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POR KEVIN KALISTER

Santino Ristorante: un viaje directo desde Bahía a la cocina italiana

En esta oportunidad, elegimos visitar un tradicional restaurante de la ciudad que cuenta con varios años de trayectoria.

Por Kevin Kalister / Redacción de La Brújula 24

Hoy, en una nueva edición de Paladar Negro, visitamos Santino Ristorante, un tradicional restaurante italiano con varios años de trayectoria en la ciudad, que se encuentra ubicado en calle Dorrego 20. El mismo se especializa en pastas y carnes, y es atendido por su dueño.

De entrada hubo berenjenas a la parmesana ($520) que, lamentablemente, no agradaron. En general, estas berenjenas además de tener cebolla, morrón y queso gratinado, llevan salsa de tomate, pero en esta ocasión no se encontraba, por lo que se convirtió en un plato algo insulso y sin sabor.

Todo lo contrario sucedió con el carpaccio de lomo ($590). Este genial entrante estaba conformado por lomo crudo con limón, oliva, parmesano y alcaparras.

Este plato puede que llame la atención y muchos no se animen a probarlo, pero a mi criterio estaba delicioso. A pesar de que la carne carecía de cocción, al ser un corte magro ya de por si es tierno, y cortado muy fino hace que se te deshaga en la boca.

Los principales fueron las pastas:

Ñoquis rellenos ($450), posiblemente los mejores de la ciudad, blandos, suaves y con la cocción justa. La salsa era a elección, la misma fue un sabroso tuco ($380): tomate, cebolla, morrón, una increíble salchicha criolla y carne tierna, pero seca.

Raviolones Santino ($850), bien rellenos de lenguado, camarones y champiñones acompañados de una sencilla crema con camarones. Un plato ideal para los amantes del pescado (como yo).

El postre fue el clásico Tiramisú, que estaba sublime, con una buena presencia de café, dos capas de vainillas humedecidas, intercaladas con la adecuada cantidad de mascarpone, y decorado con chocolate rallado por encima.

Cabe mencionar que las porciones eran bastante abundantes, por ejemplo, los raviolones eran 8 unidades. Además, los precios son accesibles, aún teniendo en consideración que la salsa se abona aparte, el valor de la misma depende de cuál selecciones. Y tampoco se cobra servicio de mesa.

En todos los lugares, pero más en estos donde se sirven pastas, creo que un factor fundamental a tener en cuenta es la panera. En esta ocasión, solo había palitos, las típicas tostadas con oliva y pan que no era fresco. No es cuestión de variedad sino de calidad, que lo que haya sea fresco, del día.

A grandes rasgos, podemos decir que fue una experiencia positiva. Destacable la relación precio-calidad, más la buena atención y la tranquilidad del sitio. En resumen, es una buena tradición bahiense que no debés perderte.

(Kevin Kalister, bloguero e instagramer. Creador de @bahiablancafood)

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