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Liberaron a la acusada de realizar más de 70 amenazas de bomba en la ciudad

Lo decidió la Justicia de Garantías debido a la pena máxima posible y otras circunstancias personales.

La mujer que fue detenida la semana pasada por ser la autora de más de 70 llamadas de falsas amenazas de bomba quedó en libertad este lunes, luego de que la Justicia de Garantía evaluará la pena máxima aplicable, así como sus antecedentes penales.

Se trata de Juliana Gil Barrera, quien está acusada de intimidación pública, un delito cuyas penas van de 2 a 6 años, razón por la cual el juez de Garantías determinó que puede quedar libre mientras se continua la investigación.

Gil se negó a declarar cuando fue indagada por el juez y su defensa pidió su liberación, que el juez concedió este lunes debido a que el tiempo máximo al que podría ser condenada a prisión está dentro del rango de penas que pueden quedar en suspensión.

Además, se tomó en cuenta que la mujer no posee antecedentes penales, tiene un hijo con condición de espectro autista y un padre adulto mayor a su cuidado.

De acuerdo con las condiciones impuestas por el juez de Garantías, la mujer debe mantener su domicilio actual.

Gil fue detenida el pasado jueves en su vivienda en Ingeniero White, luego de que una investigación del fiscal Rodolfo De Lucía, lograra identificarla como la autora de las llamadas. Al momento del allanamiento se encontraron en su poder los teléfonos desde donde se hicieron las falsas alertas de bomba.

La policía difundió el video del momento de su detención en las calles José M. Carrega y José Avenente, en Ingeniero White.

"Nos llevó un mes llegar al núcleo central de todos los hechos, pero no es el total, estamos investigando más de 100 amenazas. Al pedir toda la información unificada a las empresas de telefonía, encontramos patrones de números e información que se concentraban en un solo punto”, explicó el fiscal De Lucía horas después de la dentención.

El funcionario detalló que “la metodología (de Gil) era similar, lo hacía en determinados días, era la misma persona y voz femenina. Hacía 4 o 5 llamados seguidos dejando mensajes relativamente cortos al 911 informando que una persona ‘X’, siempre cambiando nombres, iba a dejar un artefacto explosivo y luego cortaba la comunicación”.

En todas las ocasiones las fuerzas policiales acudían al lugar, lo desalojaban y verificaban si la amenaza era real. Ocurrió con bancos, el bingo y la Municipalidad.

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