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INFORME ESPECIAL

Food-trucks: la propuesta gastronómica que es más que una moda en Bahía

Los tradicionales “carritos” ganaron terreno y llegaron para quedarse. Los puntos que establece la ordenanza para su explotación. Y la óptica de los trabajadores de un rubro en ascenso.

Por Leandro Grecco
[email protected] – Instagram: @leandro.grecco – Twitter: @leandrogrecco

Las modas, como tal, resultan ser efímeras, fugaces e incapaces de perdurar con el paso del tiempo. En ocasiones muchas de ellas se reciclan, para que eso que en determinado momento parece extemporáneo y anticuado se convierta en una verdadera tendencia en la actualidad.

También ocurre que numerosas actividades con un impacto mucho más paulatino, logren ganarse el beneplácito de la sociedad, la cual les levanta le pulgar definitivamente para que puedan desarrollarse sin temor a quedar en el olvido de manera repentina y sin una explicación aparente. Con pasos cortos y sólidos, suelen hacerse un lugar para quedarse.

El boom de los célebremente conocidos como “carritos”, hoy llamados con cierto tono de glamour food-trucks, se transformó en una tendencia difícil de poder extinguir. Al surgir como una más que válida alternativa gastronómica que, en consonancia con lo que ocurre en todas las ciudades de la envergadura de Bahía Blanca, ofrece una variada propuesta en los sectores más transitados de la ciudad.

Algunas normas controlan su funcionamiento

El marco regulatorio para que los llamados Food Trucks, puedan ejercer el comercio y elaboración de alimentos y bebidas en la vía pública, espacios verdes públicos y privados y demás lugares previamente autorizados por el municipio establece una serie de pautas, las cuales están tipificadas en una ordenanza, una normativa en la que detalladamente está enumerado qué productos se pueden expender y cuáles están terminantemente prohibidos, entre los que se destacan las bebidas alcohólicas.

La comuna define a los camiones de comidas como una propuesta gastronómica creativa, saludable, que se ofrece a precios accesibles y donde los alimentos y/o bebidas son elaborados y comercializados dentro de un vehículo motorizado/remolcado autosuficiente y/o trailer, con un diseño innovador y atractivo que garantice las condiciones de higiene y la salubridad. Además, son condición indispensable cumplir con medidas de seguridad (matafuegos, certificado de control de vectores, entre otras).

Los criterios para su instalación son variados. El primero es evitar que la instalación de los mismos afecte el normal desenvolvimiento del tránsito vehicular. El Ejecutivo se arroga el derecho de limitar reglamentariamente la cantidad de permisos a otorgar para el desarrollo de la actividad comercial, la cual puede ser llevada a cabo sin interrumpir con el normal desarrollo de otras actividades existentes en el lugar, ni restringir al público el normal uso y circulación en los espacios autorizados en la vía pública.

“Elaborar alimentos a la vista del cliente es una ventaja”

Uno de los más populares está ubicado en la intersección de las calles avenida Alem y Córdoba. Eva es su titular y dialogó con la redacción del diario digital: “Desde 2001 empecé a trabajar. No tenía ni para comer y solo con mi bandejita de acero como la de los carros antiguos en las que no entraban más de cuatro salchichas y cinco hamburguesas me animé el 31 de diciembre de ese año a lanzarme en el proyecto, una madrugada en la que me invadía la incertidumbre”.

“El primer tiempo la pasé mal, hasta que la gente me empezó a conocer y fui ampliando lentamente el emprendimiento. Uno sufre del frío, la lluvia y el viento, incluso hasta el día de hoy, pero no pierdo las fuerzas para seguir luchando, como cualquier otro trabajador. En mi caso, no tenía otra opción, en especial por mis hijos y aquí estoy, aún poniéndole garra como desde el primer momento, voy todos los días con entusiasmo”, sentenció.

Con total sentimiento, refirió que “poca gente ama su trabajo y yo soy una privilegiada, por eso lo defiendo a muerte porque es lo único que tengo. Más allá de que hay gente que nos ha denigrado, el nuestro es un trabajo sacrificado que te da cierto bienestar. A mi me permitió que mis hijos pudieran estudiar”.

“Actualmente el menú más elegido es el que ofrecemos de papas con huevo y queso cheddar que realmente salen deliciosas. Y con respecto a cualquier tipo de preconcepto que puede girar en torno a nuestra labor, todos los alimentos que elaboramos lo hacemos a la vista del cliente, que puede observar desde muy cerca el proceso antes de entregar el producto terminado”, concluyó.

“Cumplir con la ordenanza, una tranquilidad para todos”

Otro food-truck que se instaló en un lugar estratégico pensando en el movimiento que se registra los fines de semana es el que se ubica en Córdoba y Urquiza. Rubén también dejó sus apreciaciones a LA BRÚJULA 24: “Hace diez años que trabajamos en este carrito. Particularmente creo que la gente nos ha ido incorporando como una alternativa viable por las distintas opciones que ofrecemos a la hora de consumir nuestros alimentos. El cliente, cuando opta por no ir al restaurante ni rodearse de gente, puede comerlo en la calle ya sea caminando o sentado en algún banco, en el auto o en su casa. Ahí radica la principal ventaja”.

“Particularmente, nos ha ido muy bien todo este tiempo, pese a las crisis que ha atravesado y aún hoy afectan a la economía. Una de las claves tiene que ver con el hecho de que en nuestro caso somos un emprendimiento familiar, por eso el esmero y cuidado en cuanto a la calidad de cada uno de los productos, nos hace experimentar un sentido de pertenencia y cercanía con cada persona que habitualmente se aproxima a comprar”, aseguró, consultado sobre la clave para lograr rentabilidad en el rubro.

Lejos de polemizar, destacó que “la mirada conservadora respecto a cualquier tipo de connotación negativa sobre un food-truck siempre existió y aún existe. Es natural que ocurra, pero por nuestra parte y lo que puedo recoger cuando converso con colegas, el municipio está muy presente en las inspecciones, estableciendo normas que deben cumplirse a rajatabla. Por eso, incluso nosotros mismos estamos tranquilos, porque sabemos que hacemos las cosas correctamente, estando abiertos a cualquier tipo de observación, porque el último destinatario es el consumidor de la comida que todos los días se elabora”.

“Nuestra mayor actividad se da a partir de octubre y hasta marzo, con las altas temperaturas, algo que estamos esperando con ansias porque este invierno fue muy duro, en buena parte por la inflación que golpea el bolsillo de la gente. A punto tal que decidimos abrir solo los fines de semana porque no era algo rentable, sabiendo además que hay otros carros que sí trabajan incluso de lunes a jueves porque están sobre calles más transitadas”, finalizó el emprendedor.

“La competencia es alta porque ya no somos mal vistos”

Por último, Sergio, quien tiene su “carrito” en diferentes eventos los fines de semana y pronto se estará estableciendo en uno de los accesos a Ingeniero White, dejó su óptica con relación a su trabajo: “Comenzamos en el food-truck hace dos años. Debido a la pandemia, la gente comenzó a buscar lugares al aire libre y de poca aglomeración lo que llevó al crecimiento de este tipo de emprendimientos con servicios de alta calidad gastronómica en general”.

“Lo considero una opción muy válida en relación a los locales ya que se puede llegar al mismo objetivo gracias al uso de las mismas herramientas de trabajo. Además de contar con baños químicos y propios que cuenta el mismo food-truck de mucha comodidad para el cliente, siendo una buena experiencia tanto para adultos como para chicos y poder disfrutar en familia por mucho menos de lo que sale en locales tradicionales”, manifestó, al evaluar las bondades de su propuesta gastronómica.

Y sentenció: “Los criterios que se implementan para una buena higiene es la limpieza máxima del food-truck diariamente para mantener el aseo correspondiente y que no exista una contaminación hacia ningún cliente. Los nuevos cuentan con instalaciones de acero inoxidable, heladeras y frezzer para una rápida limpieza del lugar de trabajo y los alimentos además de ser elegidos diariamente, se congelan a muy bajas temperaturas y se conservan en buen estado siempre por medio de generadores o electricidad propia”.

“La competencia actualmente es muy alta, el food-truck pasó de ser mal visto a un lugar infaltable en espacios de mucho movimiento de gente y llevado no solo a plazas sino también a eventos importantes como casamientos y cumpleaños, pero considero que depende del producto que ofrece cada uno es quien obtiene más ventaja que el resto”, cerró.

La variada carta que ofrecen estos emprendimientos, sumado a las ventajas en cuanto a precio-calidad, potenciaron el rotundo éxito que experimentan los food-trucks. Ganaron la calle a base de sanear una imagen que durante décadas los estigmatizaba. Y esa consideración se la ganaron a fuerza de conducta e higiene, además de una presencia en el contralor del Estado más activa para garantizar la salubridad de los mismos.

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