El "peritrucho", camino al juicio oral por plantar prueba

El oscuro adiestrador Marcos Herrero está cada vez más cerca de enfrentar un nuevo juicio oral en su contra. Ya condenado en Mendoza por plantar huesos -y hacerlos pasar como evidencia en la causa por la desaparición de una mujer-, en los próximos meses en nuestra ciudad será sentado en el banquillo para ser juzgado por las tropelías cometidas en el Caso Facundo. También lo esperarán procesos similares en otros puntos del país.

Como viene repetiendo este medio en los últimos tres años, el peritrucho se dedicó a embarrar todo en la Causa Facundo. Su único objetivo fue sembrar prueba falsa para “robustecer” la teoría sostenida por la querella -y también por algunos fiscales- sobre la "desaparición forzada" del joven Astudillo Castro a manos de policías bonarenses.

El embustero fue realizando falsos y ridículos hallazgos: amuletos, piedras, huesos de vaca y pelos para culpar inocentes. Y lo peor: con esa prueba bizarra se llegó a pedir detenciones y procesamientos.

Casi todos sabían como habían sido los hechos. El joven se ahogó sin la participación de terceras personas en la ría, sin embargo unos cuantos decidieron mantener el “show”. ¿Conveniencia política, ingenuidad extrema o negocio?

Además de los “olores de Facundo” detectados en cuanto auto le acercaban, Herrero declaró haber encontrado sangre en varios patrulleros. Por supuesto, todo falso. Pese a que todo era ridículo, su infame show tuvo penetración: gran parte de los medios y la política agitaron las mentiras. Los fiscales Andrés Heim -ahora juez-, Horacio Azzolín y Iara Silvestre no quisieron o no se animaron a frenar el circo. Una explicación posible puede ser que ninguno de ellos reside en la ciudad.

A mediados de este año, finalmente llegaría algo de sentido común -y justicia- al caso. El juez Walter López Da Silva dio un paso importante y le puso un mínimo de coherencia a tanto dislate. Dictó el procesamiento de Herrero por su delictual accionar en la causa. Engañar y ensuciar el expediente no podía ser gratis. La medida fue tomada a pedido del fiscal Santiago Ulpiano Martínez.

Herrero optó por no defenderse de las acusaciones cuando fue citado a indagatoria. Como no tenía margen para seguir mintiendo, decidió guardar silencio. En estos momentos el expediente está listo para ser elevado a juicio oral, sin embargo algunos jugarán fuerte para evitarlo. Los abogados de la madre de Facundo desplegaron un plan de acción: asumieron la defensa penal del peritrucho e intentan recusar al fiscal Martínez. A esta maniobra judicial podrían sumarse -llamativamente- los fiscales Azzolín y Silvestre, que en una situación normal deberían celebrar y acompañar a que se condene al ensuciador serial de expedientes, que se supone también engañó y perjudicó a ellos en su buena fe.

La querella intentó sacarse de encima a Martínez quejándose ante el propio Da Silva, que le rechazó de un saque sus pretensiones. Ahora apelaron ante la Cámara Federal. Creen que si voltean al fiscal podrían hacer zafar a Herrero o, por lo menos, ganar tiempo.

Es que la caída de Herrero no solamente le daría un cierre definitivo al expediente principal por la muerte de Facundo, sino que pondría en serios aprietos a otras personas. Y eso, sin dudas, es lo que más inquieta. Es en defensa propia.

Los hechos son los hechos. Y tarde o temprano se imponen, aunque en el camino haya “manos amigas”.