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informe especial malvinas

Entre el honor, la gloria y una deuda impostergable con nuestros héroes

Un repaso por el origen y final del conflicto bélico que marcó un antes y un después en la historia Argentina. La lucha de los veteranos, que sigue a pesar del paso de los años.

Por Juan Tucat, redacción La Brújula 24
[email protected]

Hablar de la guerra de Malvinas es hablar de una herida abierta que acaba de cumplir 40 años. Un duro golpe al sentimiento de la Argentina, cuyo pueblo no cesa ni cesará jamás en reclamar su legítima soberanía. Una masacre sin planificación. Héroes mal reconocidos por los sucesivos gobiernos. Una sumatoria de deudas por saldarse.

En lo inmediato, deberían. 

Para esta fecha los medios de comunicación se nutren de extensas crónicas que dan cuenta de un recuerdo imborrable. Se habla de gesta y de innumerables actos heroicos, aunque también de injusticias. Y está bien que así sea, porque quienes dieron su vida por la patria lo merecen.

Primero, es importante destacar que el absurdo origen del conflicto bélico nació de un pedido justo, planteado desde la invasión británica en 1833 a parte de nuestra tierra. No hay dudas. Eso, sumado a una delicada situación económica, la presión internacional por las inocultables violaciones a los derechos humanos, el malestar social y el regreso de los gobiernos constitucionales en la región.

En definitiva, los dictadores de turno sólo buscaban aferrarse al poder.

“Les presentaremos batalla”

Días después del desembarco, se convocó a una manifestación en Plaza de Mayo. En espera del discurso del presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri, era evidente la masiva concurrencia. Luego, promediando su descargo, lanzaría en una frase la disposición de su gestión a usar la fuerza en caso de no prosperar las negociaciones con Inglaterra. “Si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”, dijo.  

Pero la diferencia era muy notoria. Demasiado. Tecnológica, de recursos, de asistencia. Y todo eso quedó plasmado a partir del 25 de abril de 1982, cuando llegó la flota enemiga. Los ataques a las posiciones argentinas empezaron el 1° de mayo y un día más tarde un submarino nuclear atacó al Crucero General Belgrano, que estaba fuera de la zona de exclusión. Murieron 323 de los 1093 tripulantes.

A partir de ese momento, la Fuerza Aérea Argentina tuvo un papel decoroso. Cuentan los que saben que los invasores no podían creer la audacia de nuestros pilotos, que a fuerza de coraje y habilidad lograron hundir varios buques. Pero las tropas  terrestres y marítimas no lograron detener la contraofensiva. En las islas quedaron expuestos a la carencia de planificación, a la desigualdad abismal, al abandono de sus propios jefes.

La mayoría de los combatientes eran conscriptos de entre 18 y 20 años, con poca o casi nula preparación bélica. De hecho la mayoría habían sido dados de baja del servicio militar el año anterior. Así y todo presentaron batalla. No por Galtieri, lo hicieron por su país.

La derrota militar fue dura, dejó 632 muertos. Pero las secuelas posteriores fueron aún más graves, porque hubo exactamente la misma cantidad de ex combatientes suicidados. El dolor por la injusticia, el dolor del abandono. Deudas que habiendo transcurrido 40 años siguen más vigentes que nunca. Es terrible, pero real.

Por ejemplo, por más que parezca mentira, días atrás un numeroso grupo de héroes nacionales fue reprimido por la policía en la ciudad de Buenos Aires. Sí, está leyendo bien, alguien mandó a reprimir a veteranos que estaban en la puerta de PAMI reclamando cobertura médica. 

De los miles que estuvieron ahí presentes, 25 eran de Bahía. Entre ellos estaba Nicolás Garro, quien comentó en vivo desde el lugar de los hechos –habló con el programa “Nunca es tarde”– que “nos movilizamos desde todo el país, lo que pedimos es que se cumpla la resolución de 2004 que rige las prestaciones médicas para veteranos de guerra”.

“No nos quería recibir la presidenta de PAMI y estábamos manifestando en la puerta cuando llegó un cordón policial que, sin mediar palabras, comenzó a tirar gas lacrimógeno y a pegarle a los veteranos. Y en esa confusión lo veteranos respondieron”, agregó.

Un verdadero papelón. Un escándalo.

“No nos remataron los ingleses, no lo hará un Gobierno”

Foto @camarasenaccion

Ya más tranquilo, palpitando esta fecha tan especial, este medio volvió a tomar contacto con Garro, quien reflexionó: “Al volver de la guerra desgraciadamente hubo una desmalvinización, por muchos años, donde no hemos tenido la atención que necesitamos nosotros y nuestras familias. En algunos casos se estuvo mejor y en otros peor, pero se asentó en los últimos dos años con muchas promesas incumplidas. Nos ha pasado siempre a los veteranos con los distintos gobiernos, lo que hemos conseguido siempre fue uniéndonos y reclamando juntos en la calle”.

“Quién dio la orden de reprimirnos no lo sé, pero lo hicieron. Llegaron y nos tiraron gas pimienta a nosotros que estábamos esperando que nos atendieran. Les decíamos a los policías si sabían a quién le estaban pegando. No nos terminaron de matar los ingleses, no nos va a matar ninguna autoridad del PAMI ni nacional”, expuso.

La sociedad

“Está consustanciada con nosotros, nos quieren mucho. Nos abraza permanentemente y eso nos alimenta el cuerpo y el alma. Nos pasa a veces con las autoridades de turno que no tenemos la respuesta que buscamos. Yo creo que la gente, toda, extiende su mano a los veteranos”, cerró.

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