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Ocaña se confiesa: “Mi ciclo en la política terminó”

Uno de los hombres de confianza de Jaime Linares reveló que llegó a la función pública de casualidad. “Hoy, a la distancia, admito que me hubiese gustado ser Intendente de Bahía Blanca”, señaló ex titular de la UCR local.

Por Leandro Grecco / [email protected]
Instagram: @leandro.grecco – Twitter: @leandrogrecco

La política se define como el arte de lo posible, una frase que ha sido interpretada de manera diferente en contextos distintos, pero que en cualquier caso tiene varias interpretaciones, tan heterogéneas como los tiempos que corren, donde la inmediatez y la imagen o el mensaje incluso son más importantes que los hechos en sí mismos.

El año 1983 marcó un hito para el país y le puso un cierre a una etapa muy dolorosa de la historia. La democracia se encamina a cumplir 40 años sin interrupciones y, más allá de los vaivenes, se estableció como el régimen con más y mejor predicamento entre la población que pudo tener participación activa en la elección de sus representantes.

En Bahía Blanca, aquellos años también llegaron cargados de ilusiones, las cuales algunas se fueron diluyendo con el paso del tiempo, más allá de que la esperanza sea lo último que se pierde. La UCR condujo los hilos de los albores de la nueva era, y uno de los que formó parte de ese proceso fue quien le confesó a LA BRÚJULA 24 que su carrera en la labor pública terminó. Hoy, nos metemos en la intimidad de Carlos Ocaña.

“Nací el 30 de enero de 1953 en Tres Arroyos. Me casé en 1982, fruto de ese matrimonio al año siguiente nació mi hijo (hoy Contador Público y padre de dos hijos) y, en 1985 llegó al mundo mi hija que es Arquitecta y vive en Buenos Aires. Me separé en 1999 y desde hace un tiempo estoy en pareja con la cual ensamblamos las familias”, comenzó resumiendo instantes después de sentarse en una mesa de un café de la avenida Alem.

Y prosiguió con su derrotero mental: “Soy nieto de inmigrantes españoles por ambas ramas e hijo único. Mi papá trabajaba en el diario La Voz del Pueblo y mi madre era maestra. A él le surge la posibilidad de incorporarse a La Nueva Provincia. En aquel entonces, me faltaba un año para terminar la primaria, por lo tanto fue él quien se instaló inicialmente en Bahía Blanca, luego lo siguió su esposa y yo me quedé con mi abuela hasta que concluí sexto grado. No fue sencillo, pero al tratarse de un cierre de ciclo e iniciar la segunda etapa académica, se simplificó”.

“El secundario lo cursé en el Colegio Nacional de Bahía Blanca. En aquella época no tenía en mente vincularme en la política más allá de la simpatía por el radicalismo y algunos amigos que militaban, a tal punto que hice la carrera de Ingeniería Civil en la Universidad Nacional del Sur. Mi tío, ya fallecido, había estudiado esta carrera en La Plata y pudo haber sido mi influencia”, teorizó, quien durante muchos años estuvo en los primeros planos de la escena pública local.

No obstante lo cual, arremetió sobre la línea de tiempo personal: “En casa siempre se habló mucho de actualidad por la labor profesional de mi padre que era frondizista. Me tocó una época donde ir a cursar implicaba que un soldado con una mesita revisara un listado para saber si pasabas o no”.

Un encuentro fortuito que cambió su destino

Norberto Martínez, Fernando Trellini, Quique Sánchez, Rubén González, Oreste Retta y Carlos Ocaña.

Hubo un episodio que Ocaña registra como vital en su futuro: “Cuando me recibí, en diciembre de 1978, me ocurrió algo que fue un golpe de suerte en mi vida. En febrero comencé con los trámites para obtener la matrícula y el Consejo de Ingeniería estaba en calle Fitz Roy, frente a la parte trasera de la Cooperativa Obrera, un edificio en el que actualmente funcionan dependencias del Poder Judicial”.

“Vivía en el edificio Plaza que está en calle Alsina y para llegar hasta allí entré por la Municipalidad y la crucé por completo para luego ingresar al supermercado y hacer exactamente lo mismo hasta aparecer en la oficina donde iba para agilizar el trámite, cortando camino. En el hall del Palacio comunal me encuentro con un amigo que había estudiado conmigo y se había recibido antes y era empleado en el municipio”, suma el ex funcionario municipal, en una historia que lejos estaba de terminar.

Y agrega: “Este muchacho me comenta que en ese preciso instante le iba a plantear al secretario de Obras Públicas (de apellido Coccia), que había sido profesor nuestro, su idea de renunciar porque le salió una posibilidad en Vialidad Nacional. Me pregunta si a mi me interesaba el puesto. Fuimos al despacho para informarle la decisión y sugiere que sea yo su reemplazo, a lo que respondí afirmativamente”, al tiempo que recordó que comenzó con un contrato por tres meses para inscripción de obras viales.

“En ese momento no sabía qué era lo que quería. Con un amigo que se había graduado antes y era un poco mayor que yo, alquilábamos una oficina. Era una casa con dos habitaciones, en una estábamos con él y en la otra trabajaban Linares y un colega de él que se habían recibido de agrimensores. A Jaime lo conocí porque teníamos amigos en común. En 1982, íbamos juntos al Comité y teníamos una participación importante, apoyando la figura de Alfonsín que tiempo después iba a ser Presidente”, marcó Ocaña como primer paso de su militancia.

A partir de allí, la historia más visible: “Cuando Cabirón gana la intendencia hizo promesas muy concretas: terminar con las canillas públicas en tantos barrios que no tenían agua y hacer los desagües en Villa Mitre, donde cada vez que llovía la gente sacaba los colchones a la vereda. Le ofrece a Jaime la Secretaría de Obras Públicas y para subsecretario el indicado era yo porque, además de ser su amigo, conocía la Municipalidad desde adentro”.

Carlos Lemos, Juan Carlos Cabirón, Jaime Linares, Oscar Doria, Carlos Ocaña.

“El primero de los dos objetivos se pudo cumplir rápidamente porque el Intendente había trabajado en Obras Sanitarias como abogado y conocía a todos ahí adentro, quienes le dieron una gran mano. Además, Armendáriz había ganado la provincia, lo que le daba acceso a los proyectos y los presupuestos. Lo de los desagües costó un poco más, pero se logró”, concluyó en tal sentido, rememorando que ese cargo lo desempeñó hasta 1987.

En el repaso, el tresarroyense (bahiense por adopción) hincha de Boca y Olimpo recordó que “luego vino la interna en la que Juan Carlos compite con Carlos Lemos que termina con Jaime en el HCD, por ende yo subo un escalón y tomo su lugar en la secretaría, hasta 1991. Con el tiempo fui descubriendo que tenía manejo político, en un esquema diferente al actual, había un diálogo distinto”.

“En la primera intendencia de Linares fui secretario de Obras Públicas; permanecí otros cuatro años más. Toda la planta permanente y los pocos funcionarios que venían abajo eran los mismos y había una continuidad”, trajo al presente, marcando otro momento de quiebre: “Cumplido ese ciclo, en 1995 incursioné por primera vez como concejal, donde incluso presidí el recinto. Para mi era un desafío porque venía acostumbrado a ejercer una labor ejecutiva, totalmente distinta a la nueva actividad que planteaba mi vida”.

Pero a Ocaña no le resultó imposible porque “tenía contacto permanente con los ediles durante mi etapa como funcionario y no surgían inconvenientes de vivir la experiencia desde otro lugar. Aquel momento coincidió con una victoria abrumadora de Jaime que nos permitió tener una amplia mayoría en el Concejo, siendo 15 sobre 24 en total”.

La semana más convulsionada como funcionario

Junto a Juan Pedro Tunessi y Linares.

Sus últimos tiempos en la Municipalidad no estuvieron ajenos a momentos duros: “Ya en 1999 regreso al Ejecutivo. Al poco tiempo se produjo el escape de cloro en Ingeniero White, lo cual causó un gran revuelo. Medio Ambiente era una dirección que respondía a la secretaría de Salud y Acción Social. A partir de aquel acontecimiento, se armó algo con una mayor jerarquía, lo que dio paso a la creación de la Secretaría de Política Urbano Ambiental que incluía la órbita de Plan Estratégico con José Zingoni y Medio Ambiente con Braulio Laurencena”.

“La situación se agravó porque a los pocos días se produjo un escape de amoníaco cuando Profertil estaba por arrancar su planta. El ambiente estaba muy caldeado y aquello fue la gota que rebalsó el vaso, en tiempos donde se amplió el Polo Petroquímico, con gran movimiento de gente y maquinaria, independientemente de lo que implicaba en generación de puestos de trabajo”, recalcó Ocaña.

Ocaña intendente, un anhelo que no lo desvela

Acompañado de Linares, Marcelo Feliú y Jorge Otharán.

El entrevistado de esta semana fue consultado sobre sus aspiraciones y si figuraba en su radar haber probado ser candidato a jefe comunal: “Hoy, viéndolo a la distancia, no me hubiese disgustado tomar la posta de Linares. Así como fui haciendo mi carrera política en virtud de asumir los cargos que él dejaba, ser intendente de Bahía es algo que nos gustaría a todos los que estamos en política. En aquel entonces, muchos me decían que yo iba a ser el continuador, pero no se dio. No obstante, no lo considero una cuenta pendiente, porque la ciudad se ha complejizado mucho”.

“En 2003, cuando el que gana la elección para jefe comunal es Rodolfo Lopes, me toca volver al Concejo encabezando la lista e ingresando siendo oposición. Su destitución me causó tristeza porque lo conocía de muchos años. La prensa jugó un rol muy importante, ejerciendo presión para que se terminara su gestión. No obstante, había elementos para que se determine su salida, con un caudal de documentación tanto en lo administrativo como en lo penal”, repasó, más de 15 años después de ese suceso que tomó notoriedad a nivel nacional, ubicando a Bahía Blanca en la agenda de los medios hegemónicos.

Y ahondó más en aquello: “Fue una lástima porque la ciudad sufrió mucho, si tomamos en cuenta la continuidad y lo que le costó al radicalismo recuperar terreno, más allá de que en 2007 (Juan Pedro) Tunessi no estuvo tan lejos de vencer en las urnas a Breitenstein. Otra hubiera sido la historia si no se daba ese resultado”, al tiempo que rememoró que lo último suyo en la gestión pública fue 2011, como concejal.

Ingeniero y docente universitario

Paralelamente a su derrotero político, lo académico ocupó horas y horas de su rutina: “Otra faceta en mi vida fue mi labor en la UNS, donde rendí en 1982 mi primer concurso como ayudante de docente. Ingresé a una cátedra de Hidráulica, luego rendí para una materia denominada Estudio de Ensayo de Materiales que a mí siempre me gustó y, por suerte, pude estar un largo tiempo allí”.

“Para aquel entonces realicé un postgrado en Higiene y Seguridad en el Trabajo que fue un tema que seguí de cerca y durante mi etapa como concejal trabajé asesorando en ese ítem y, al día de hoy, aún me queda algún cliente. Posteriormente surgió otro concurso en una categoría mayor en Legislación Aplicada a la Ingeniería, algo que tenía mucho que ver con lo que había hecho en la gestión pública y lo sostengo hasta la actualidad”, detalló Ocaña, mientras el mozo se acercaba con el segundo café.

En medio de dos referentes de la UCR.

Más adentrado en el presente, explicó: “Ahora soy profesor asociado y me tendría que haber jubilado a los 65, pero me dieron la opción de seguir hasta los 70 y acepté. A tal punto todavía me mantengo activo que como Ingeniero hago de manera esporádica cédulas catastrales, un trámite que se exige cuando hay un cambio de dominio”.

Pasado, presente y futuro del radicalismo

Ocaña se detuvo puntillosamente en los vaivenes de la UCR: “La decadencia no se explica desde lo que pudo ocurrir en Bahía Blanca, hay un contexto a nivel nacional después de 2001 con la caída de De la Rúa y el fracaso de la Alianza que hizo que el partido empiece a flaquear”.

“Ya en mi tiempo al frente del Comité tuve buen diálogo con Gay, más allá de que siempre me costó ver su ideología. Creo que el radicalismo debía tener más protagonismo y se lo manifesté. Aquello se veía cuando peleaba un lugar en las listas, del mismo modo que lo hacía la Coalición Cívica. Recuerdo que en la negociación de 2017 me ofrecía solo el tercer concejal y me parecía poco. Luego me sumó también al sexto e incorporó gente en el Ejecutivo y dos consejeros escolares, de los cuales ingresó el segundo nuestro que pensábamos que no iba a entrar y lo hizo”, aseveró el dirigente de 68 años.

Pronunciando un discurso que es escuchado con atención por Héctor Gay y Juan Pablo Baylac.

En tal sentido y con un dejo de resignación, disparó una suerte de crítica: “Lo que nunca logramos fue poder tener una participación en la opinión dentro del espacio. Tunessi era referente en la región, ejerciendo su rol de Secretario Parlamentario y Daniel Salvador que era vicegobernador, no tenía mucha simpatía con la ciudad. Pese a que intenté acercarme y hasta le pedimos una audiencia”.

“Era impensado que Bahía Blanca no tuviera un legislador provincial del radicalismo, siendo el último Jaime Linares en 2005. Luego de idas y vuelta, terminó poniendo a los dos que ahora van a reelegir: Emiliano Balbín y Anahí Bilbao, de Salliqueló y General Lamadrid. No tengo nada en contra de ellos, pero no me parece que sea lógico”, manifestó, explicando que “en ese contexto notábamos que iba a ser difícil que el intendente nos diera bolilla”.

Sobre la llegada de Gay a la función pública, Ocaña sostuvo que “en sus tiempos como periodista nunca me imaginé que Héctor iba a ser político y lo mismo me ocurre ahora con Natali. Ambos ingresaron del mismo modo, al primero lo midió De Narváez y a Lorenzo, Monzó. Esto ya lo hizo Menem, a lo mejor de forma diferente, pero marcando el fracaso de la clase política”.

Ocaña le baja la persiana a su labor activa en la UCR

El título de la nota lo dejó cuando la charla entraba en su tramo epilogante: “Siento que mi carrera política se terminó cuando dejé la presidencia del Comité, el cual luego fue comandado a nivel local por Emiliano (Álvarez Porte) y actualmente por Silvina (Cabirón). Hoy estoy jubilado, pero cuando surge alguna reunión participo, pero no es mi intención ocupar ningún cargo. A tal punto que me mantuve al margen de este cierre de listas de los últimos días”.

“Desde hace algunos años observo a una generación nueva que estaba instalada, participando desde la Juventud, con Federico (Tucat) que asumió como concejal, una dirigente como Gisela (Caputo) que también viene haciendo camino al andar. Si bien tengo muy buen diálogo con Juan Pedro (Tunessi) y ocasionalmente hablo con (Juan Pablo) Baylac a quien veo que es el que está más activo en las redes y me une una amistad de tantos años, tomé la decisión de tomar cierta distancia de la política”, aclaró, con énfasis y sin titubear.

Sus últimos tiempos como dirigente activo de la política bahiense.

Por último, tiró el ancla con relación a lo que se viene en pocas semanas: “La sensación que me queda es que Manes va a tener éxito. Esta semana lo escuché en un programa de televisión y percibí que habla de otra cosa, más allá de que le preguntaban lo que habitualmente se le consulta a un político. Él decía que aceptó la propuesta de ser legislador porque quiere hablar del futuro, no del pasado. De esa manera, se saca la mochila de Macri, en una postura muy inteligente de su parte”.

“Siempre que lo escuchaba hablar cambiaba de canal porque hablaba mucho de temas vinculados con el comportamiento del cerebro, pero ahora noté que tiene la habilidad de ligar lo cotidiano con la neurociencia. Si puede hilvanar un buen discurso, podría dar el zarpazo. Y si le gana a Santilli, quedará muy bien perfilado pensando en 2023 en detrimento de Rodríguez Larreta quien se juega una patriada en esta elección”, cerró en tal sentido.

Hoy, los días de Ocaña transcurren repartidos entre su tarea docente, el golf y cada tanto un asado con la familia, mientras tanto espera que se normalice el contexto para volver a disfrutar de hacer un viaje al exterior, experiencia a la que le tomó el gustito después de terminar en el Concejo donde pude recorrer Europa y visitar Nueva York: “A fines de 2019 compré dos pasajes para ir en mayo de 2020 con mi mujer a Budapest, Praga, entre otras capitales. Los renové en las últimas semanas del año pasado para poder cumplir con aquel plan en el mismo mes, pero de este año y la pandemia nos truncó”.

El próximo viaje fue más corto, a su domicilio, donde se sigue cuidando del Covid-19 que acecha con la llegada de la variante Delta.

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