De Ayer a Hoy
Martín Iglesia Braun, un ejemplo de cómo asimilar el más profundo dolor
A casi 24 años del doble crimen, el hermano de una de las víctimas confesó aspectos hasta hoy desconocidos de la fatídica madrugada que cambió su vida: “No existe un solo día en el que no recuerde a Horacio”.

Por Leandro Grecco
Facebook: Leandro Carlos Grecco/Instagram: @leandro.grecco/Twitter: @leandrogrecco
La lluviosa noche del sábado 26 de agosto del 2000 iba a ser un presagio de la tempestad que iba a envolver a dos familias en particular y a la comunidad bahiense en general. Dos chicos que llevaban más de tres años en pareja habían programado ir al cine, sin saber que horas más tarde los esperaba el peor de los finales.
Horacio Iglesia Braun estuvo en el cumpleaños de una amiga y en los primeros minutos del domingo se dirigió a la casa de María Victoria Chiaradía, para ver una película en una de las salas del Bahía Blanca Plaza Shopping, lugar al que nunca llegaron. Un llamado de “Vicky” a su mamá, a las 5:26, dando cuenta de que iban a regresar más tarde a casa por un problema en el Chevrolet Corsa de “Hori” fue lo último que se supo de ellos.
Al amanecer del 27 de agosto, las familias radicaron la denuncia y luego de una denodada búsqueda y una semana después de la aparición del auto, sus cuerpos fueron encontrados en un monte de cipreses perteneciente al campo “Sauce Corto” ubicado sobre el camino vecinal “La Laura”, a 2500 metros de la Ruta Provincial Nº 76. Martín es el hermano de una de las víctimas y, en LA BRÚJULA 24, exteriorizó sus sensaciones.

“Horacio era un chico alegre, muy maduro para su edad, siempre estaba pendiente de todo y de todos, en especial de su familia y amigos. Somos cuatro hermanos: Andrea que es la mayor, luego venía él, yo y Josefina que es la más chica y en mi caso particular no hay un solo día que no recuerde a mi hermano. Es algo que me ocurre en lo cotidiano y cuando recuerdo aquel episodio siempre insisto en que fue todo muy rápido, de un día para el otro”, lamentó Martín Iglesia Braun, con el aplomo de quien se convirtió en un sostén para un entorno que aún debe lidiar con semejante sensación de impotencia.
La primera etapa post doble crimen fue compleja: “Al mes de que los mataron, empecé a sentir que me costaba mucho conciliar el sueño, me despertaba a las 2 de la mañana, tocaba la cama de al lado para tratar de encontrarlo. Creía que lo que estaba viviendo no podía ser real, hasta que al despabilarme un poco más, terminaba cayendo en esa triste realidad”.
“Pasaron más de 20 años, pero el recuerdo es muy nítido. Hace unas pocas horas volví de vacaciones y, tal como me ha sucedido en otras oportunidades, noté que me hubiese gustado compartir ese viaje con él. Siempre me interrogo ‘qué hubiese pasado si él estaría en determinada situación’, en el caso de este último viaje me preguntaba cómo la habría pasado con mis sobrinos, los hijos que soñaba tener Horacio”, enfatizó con lágrimas en sus ojos.

Y se cuestionó en voz alta: “La duda recurrente es cómo sería nuestra vida si no lo hubiesen matado, qué cosas hubiésemos compartido o si hubiera cambiado el camino que finalmente tomé. Todavía al día de hoy me ocurre, con menos frecuencia pero aún pasa, que la gente te frene en la calle y te reconozca al habernos convertido en personas públicas por aquel suceso”.
“En este viaje en familia que hice recientemente a Bariloche me ocurrió que, cuando doy mi apellido en un negocio, los que atendían eran de Bahía y me reconocieron por el homicidio de los chicos. Incluso nos quedamos conversando un rato, algo que no me incomoda en lo más mínimo porque en todos estos años aprendí a vivir de una manera diferente”, recalcó el joven, sobre esos episodios tan inesperados como sorpresivos que le presenta el destino.
No obstante, reconoció que “al principio, sufrí mucho esta pérdida, pero luego, si bien ese dolor te sigue acompañando, empezás a entender esa ausencia, convivir con eso. Hay interrogantes sobre su futuro truncado que jamás van a tener una respuesta y eso es lo que más lastima. Cuando sucedió el hecho, él estaba estudiando Administración de Hoteles y hasta tenía un proyecto gracias a una primera experiencia laboral muy incipiente que se le había presentado”.

“El último tiempo que lo pude disfrutar nos pasó algo muy lindo de salir juntos y amalgamar a mis amigos con los de él. El fallecimiento de Horacio hizo que mi grupo del secundario y la barrita de él seamos solo una, lo que llevó a que compartamos asados y viajes que solemos hacer en conjunto”, infirió Iglesia Braun, añorando tener cerca a su fiel ladero, a sabiendas que eso ya no será posible al menos en este plano.
El magnetismo que tenía en vida, eso de ser querido por todos los que lo conocían, aún persiste más allá de su ausencia física: “Él siempre aparece en cada una de nuestras charlas, es inevitable que lo mencionemos en todas las reuniones, no importa si hay o no una anécdota de por medio y sistemáticamente a colación de esos recuerdos que son todos muy hermosos. Pareciera que los vivimos ayer, pese a que transcurrieron más de 20 años”.
“Después de que murió Horacio, el vínculo con mis padres cambió, en especial con mi papá (Héctor, con una dilatada y ascendente carrera en la fuerza policial) con quien logramos tener una relación más fluida hasta el momento en el que partió. Empezó a compartir conmigo cuestiones ligadas a su trabajo, se abrió mucho más y fue una etapa bella que atesoro en mis recuerdos”, comentó, soltando cada palabra con profundo pesar.

Sin embargo, rescató lo positivo de entre tantas heridas: “Me hacía participar de varias de las decisiones que debía tomar después de que se jubilara. Ante algún ofrecimiento laboral, me consultaba, siempre anteponiendo a la figura de mi mamá, porque su temor era que si aceptaba el empleo, lo iba a echar de casa (risas). Mi función era la de interceder para evitar que eso no sucediera, tratando de calmarla”.
“Tiempo después del crimen de Horacio, mi papá se convirtió en jefe de la Policía en un momento en el que estaban muy en auge los secuestros extorsivos y logró eliminar de raíz esa modalidad de delito, existen estadísticas que acreditan ese compromiso que asumió a partir de la pérdida de su hijo. Por eso, tengo la absoluta certeza de que el homicidio de los chicos lo marcó para todo el resto de su vida”, exclamó con tono firme, evitando dejar algún margen para las dudas.
Tal es así, que lo argumentó: “En 2004 estuvo trabajando en San Martín, en el partido de Tres de Febrero e intervino en 56 secuestros extorsivos con víctimas liberadas y dinero recuperado. En una ocasión, en un operativo para rescatar a un rehén, me contó que se tiró arriba de la persona que había sido tomada cautiva y escuchó un disparo. El delincuente se suicidó, pero mi papá pensó que el tiro había sido para él. No me cabe ninguna duda que el duro golpe que le propinó la vida lo canalizó por el lado de trabajar para erradicar esta clase de ilícitos”.

“En el juicio oral por la muerte de Vicky y Horacio, si bien uno de los imputados admitió que se mandó la macana de haber pedido un coche, nunca pudo acreditarse que la profesión de mi padre haya tenido que ver con el triste desenlace que todos conocemos. Eso es algo que tengo clarísimo”, no vaciló Martín, mientras bebía el último sorbo de su café.
Sin guardarse absolutamente nada, lanzó: “Acá, lo que se probó es que robaron un vehículo y mataron a dos chicos, si guardó relación con que él era policía, termina siendo algo secundario y solo es un condimento extra porque con ese criterio, los hijos de un juez, un fiscal, un prefecto o un gendarme también estarían en riesgo. Es algo contrafáctico”.
“Como cuñado de María Victoria puedo decir que era una chica divina, hacía una pareja espectacular con mi hermano y se querían muchísimo. Iba mucho a mi casa, era parte de la familia, se encaminaba a ser un matrimonio con Horacio, con un vínculo muy sano en el cual ambos respetaban sus tiempos y sus amistades, sin celos ni toxicidad”, explicó, sobre la mitad del ida y vuelta con este cronista.

Fue así que se trasladó imaginariamente a un momento bisagra, para el que nadie puede estar preparado: “La noche en la que ellos iban al cine y pasó lo que todos sabemos salí con los amigos de él a un boliche cerca de la rotonda de calle Fuerte Argentino. Cuando llegué a casa me acosté a dormir, me resultó raro que no hubiera llegado y a las 7:30 me despertó mi mamá y vinieron esos nueve días sin dormir hasta que los encontraron”.
“A Mirta y Roberto, los papás de Vicky, los quiero un montón, hablamos cada tanto y nos preguntamos cómo estamos. Sin embargo, debo reconocer que la vorágine del día a día hace que tal vez no tengamos ahora un contacto tan fluido como en aquellos primeros años del suceso que movilizó nuestras vidas”, detalló Iglesia Braun.
Con el inevitable paso del tiempo, fue asimilando el furibundo cimbronazo, mientras dedica parte de su tiempo a acompañar a su mamá, Silvia, la cual lleva años batallando con un problema de salud: “Siempre apuesto por hacer algo positivo, a redoblar esfuerzos, algo que en mi caso lo veo en que estoy a un paso de recibirme de Martillero y Corredor Público, una asignatura pendiente que viene de cuando falleció mi papá. En ese momento, año 2006, me puse a trabajar y mi vida volvió a mostrar un nuevo vuelco por otra situación sumamente dolorosa”.

“Siendo marido, padre y con dos hijas decidí terminar esta carrera y si Dios quiere podré desempeñar esta tarea en febrero del año que viene cuando reciba el título. Aprendí que la clave pasa por no dejar de tener proyectos, porque en definitiva lo que me pasó, por más duro que fue, es parte de la vida”, admitió, ya con una menor carga de resignación.
Volver a aquel comienzo de milenio es inevitable: “En 2002, una psicóloga me dijo algo que en ese entonces me hizo enojar pero que, con el transcurrir de los años, terminé entendiendo. Durante una conversación con Bárbara Di Santo que trabajaba para el Ministerio de Justicia y es la hermana de Ludovico, un reconocido actor argentino, me dijo que a mi me había pasado un hecho muy trágico, pero que el mundo seguía girando y la gente sigue su vida”.
“Me recalcó que nada se iba a detener porque a mí me tocó atravesar semejante trance y que el tiempo que me iba a demandar ponerme de pie era una decisión netamente mía. Y lo argumentó al pedirme que imagine cómo sería si todos los días fueran iguales, algo que comprendí cuando miré una película que se llama ‘El Día de la Marmota’”, expresó Martín, intentando dejar un mensaje a quienes pueden estar atravesando una situación traumática.

Inmediatamente sostuvo: “Fue allí que entendí que uno siempre quiere salir de ese lugar en el que se siente en pausa, pero no se da cuenta hasta que está en esa situación. Resultó algo que luego le agradecí, al comprender que, si bien parece muy crudo, el mundo no te espera y resultaría muy agónico repetir una y otra vez cada situación”.
“Me preparé para ser papá en 2014 y meses antes de dar ese paso en mi vida, a mi esposa le dije que no quería traer un hijo al mundo para que herede todo el sufrimiento y dolor que me tocó vivir, hubiese sido egoísta de mi parte. Vinieron Bianca y luego Sofía y por ellas trato de ser una persona alegre, pero ese fue un trabajo arduo que logré concretar gracias al acompañamiento de mi señora, que no puede hacerse cargo de mi pasado”, dejó en claro.
Por último, ofreció una moraleja: “Si vas caminando y cada vez que te cruzás a una persona te cuenta que está angustiada, llega un momento en el que evitás pasar por esa misma calle. De eso se trata, de ponerle buena cara, más allá de los malos días que uno puede tener. La zanahoria siempre tiene que estar adelante y si uno puede ayudar para que otro salga adelante, bienvenido sea”.

La simpleza de su relato no es más que una nítida demostración de la manera en la que volvió a armar el rompecabezas que el destino desordenó, mezclando todas y cada una de las fichas. Dos familias que con sus avatares y altibajos aprender a lamer las propias heridas, volver a subir a la ruta y que la vida ilumine a dos familias marcadas por un mismo dolor. Martín Iglesia Braun atravesó todos los estados posibles desde temprana edad y hoy, pese a todo, busca a cada momento un motivo para sonreir.
- Noticias B17 horas ago
Ingeniero White: seis detenidos y secuestro de droga en dos allanamientos
- Noticias B16 horas ago
El cargador de un teléfono celular ocasionó un incendio en el Barrio Rucci
- Destacada B13 horas ago
Megaoperativo en Bahía por contrabando: estos son los bienes y el dinero incautados
- Noticias B19 horas ago
Casi 10 millones de hogares con subsidios en la luz y el Gobierno prometió al FMI que los reducirá
- Espectáculos18 horas ago
El escándalo de Viviana Canosa afecta de manera negativa a la bahiense Vero Lozano
- Noticias B18 horas ago
Feroz tormenta en La Plata: granizo, vientos huracanados y caída de árboles
- Noticias B17 horas ago
Una militar sufrió una grave lesión durante un entrenamiento de la Armada: hay 9 detenidos
- Destacada C15 horas ago
Abogado de Frany: "Es absurdo creer que estafó a gente entre la que está su familia y amigos"