habló el pistolero de universitario
Gastón Frers desde la cárcel: “Prefiero estar 100 años preso y no que mi hija esté muerta”
En diálogo con La Brújula 24, el hombre que tiroteó a su yerno en el barrio Universitario dijo que “si hubiera querido matarlo le tiraba a la cabeza”. Y le pidió perdón a sus vecinos “por ponerlos en esa situación”.

Gastón Frers, desde la cárcel de Saavedra, conversó esta mañana con La Brújula 24. Se trata del hombre de 44 años que el 23 de junio del año pasado arremetió a tiros contra Federico Ignacio Carreño, quien fuera pareja de su hija Aldana.
“Bien no estoy, es difícil de explicar, pero estoy fuerte. A mis conciudadanos les pido perdón por esa situación que les hice pasar, por ponerme sobre la ley. Y a mis vecinos perdón por esa actitud temeraria que los puso en ese lugar”, dijo quien fuera llamado mediáticamente como “El pistolero de Universitario”.
Respecto de los motivos que originaron su violenta reacción, comentó que “como padre quise proteger a mi hija, nunca tuve la intención de matar a nadie, porque esa no es mi forma de ser ni proceder. Yo pensé que a mi hija no la veía más y eso desencadenó todo. En el momento que Carreño llegó a casa estaba escuchando la grabación, lo que le había puesto a mi hija para ver qué pasaba. La veía muy deteriorada físicamente, pero nunca me imaginé que había abuso sexual, sí observaba mucha violencia física y psicológica”.
“En el preciso instante en que escuché la última parte, donde Carreño le dice que la iba a agarrar del cuello si no se coportaba, una cosa que no se la deseo a nadie. Ahí, en ese momento, se me cruzó una película por la cabeza, toda mi vida junto a mi hija. Pensé que no la veía más”, reiteró Frers con la voz entrecortada.

Por otra parte, consultado respecto de sus recuerdos del momento posterior al ataque, aseguró que “muchas cosas no las tengo presentes, las sé por el avance de la causa. Lo cierto y real es que no salí con la intención de matarlo, sea consciente o inconsciente, nunca dije incluso que es un violador o que había que matarlo. Lo he visto así en los medios, pero jamás dije eso. Sí le dije ‘hijo de puta la violaste’. Pero no que había que matarlo”.
“Yo soy legítimo usuario de armas desde el 99, no era la único que tenía porque siempre practicaba caza y tiro. Yo iba al campo y hacía y deshacía como quería. Si quiero matar a alguien le tiro a la cabeza y no necesito cuatro disparos, con uno solo me alcanza. La reacción instintivamente fue esa”, apeló.
Más frases de Gastón Frers en La Brújula 24
“La humanidad de Carreño, tenga o no la intención de hacerle daño un mi hija, con el solo hecho de agarrarla del cuello a lo mejor le quiebra la tráquea y listo, la mata”.
“El grabador lo coloqué un día antes a la mañana, cuando Aldana estaba por irse a trabajar. Lo puse encendido, se fue a trabajar y ella volvió tipo 3 de la tarde. En un descuido retiré el grabador y me fui. Al otro día me levanté para prepararle el desayuno y charlar, como hacía siempre para ver cómo estaba. Me senté en el escritorio y me puse a escuchar, ahí es donde empecé a quebrarme. Cuando llegó Carreño es cuando salí, quería intimidarlo. Creo que el primer disparo fue instintivamente para proteger la vida de nosotros y él se debe haber corrido, por eso le impactó en el tórax”.

“Protector soy, de mis hijos y familia, pero obsesivo no. No soy amigo de mis hijos, soy compañero. Hoy a la distancia puedo decir que mi hija no me decía de lo que le estaba pasado nada porque le tenía miedo a Carreño. Lo conocía, incluso compartimos alguna actividad juntos como una mudanza por ejemplo. Era muy burlón, no me gustaba, por ejemplo se burlaba de una señora con bastón”.
Sospechas previas. “Le preguntaba a Aldana y ella siempre ponía excusas, evasivas. Cuando tu hija se empieza a ocultar así es como que sabés que algo sucede, pero no podes presionar. No podía meterme en su relación. Si ella me decía que no, no podía hacer otra cosa. Carreño era su segundo novio, el primero fue un chico bárbaro de La Pampa, una relación corta”.
“Si él no hubiese llegado a casa, no lo hubiese ido a buscar, hubiese ido con mi hija a la comisaría seguramente. Después de casi un año me pregunto qué hubiese pasado si yo no escuchaba el audio y Aldana se iba y no volvía nunca más porque él cumplía con lo que le decía en la grabación. No le recomiendo a nadie tener una reacción así, yo hoy estoy acá y prefiero que me den 100 años antes de que muera mi hija”.
“A la ciudad le pido perdón por ponerme sobre la ley en ese momento, a mis vecinos por ponerlos en esa situación temeraria, y a los jueces les pido que sean imparciales, que en el fondo comprendan qué es lo que quieren. A veces nos rasgamos vestiduras hablando de violencia de género y no pasa nada, mi hija no iba a ser un femicidio más”.
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