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el testimonio de agustín

Conocé a uno de los que más está sufriendo la ola de calor en la ciudad

Es dueño y parrillero de un conocido local gastronómico. Aclaró que los cortes de luz lo tienen a maltraer. “Tomo casi cinco litros de agua por noche para no deshidratarme”, aseguró.

Trabajar al rayo del sol en estas jornadas tórridas que se vienen desencadenando en la ciudad tiene sus consecuencias, sobre todo físicas. Pero aún peor resulta hacerlo dentro de la cocina de un local gastronómico. Agustín Pavón es el dueño y parrillero de El Cardón Bodegón, que desafía no solo el clima, sino el deficiente suministro de la empresa EDES para entregar el mejor servicio a sus comensales.

“Es complicado porque a la temperatura hay que sumarle los cortes de luz. Encender la parrilla no es para nada sencillo, nos abastecemos de energías alternativas para poder sobrellevar la situación. Siempre cerramos en enero pero como este año la pandemia nos tuvo un tanto paralizados, continuamos hasta el próximo sábado”, resaltó Agustín, en LA BRÚJULA 24.

Además, en el programa “Bahía Hoy”, el joven empresario aclaró que “será imposible seguir abiertos en la segunda quincena porque hemos llegado a estar doce horas sin suministro eléctrico, perdiendo dinero y mercadería. El fuego lo prendemos a las 18:30 y para las 20 la temperatura de la cocina supera largamente los 40 grados. Ahí no podemos poner aires acondicionados porque la idea es brindar la comida caliente”.

“Así estamos todos los días hasta las 23, pero lo que más reconforta es el reconocimiento de nuestros comensales. Eso te mantiene con buenas energías, pese a que uno termina destrozado y el calor no proviene solo de la parrilla, porque también ofrecemos otros platos que requieren de horno, además de la freidora. Se pone bravo”, indicó en otro segmento de la entrevista radial.

Consultado por este raro fenómeno que se produce este año, resaltó que “nuestra temporada alta es invierno, pero el último diciembre fue muy bueno porque había gente que tenía ganas de salir en un respiro del Covid. En el salón hay dos aires acondicionados y los clientes no tienen problema de comer ojo de bife con huevo frito o canelones con estofado. Somos agradecidos de los bahienses porque no somos de acá”.

“Mientras cocino tomo tres litros y medio y antes de dormir otro litro más para no deshidratarme. Tener un restaurante era un sueño que ahora se hizo realidad y lo estoy disfrutando, más allá de cualquier contratiempo. Uno es feliz de ver que todo funciona bien y no lo quiere perder”, concluyó Pavón.

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