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Tras un multitudinario funeral, el papa Francisco ya descansa en la basílica de Santa María la Mayor

El Vaticano enterró al primer pontífice argentino de la historia ante la presencia de más de 200.000 personas.

El cardenal Giovanni Battista Re bendice el ataúd. (Dylan Martinez/Reuters)

El 26 de abril de 2025, el mundo despidió al Papa Francisco, primer pontífice latinoamericano de la historia, quien falleció tras haber dedicado su vida a la iglesia y a los marginados de la sociedad. La ceremonia comenzó en la Plaza de San Pedro, donde centenares de miles de personas, entre creyentes y no creyentes, aguardaron en silencio para rendir homenaje a un hombre cuya misión fue sacar a la iglesia a la calle, siempre cerca de los pobres, los refugiados y los desposeídos.

En su última misa de Pascua, celebrada solo unos días antes de su fallecimiento, Francisco mostró al mundo su firme determinación y dedicación. Con sus últimas fuerzas, saludó a los fieles congregados en el Vaticano, y su recuerdo siguió vivo a lo largo del emotivo funeral. A lo largo de la ceremonia, se recordó la visión de Francisco de una iglesia como un “hospital de campaña”, siempre al lado de los más necesitados. El cardenal Giovanni Battista Re, quien ofició la misa, destacó su incansable trabajo por la paz y la fraternidad, dos valores fundamentales que el Papa promovió a lo largo de su pontificado.

El funeral, que reunió a más de 200.000 personas en la Plaza de San Pedro, también fue una ocasión de encuentros políticos inesperados, con figuras como Donald Trump y Volodímir Zelenski, quienes se reunieron brevemente antes de la ceremonia. Además, dignatarios de todo el mundo asistieron para rendir homenaje a un líder que se ganó el respeto no solo como jefe de la iglesia católica, sino también como figura de trascendencia mundial.

Después de la misa, el féretro de Francisco fue llevado por las calles de Roma en el papamóvil, permitiendo que los fieles se despidieran del pontífice mientras su cuerpo era transportado hasta la Basílica de Santa María la Mayor. Allí, tras una última oración y la entonación del Regina Caeli, se colocó el ataúd en su sepulcro final. A lo largo de este recorrido, su funeral fue un reflejo del mundo diverso que él abrazó: una ceremonia de unidad y fraternidad, que incluyó tanto a líderes mundiales como a los más humildes, los que siempre fueron el centro de su misión.

Francisco descansará bajo una losa de mármol en Santa María la Mayor, en Roma, cerca de las raíces de su familia italiana, mientras el mundo entero recuerda su incansable lucha por una iglesia inclusiva y cercana a los más necesitados. Su legado perdura más allá de su muerte, dejando una huella profunda en la historia de la iglesia y de la humanidad.

Con información de Infobae

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