán, Sudáfrica, Albania, Argelia, Alemania, Andorra, Antigua y Barbuda, Arabia Saudita y, luego, la Argentina. Algún francés, subido a la ola del enfrentamiento deportivo de estas horas, ensayó alguno que otro silbido. Pero, por lo general, la mayoría de las delegaciones fue vitoreada. Además de De Cecco y Sánchez Moccia, arriba del barco nacional estuvieron, entre otros atletas, Mateo Majdalani y Eugenia Bosco, fuertes candidatos en Nacra 17, de yachting; Tomás Etcheverry, Lourdes Carlé, Guillermo Coria, Mercedes Paz y Florencia Labat, por el tenis; Damián Jajarabilla, tirador con arco; los hermanos del handball Diego “Chino” Simonet y Pablo Simonet; las otras integrantes de las Leonas y los demás voleibolistas.

“Es un honor llevar la bandera. Tengo felicidad, emoción, ansiedad, ya empiezan los Juegos. Los dos competimos mañana [este sábado] y esa ansiedad se empieza a sentir. No sabía mucho de la ceremonia inaugural. La verdad es que es increíble; no me tocó nada parecido. Siempre fue caminar por un estadio. Todo esto es ser superespecial y mágico”, expresó Sánchez Moccia, de 35 años y capitana del seleccionado de hockey sobre césped. Y añadió: “Recuerdo que en mis primeros Juegos, Londres 2012, fue Lucha [Aymar] quien llevó la bandera y, siendo éstos mis últimos, no podría ser mejor”.

Fuente: Clarín / La Nación

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