“Tenemos que abrirnos a los milagros que va a hacer Natty”

La vida de Natty Petrosino descrita por quienes la conocieron de cerca está llena de palabras que se quedan cortas de frente a la realidad. Ahora que ella ya no está físicamente, personas como Gabriela Arias Uriburu, quien fuera una de sus colaboradoras, invitan a verla como una intercesora desde el cielo.

“Yo creo que tenemos que abrirnos a los milagros que va a hacer Natty, imagínate lo que era Natty en la Tierra, lo que va a hacer en el cielo. El pueblo de Bahía, que la tuvo, que la vio en toda su dimensión debe abrirse a todo lo que ella va a hacer por nosotros”, aseguró en el programa Nunca es Tarde, que se transmite por La Brújula 24.

Gabriela Arias Uriburu es una activista argentina en Derechos Humanos a raíz de que su exmarido, Imad Shaban, se llevara ilegalmente a sus hijos a Jordania. Creó la Fundación Foundchild – Niños Unidos por el mundo. La primera ONG en el mundo en abordar la temática de la restitución familiar. Con Natty trabajó organizando colectas para los pueblos indígenas y coordinando el envío de ayudas.

Arias Uriburu, quien se conectó para conversar desde Jordania, recomendó que “todas las personas que quieran tomar la bendición que nos trae esto es el momento para abrirnos a la profundidad de lo que Natty está tramitando entre cielo y tierra”.

Ella expresó que apenas recibió la noticia no sintió tristeza, sino que se sintió alegre por Natty, porque “para ella la muerte era algo que esperaba con muchísima fuerza, llegar al abrazo con el Padre, con el amor máximo”.

“Natty va a empezar a interceder por todos nosotros de otra manera, como lo hizo en la humanidad en la tierra, lo va a hacer en el cielo, es tiempo para iniciar ese diálogo de alma a alma con ella y que nos siga ayudando”, afirmó Arias Uriburu.

La colaboradora de Natty recordó que semanas atrás, antes del último viaje que Natty hizo a Formosa, conversaron por última vez en tono de despedida definitiva: “Sabíamos que no nos íbamos a volver a ver, y nos lo decíamos”.

“No podemos despedirla con tristeza, la tenemos que despedir con un ‘gracias’. No podemos maldecir una enfermedad porque se la llevó, en realidad tenemos que agradecer todo lo que nos enseñó, porque ahora se va a hacer más presente su espíritu”.