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Por Jaime Linares

Los desafíos de la Biblioteca Rivadavia de cara a sus 140 años

La Biblioteca Rivadavia es una causa de Bahía Blanca, que convoca a nuevos compromisos para con ella.

Por Jaime Linares, exintendente y presidente de la Biblioteca Rivadavia

La Biblioteca Rivadavia conmemora en pocos días, 140 años de su fundación, que fue el 16 de julio de 1882. Para poner una referencia en el tiempo, dos años antes de la llegada el Ferrocarril a Bahía Blanca.

Un grupo de vecinos, entre los que se encontraban Felipe Caronti y sus hijos Luis y Juan; Eliseo Casanova; Leónidas Lucero; Angel Brunel; Daniel Cerri y otros, donaron sus libros para ponerlos a disposición de todos los que los necesitaran, en una aldea de unos 4000 habitantes, convencidos que aportarían una Institución – junto a la Sociedad Italiana, las más antiguas de la ciudad- para cimentar el progreso y desarrollo en esta tierra alejada de todo.

Hoy su hemeroteca es depositaria de todo lo que se ha publicado en Bahía Blanca desde 1882 a la fecha. Todos sus diarios, periódicos y revistas, que es la historia misma de la ciudad, a la que se le suman más de 150.000 volúmenes, que la ubican como la más importante del país, como biblioteca popular, que son las sostenidas mayoritariamente por sus socios.

Su edificio construido en 1930 con el legado de uno de sus fundadores, Luis Caronti, está reconocido como Patrimonio Arquitectónico Nacional, y agrega al depósito, áreas de lectura y un auditorio para 400 personas, por el que han pasado innumerables figuras de la cultura nacional.

El conjunto, la Biblioteca Rivadavia, con su patrimonio bibliográfico; el auditorio; sus salas de lectura; sus lugares para exposiciones; su hemeroteca y sus espacios para cursos y talleres, es un patrimonio de toda la ciudad a la que viene acompañando, y lo seguirá haciendo si comprendemos que el contexto actual es una etapa nueva y  diferente que deben transitar las bibliotecas ante la aparición de medios digitales; internet; redes y otras, que irán agregándose a la vida cotidiana de la sociedad y modificarán sus hábitos, como lo han hecho en los últimos años.

Es de alta urgencia entonces, renovar su funcionamiento y objetivos para las demandas actuales, complementarias a lo que históricamente ofreció, para que siga contribuyendo al crecimiento personal de los ciudadanos. La Biblioteca Rivadavia no es patrimonio de los escasos 1500 socios que hoy siguen aportando sus cuotas para el sostenimiento, sino un patrimonio colectivo de todos los bahienses, ya que ha sido columna central durante generaciones para el desarrollo de la comunidad.

La pérdida constante de asociados en los últimos treinta años, consecuencia de múltiples circunstancias, ha reducido enormemente sus ingresos mensuales. La Municipalidad se ha hecho eco de esta idea de “patrimonio colectivo”, y ante la crítica situación económica, mediante convenios, aporta para agregar ingresos, y se han podido dar más posibilidades de usos compartidos, que han contribuido con artistas locales para la difusión de sus obras, y reducido el déficit crónico que arrastra.

La Biblioteca Rivadavia es una causa de Bahía Blanca, que convoca a nuevos compromisos para con ella, en este tercer siglo que transitan juntas, y seguramente así será, como reconocimiento a los visionarios fundadores, a las generaciones que se nutrieron en ella, y por las nuevas generaciones que nos sucederán. Con la colaboración de todos seguirá, no como parte de una historia pasada, sino como una institución renovada a los nuevos tiempos. La mejor manera de esperar el futuro es ir en su búsqueda, y en eso estamos.

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