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habló con la brújula 24

Para D’Alessandro, Oyarbide fue “el símbolo de la corrupción en la Justicia”

El popular abogado describió al exjuez federal fallecido ayer. “Era muy permeable al poder de turno al momento de dictar sentencias”, reflejó.

El exjuez federal Norberto Oyarbide murió este miércoles a los 70 años, tras estar internado varias semanas con coronavirus. Estaba internado en el Sanatorio Otamendi y Miroli de esta capital, atravesando una neumonía bilateral producto de haber contraído coronavirus.

El conocido abogado, Mauricio D’Alessandro, describió en LA BRÚJULA 24 al excéntrico magistrado: “No me gusta hacer estas sentencias de alguien que acaba de morir pero Oyarbide fue un símbolo de la corrupción en la Justicia argentina, una figura muy controvertida y emblemática en ese aspecto”.

“Lo conocí cuando era un simple secretario de un Juzgado Correccional en 1985. Siempre andaba bien vestido y era una persona muy conocedora del derecho, muy buen abogado y juez en términos técnicos pero con mucha permeabilidad del poder de turno al momento de dictar sentencias. Fue más permeable al poder que a la plata”, enfatizó D’Alessandro, en su charla con el periodista Germán Sasso.

Además, mencionó que “como ocurre con este tipo de personalidades muy apegadas a su mamá, fue otra persona a partir de la muerte de ella. Lo mismo le pasó a Borges, salvando un poquito las distancias”.

Luego, el popular panelista televisivo recordó que “hará unos diez años, cuando él era Juez, se hizo un cumpleaños de 60 de un amigo en un restaurante con bailarinas (una de ellas ex novia de Rodrigo) en Puerto Madero, yo no sabía que Oyarbide estaba invitado y mi amigo se había sacado la vesícula. De golpe, Norberto sacó un papel grande y leyó un poema respecto de mi amigo, que es un sabandija. Estaba escrito como por un chico de siete años, un escrito muy obvio y en la mitad de la lectura se puso a llorar. Un momento muy bizarro. Él, sin ninguna vergüenza y delante de quien estuviera, hacía este tipo de cosas, disparates”.

“Oyarbide no era lo que se dice ‘un grasa’. No era el típico comisario del Gran Buenos Aires al que se le caen las cadenas, era delicado y vivía en una casa con mucho bronce en la puerta. Era ostentoso, salía a correr por Puerto Madero con dos custodios que eran elegidos de manera muy cuidadosa. Comía en el restaurante Mirasol, en una mesa en la esquina al lado de la caja donde se observaba la puerta de entrada hasta que se peleó. Le hacía reverencias a Mirtha Legrand y su hija Marcela cuando aún no era tan conocido mediáticamente. Le atraía mucho la farándula”, planteó el también concejal en Tandil.

Por último, rememoró que Oyarbide “tenía su despacho empapelado, era como entrar a casa FOA. Una vez lo fui a ver por un tema puramente técnico y, en ese sentido, era impecable. Pero cuando lo rozaba la política y el poder, claudicaba. Muy probablemente era el Juez que más sabía de los contemporáneos”.

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