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Habló el hermano de la mujer hallada muerta: “No quería ser atendida”

Gustavo Piscitello es investigado por abandono de persona, rompió el silencio y atribuyó el triste final a “problemas familiares de larga data”.

Foto: Pablo Noir - La Brújula 24

Gustavo es el hermano de María Cristina Piscitello, la mujer de 57 años que fue hallada muerta por personal médico en el interior de su casa ubicada en Chacabuco al 1400, en pésimo estado físico, avanzado estado de desnutrición y múltiples infecciones.

En diálogo con LA BRÚJULA 24, el hombre (investigado por abandono de persona) se mostró acongojado y trató de defenderse de los cargos que pesan en su contra, al ser el único conviviente: “Estoy muy mal anímicamente. Mucho no quiero hablar. Siento que están jugando con nuestra intimidad. Hasta en mi trabajo me han denunciado. No hubo abandono de persona, yo sabía de la enfermedad de mi hermana, pero esto viene de arrastre por problemas familiares”.

“No dudo de lo que dicen los médicos, pero ella se negaba a ser atendida. Cumplí con su voluntad por pedido expreso de ella. Acá hay un problema de larga data. La familia es algo privado, de cada uno. Sabía a lo que me exponía, que esto iba a ocurrir. Las cosas se dieron así”, mencionó durante la charla exclusiva que mantuvo con el periodista Germán Sasso.

Consultado respecto a si hizo algo para evitar el lamentable descenlace, sostuvo: “Yo vivía solo con mi hermana y notaba su deterioro. Trataba de decirle, pero no había caso. Venimos de una familia chapada a la antigua. Trabajo mucho, llegaba muy cansado. Me afectaba enormemente lo que estaba pasando. A mí me gusta salir y a ella, quedarse adentro. Ahora solo me queda vivir como quiero. Yo no quise que mi hermana muriera”.

Creo en la Justicia y todo se va a aclarar. Me quedé solo, no tengo a nadie, solo algún primo o conocidos. Por ahora no tengo asistencia psicológica, me fui de la casa y no estoy yendo a trabajar, finalizó.

Cabe recordar que los primeros resultados de la autopsia en el cuerpo de la mujer arrojaron datos aberrantes: la atrofia muscular era tal que el profesional dejó de lado el término “caquexia” (extrema desnutrición) y le sumó un grado más de deterioro: maceración.

Además, la vestimenta que tenía se la calificó de “harapos”, y al retirarle los zapatos se encontraron úlceras en las plantas de los pies, lo que determinó que más allá del sufrimiento lógico, la fallecida hacía un par de meses que no podía caminar.

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