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La crisis por el coronavirus

El drama de los negocios de ropa: menos ventas, alquileres caros y ayudas que no alcanzan

Antonella, propietaria de Lupe, un local de indumentaria femenina, contó su historia en LA BRÚJULA 24. “Las ventas bajaron un 80%”, relató.

El centro quedará desolado una vez que termine la pandemia. Son muchos los negocios que, por diferentes razones, han decidido bajar las persianas en medio de esta crisis que agudizó todos los dramas ya existentes.

Indumentaria y calzado son sin dudas los dos rubros que más han sufrido en esta cuarentena. Si bien, se habilitó la venta online, los números no son los esperados.

Mientras tanto, los gastos fijos hay que pagarlos y las ayudas estatales no terminan siendo suficientes.

El caso de Antonella, propietaria de Lupe, local de indumentaria femenina ubicado en la segunda cuadra de Alsina, quizás sirva como un ejemplo para graficar la dramática situación.

“Al no poder abrir, intentamos negociar y llegar a un acuerdo. Planteamos pagar la mitad del alquiler, pero no hubo caso. Pagamos marzo y abril completos, pero sin ventas, no podíamos seguir manteniendo semejante nivel de gastos”, expresó en comunicación con el programa Nunca es Tarde, de LA BRÚJULA 24.

Según Antonella, las ventas bajaron alrededor de un 80%, porque la gente aún no se ha acostumbrado a comprar online.

“La mayoría de los comerciantes del rubro está en la misma situación. Hay algunos que tuvieron la suerte de que pudieron negociar el alquiler, pero igualmente la están pasando mal”, dijo.

La vida de Antonella cambió drásticamente de la noche a la mañana. Mientras tanto, intenta seguir generando ventas para poder pagarle a sus empleados.

“Los despidos están prohibidos, por lo que uno tiene que buscarle una actividad a los empleados. Los sueldos se siguen pagando con normalidad, una parte la paga el estado y la otra la abonamos nosotros”, explicó.

“Es un impacto muy grande a nivel emocional. Uno ahora tiene todo el trabajo en casa, atendiendo consultas online, atendiendo proveedores y pensando cómo pagar todo lo que tenemos que pagar. Ni se me ocurrió tomar un crédito, porque la realidad es que no sabemos cuándo vamos a poder volver a atender en un local. Imaginate que la idea no era seguir endeudándome”, aclaró.

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