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Quiénes son los dueños del “geriátrico del terror”

Uno de los titulares del hogar clandestino es jardinero. “Están ocultando información”, señalan desde la investigación.

Todos los ojos bahienses apuntan hacia Avellaneda 775, el inmueble donde hasta hace apenas unos días funcionaba un geriátrico clandestino, y que desató el brote de coronavirus que pone a Bahía en riesgo de ser etiquetada como una ciudad donde la circulación de la patología es comunitaria, algo que podría poner en riesgo futuras flexibilizaciones de la cuarentena.

LA BRÚJULA 24 accedió a una serie de datos, ligados a sus responsables y que causan escozor, elevando la preocupación por la posible propagación de la enfermedad, al quedar en evidencia una carencia de profesionales idóneos en la temática de los adultos mayores.

Los dueños del hogar son Norma Trois y Joel Toniolo, quienes desempeñan tareas junto con sus hijos en la mencionada vivienda donde al momento de la clausura había seis mujeres de avanzada edad (todas infectadas), recordando que una séptima murió por COVID-19 horas antes del cierre, lo que obligó a que se inicie una puntillosa investigación epidemiológica para establecer el origen de los múltiples contagios.

Trois (única que dio negativo en su test), en tanto, aparece registrada ante la Administración Federal de Ingresos Públicos como Monotributista –Categoría D– en actividades vinculadas a la salud humana: incluye servicio de psicología, enfermería, terapia ocupacional y banco de semen.

Además de la familia, en el lugar prestaba servicio una empleada que oficiaba como enfermera. Su nombre es Elsa Castillo y, al igual que Toniolo (que ante la AFIP figura como jardinero) y sus hijos, dio positivo en el hisopado que se le practicó, quedando aislada para evitar que tome contacto con personas sanas.

El aspecto que más indignación produce es la falta de colaboración que estas personas están prestando con los epidemiólogos y sanitaristas con los que se entrevistaron. Para estos últimos, es indispensable recabar todo tipo de información vinculada con el movimiento que realizaron días previos a ser diagnosticados y, así, comprender el alcance de la circulación del virus.

En esa suerte de “mapa” que se pretende elaborar con relación a la cadena de contagios, los investigadores fueron contundentes sobre la postura de los responsables del geriátrico sin habilitación: “Están ocultando información”, aseguran.

Cabe recordar que la única aparición pública de alguno de los titulares de la residencia ilegal tuvo lugar en este medio. La hija de la pareja enfatizó que “las abuelas no tuvieron contacto con el exterior”, aunque posteriormente admitió que la mujer de 82 años fallecida había sido visitada por su hijo (esposo de la ex funcionaria Mónica Grimberg) horas antes de su deceso.

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