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Video impactante: así fue el "hallazgo mágico" del peritrucho en Origone

Las imágenes son contundentes. Ningún equipo rastreador encontraba, pero Herrero sí. Después de tres meses, según declaró, sus perros olieron a Facundo en un objeto del destacamento. Lo desmintió el sentido común y la ciencia.

La filmación deja en evidencia cómo Marcos Herrero realizó la búsqueda de rastros en el destacamento de Origone. Allí dijo hallar la famosa “vaquita de San Antonio” entre la basura de un cuarto

Además, como muestra la filmación, ninguno de los otros tres equipos de rastros encuentra nada vinculado a Facundo ni al caso. Herrero siempre tiene éxito.

Como ya es sabido, el rastro de olor de una persona puede solo permanecer un par de horas en un objeto. En este caso había pasado 3 meses de la desaparición del joven Astudillo.

Por otra parte, se comprobó que el joven nunca ingreso siquiera a Origone (solo estuvo en el acceso y fue llevado por una productora rural desde ese punto hacia las vías que unen Ombucta con Cerri).

Tampoco se demostró la preexistencia de ese “amuleto”, sus más íntimos lo desconocieron, y lo más letal: no había rastros de ADN en ese objeto.

Además, hay que recordar que ese destacamento no estaba precintado o custodiado, estuvo todo el tiempo abierto -de acceso libre- lo cual facilitaba cualquier visita, ya que había un solo efectivo que cuando salía dejaba solo el lugar.

Pero si esto fuera poco, en la grabación se ve claramente como Herrero permanece solo -al menos 7 segundos- en el cuarto donde dice haber hallado la “vaquita”. El efectivo de la Policía Federal que lo “seguía” llega bastante después. Tuvo tiempo de sobra para plantar el objeto en ese mismo momento.

Luego, la interacción de Herrero, con su perro merece un párrafo aparte. Como en otras actuaciones, se ve al perro totalmente descontrolado, al punto que el jefe de la Policía Federal, ordena a un vecino guardar a su perro porque se “toreaba” con el del peritrucho. Los especialistas concluyeron, que esas actitudes demuestran la ansiedad del perro y un entrenamiento absolutamente nulo para este tipo de prácticas.

Más allá de lo tragicómico de Herrero, lo más grave es que con esa prueba trucha se pidieron detenciones y eso sí es irreparable.

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