Conte: "Pude ser concejal, pero nos faltaron fiscales que cuiden el voto"
El histórico dirigente de la Izquierda repasó su niñez y los comienzos militando en el Partido Obrero. La “imagen degradada” de los ediles actuales. Y una frase: “El gobierno de Milei no puede terminar bien”.
Por Leandro Grecco
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Siendo niño, el protagonista del artículo disfrutaba de las travesuras que compartía con sus amigos. Sin embargo, todo cambió cuando un profesor de la secundaria, conocido por su severidad y métodos casi militares, hizo que él y varios de sus compañeros despertaran un fuerte descontento. La rigidez del régimen impuesto en clase y un ambiente que describe como opresivo, fueron el detonante para que comenzaran a cuestionar la autoridad y a plantear formas de resistencia, un primer indicio de la lucha social que marcaría su vida.
Durante su juventud se vivían momentos convulsionados, con la democracia en constante peligro y un gobierno militar en el poder. La atmósfera política estaba cargada de tensión y miedo, y este joven se fue forjando en un ambiente donde la utopía de la democracia era algo lejano, pero deseado. En ese contexto, encontró en las ideas de la izquierda y en el Partido Obrero un lugar donde podía canalizar su inconformidad y su deseo de justicia social. La lucha por los derechos civiles y políticos fue su bandera, convirtiéndose en un referente local durante los años de la transición democrática en 1983. A lo largo de su vida política llegó a estar a un paso de convertirse en concejal, pero siente que en al menos en dos ocasiones les robaron los votos, negándoles el lugar que él y su partido se habían ganado con esfuerzo. Aunque no alcanzó el cargo, continúa siendo una voz crítica y comprometida, siempre en defensa de los más vulnerables y luchando por la construcción de una sociedad más justa. En “De Ayer a Hoy” es el turno de Néstor Conte.
“Mi segundo nombre es Juan, nací hace 69 años en Bahía Blanca y me crié en una casa de calle Hilario Ascasubi, a la altura de Mitre al 1400. Ahí teníamos el potrero, jugábamos a la pelota en esa esquina, andábamos en bicicleta y remontábamos barriletes”, fueron las primeras palabras de Conte, iniciando un viaje imaginario por esa lejana etapa.
Y detalló que “mi padre era obrero industrial, trabajó en la Lanera San Blas y mi madre trabajadora rural, llegada desde Río Negro. Junto a mi hermana hicimos la primaria en la Escuela Nacional Nº 29 de calle Vieytes que luego se transformó en la 63 de Vicente López. La secundaria la cursamos en las Escuelas Medias de la Universidad Nacional del Sur”.
“Estoy casado, tengo dos hijos con mi mujer, quien además es madre de otros dos producto de un matrimonio anterior. Soy un abuelo feliz de seis nietos, por lo que la parte afectiva la tengo plenamente cubierta, más en esta etapa en la que como jubilado tengo una mayor cantidad de horas libres”, enfatizó, mientras saludaba a lo lejos a uno de los tantos vecinos de la ciudad que lo conocen.
Consultado respecto de su rendimiento escolar, acotó: “Fui un alumno normal, muy tímido, al que la materia que más le costaba era Inglés porque no había tenido la suerte de ir a clases particulares o a un instituto, lo hablaba como un indio (risas). Igualmente mis materias preferidas eran Matemática y Geografía”.
“Como actividad paralela, hice dos años rugby en el Club Universitario, en tiempos en los que esta disciplina no estaba tan diversificada. Me eligieron por ser flaquito y alto y jugaba de segunda línea. Mi deporte preferido siempre fue el fútbol, con el Club Pacífico muy cerca y el Club Muñiz sobre calle Canadá donde se hacían los torneos de verano de baby fútbol, algo que era inmensamente popular”, esgrimió, con indisimulable nostalgia.
Inmediatamente, evocó que “mi ingreso a la Universidad para estudiar Economía coincidió con un momento complicado del país, allá por 1973, con el regreso de la democracia. Hasta el presente, fue el momento de mayor actividad política del movimiento estudiantil en Bahía Blanca, hasta que muchos de los estudiantes pagaron con su vida años más tarde con la aparición de (Roberto ‘Fito’) Ponce y la CGT, a partir de los actos de represión”.
“Hasta la adolescencia no entendía nada de lo que ocurría en el país, pero el fervor se iba a dar en los años en los que estaba haciendo la secundaria en la Escuela de Comercio, paradójicamente a partir de lo fue la figura de un director que era muy duro, quizás muy buen profesor, llamado León Fischman”, resumió “El Flaco”.
En tal sentido, lo describió y narró el efecto que causó en él y su generación: “Se trataba de una persona que hacía 18 años que trabajaba allí, imponiendo una mano militar, lo que generó una rebelión estudiantil que provocó que tenga que renunciar. Incluso los alumnos universitarios nos acompañaron y eso fue lo que desató un proceso de politización de muchos de mis compañeros, a los cuales nos hizo un click en la cabeza”.
“Una de ellas fue María Clara Ciocchini, quien fuera desaparecida en La Noche de los Lápices, a la cual no conocí personalmente porque era un año menor que yo e iba a la Escuela Normal. Además, otros chicos que iban a vender publicaciones con contenido de Izquierda en la puerta de los establecimientos corrieron la misma suerte que ella”, aseguró, marcando un antes y un después en cuanto al involucramiento de esa masa juvenil.
Cuando se le preguntó en relación a la significancia de dicho período, dijo: “Fue un proceso duro, un tramo que vino acompañado de un catalizador porque la situación te doblegaba o te galvanizaba. Me vinculé a la Universidad con una organización que, a la postre, iba a ser el Partido Obrero que me permitió entender el Golpe de Estado del 76 porque no me sentía solo”.
“Tenía comprensión de lo que estaba ocurriendo en la historia del país y la ciudad. Muchas personas funcionan en forma autodidacta o son librepensadores, pero los acontecimientos terminan haciendo mella en ellos porque se necesita ser muy solvente para sostener una comprensión global de las cosas. Aparte, la vida te va llenando de problemas”, evaluó Conte.
El entrevistado le dio enorme importancia a sus tiempos en las aulas de la casa de altos estudios: “Durante el transcurso de la carrera de Economía tuve profesores que fueron estrellas, pese a lo cual muchos de ellos terminaron expulsados como es el caso de notables como Hugo Del Campo y Alberto Barbeito, verdaderos genios que manejaban varios idiomas y hasta te ayudaban a comprender el mundo”.
“Soy de la generación bisagra, donde uno podía elegir entre estudiar y trabajar, todo lo contrario a lo que ocurre hoy donde un pibe se quema diez años las pestañas y no tiene laburo. En mi caso, por el título que te otorgaba ser egresado de las Escuelas Medias de la UNS, conseguí buenos empleos, en el área administrativa de una compañía de micros y luego en una financiera”, diferenció respecto de lo que acontece en el presente.
Y lo argumentó: “Cambiabas de empleo a tu gusto, hasta que ingresé al Banco Provincia donde me estabilicé porque uno se va poniendo grande y tiene una familia. Allí fui cajero por 30 años, luego de una primera etapa en la que ejercía otra función dentro de la entidad, en un rubro en el que lo mejor que podés cosechar son los grupos de amigos que te deja esa tarea diaria”.
“En 1983, con el advenimiento de la democracia, vino un período muy interesante, en el cual ya estaba permitido usar barba crecida y pelo largo, dejando atrás un régimen muy represivo. El gran desafío era construir las listas para participar del proceso electoral siendo de Izquierda, que hasta ese entonces éramos sinónimos de subversivos”, lamentó, sin resignarse ni indignarse, por el contrario, agradecido por la oportunidad que les otorgaba la historia.
El desafío era maratónico y apasionante: “Fuimos a los barrios a afiliar a vecinos, a los cuales cuando les decíamos que éramos del Partido Obrero creían que éramos peronistas. Esa es una confusión que aún tiene buena parte del pueblo, pero desde aquel momento nos dedicábamos a explicar que no teníamos nada que ver con ese movimiento”.
“Que quede bien en claro que el peronismo nunca defendió a los obreros, en la CGT no hay ni la menor intención de defender a los trabajadores, tienen sus negocios y se reúnen con el Papa y Milei. Explicar ese fenómeno hace 41 años era una cosa extraña porque nos veían como bichos raros”, sostuvo dejando ver una sonrisa en su rostro.
A partir de esa ventana gigante que se abría, su participación fue activa desde el comienzo: “En esa primera elección del 83, pese a que era muy joven, pude haber sido candidato a Intendente, pero tenía radicado mi domicilio en Médanos porque trabajaba allí. Luego, con el cambio de domicilio participé siempre, ya sea encabezando una lista o simplemente acompañando, pero siempre ayudando a estructurar a la Izquierda”.
“Nunca tuve una aspiración personal por los cargos, en más de una ocasión, me tocó estar primero en una boleta, pero fue por la insistencia de mis compañeros que me decían que era el más conocido. A las figuras hay que construirlas, van emergiendo nuevos y en nuestro caso nos hemos dedicado mucho a esa tarea a largo plazo”, recalcó el protagonista de esta entrega.
No obstante, sumó un dato que causa escozor: “Tengo la certeza que, al menos dos veces, pude haber entrado al Concejo Deliberante, pero nos faltó fiscalización. En un caso quedé a las puertas de obtener una banca por 900 votos, pero en los procesos electorales ese ha sido un gran trauma, ya sea porque no te llegan las boletas o te roban los votos no anotando lo que correspondía en la planilla final después del recuento”.
“Esa tarea es titánica, casi tan importante como la campaña electoral, en especial para partidos como nosotros donde cuando alguien venía a anotarse para ser fiscal, lo primero que preguntaba era cuánto pagábamos y en nuestro caso no teníamos dinero para tal fin. Son las enseñanzas que ha dejado el peronismo en este país”, disparó el referente del Frente de Izquierda a modo de reproche.
En esa misma dirección, no ahorró críticas y fue tajante: “La imagen del concejal está muy degradada, la gente no los conoce, hacemos una marcha en defensa de la educación pública y no se suma ninguno de ellos, tampoco con las movilizaciones a favor de los jubilados, pareciera que no tuviesen padres, sería bueno que aparezcan”.
“Si me tocaba llegar al recinto hubiese sido vanguardia, seguro me habrían pedido el desafuero o meterme preso como lo hacen con los legisladores de Izquierda. Si uno denuncia inacción, la parálisis o la corruptela del manejo de los fondos públicos no sos un tipo simpático para el poder”, advirtió, promediando el ida y vuelta.
Paralelamente, apuntó que “el ‘roban pero hacen’ que alguna vez dijo el sindicalista (Luis) Barrionuevo no tiene cabida en nuestro espacio. Nos esforzamos por construir una organización que esté al servicio de la sociedad para satisfacer las demandas populares y no puede haber un hilo que te ligue con la corrupción”.
“El Concejo se reúne para definir el nombre de una calle, algo que podría hacer el vecino en sus barrios. No tiene sentido pagar sueldos tan onerosos a 24 personas para esas cosas. Cuando un edil reclama agua para un sector, tiene que presionar para que la empresa tome cartas en el asunto y si accedía a una banca, hubiese ido con los propios vecinos al HCD. Es la única manera que el resto de los ediles preste atención al reclamo”, confirmó Conte.
Lejos de bajar la guardia, continuó con los reproches: “Hoy eligen la más fácil, se hacen los distraídos e indiferentes con los pibes que no tienen ni un par de zapatillas para ir a la escuela y cuando les hacés llegar la inquietud te sugieren que vayas al área de Políticas Sociales del municipio cuando ellos como representantes del pueblo pueden resolver el problema”.
“Días atrás vino un concejal radical a la Plaza Rivadavia donde estábamos reunidos y le pedimos que se expida en contra del veto que iba a hacer Milei a la suba de las jubilaciones. Lo que nos respondió es que no se debía hacer antes, sin embargo el Presidente ya tomó la decisión y no escuché a ningún bloque que repudie al gobierno nacional. Ahí se demuestra que no les importa lo que pasa con los jubilados”, exclamó ofuscado, aunque sin elevar la voz.
Sobre el movimiento que integra, abrevió: “Hemos desarrollado un trabajo territorial donde la batalla es que los bahienses comprendan este fenómeno que se está viviendo, cómo funciona una delegación municipal, el Concejo Deliberante y hasta la propia comuna. Explicamos que no hay que conformarse con pasar frío, hambre o no tener chapas para construir la casa, que hay que reclamar y para eso es imperioso organizarse”.
“Una vez me dijeron que si vas solo a pedir una respuesta a la Municipalidad te hacías experto en juntar orina porque esperás sentado y nadie te entiende. Si acudís con una pequeña organización o los representantes de la misma y un bombo te atienden inmediatamente, lo que convierte a ese instrumento en una llave maestra”, contó, del mismo modo que lo hace un mago al revelar sus trucos.
Con conocimiento de lo que sucede en la calle, fue aún más allá: “Pasan los gobiernos y los métodos de organización territorial son exactamente los mismos. Hoy, la droga desplaza a los movimientos barriales, algo que le criticamos al gobierno de Milei que al atacar a las entidades sociales, les allana el camino a quienes fomentan el narcotráfico, es algo inevitable y Bahía Blanca no es la excepción”.
“Hoy, el nivel de violencia en la sociedad se ha incrementado y los hechos que se suceden con uso de armas los hemos naturalizado a raíz de las noticias que recibimos diariamente. Eso tiene que ver con un nivel de degradación en todos los estamentos y es lamentable que así suceda”, acotó “El Flaco”, sobre el epílogo del ida y vuelta.
La imagen de quienes se manifiestan en la vía pública se ha degradado exponencialmente, aunque no se amilanó al enunciar que “los gobiernos han alimentado la mirada contraria a los piquetes y la lucha en general, siempre es mejor para ellos que los sectores populares no se rebelen porque generan antipatía. Los grandes medios de comunicación habitualmente operan en contra de los reclamos populares, no importa si el pobre que está en un barrio se muera de hambre, el problema es que corte una calle”.
“Cuando uno se manifiesta de esa manera genera un hecho político y visibiliza el problema, habrá un sector de la sociedad que se irrita y desde nuestro lugar lo que tratamos es de no confrontar, pero esas personas que están llegando tarde al trabajo son los mismos que al día siguiente son despedidos y se suman a la próxima marcha”, formuló.
Tal es así que citó un ejemplo: “Hebe de Bonafini dijo que era una señora que estaba en la cocina de su casa hasta que le secuestraron dos hijos y por eso salió y empezó a registrar lo que pasaba en el país. El pueblo reacciona a partir de las vivencias que le entrega la realidad tal como le pasa a un ingeniero que se formó calificadamente para ejercer su tarea y no consigue trabajo”.
“El gobierno de Milei no puede terminar bien, tiene un dispositivo de explosión y eso será bueno o malo según la salida que tenga porque si eso ocurre y vuelven a transformar en autoridades a los que llevaron a la barbarie en los últimos 40 años repetiremos la historia. En 2001 cantábamos ‘que se vayan todos y no quede ni uno solo’ y después, a la corta o a la larga, terminaron volviendo”, evaluó, respecto de lo que ocurre y puede llegar a suceder.
Aunque marcó que “puede que se llegue al proceso electoral en curso, tal como dijo Cristina Kirchner al afirmar que hay que dejar que se agoten las ilusiones y lo hizo a través del discurso de su hijo en el que llamó a no luchar contra el veto. Por el lado de la CGT no hay intención de motorizar los reclamos populares para que este gobierno deje de aplicar sus políticas o se vaya”.
“En su momento, De la Rúa tuvo que subir a un helicóptero porque el pueblo salió a la calle. Es interesante analizar aquello que sucedió aquel 19 y 20 de diciembre porque en octubre de 2001, al oficialismo a nivel nacional le había ido muy bien en cuanto al caudal de votos pese a no haber ganado los comicios”, rememoró sobre uno de los tramos más dolorosos y sangrientos de la historia moderna.
Por último, exhibió optimismo de cara al futuro del movimiento obrero: “No solo por el paso del tiempo ya se ha instalado quiénes somos los que integramos la Izquierda, también hemos logrado colocar una posición política en defensa de la educación, la salud, la vivienda y el derecho a la vida. Ese es un patrimonio que tenemos junto a otros compañeros que somos una referencia de ese movimiento”.
Conte es un verdadero batallador. Con ideales que para la mayoría de la población pueden resultar discutibles, nunca se movió ni un ápice de su férrea ideología en búsqueda de una conveniencia personal que lo pueda posicionar justo dentro del grupo de aquellos a los que ha criticado. Frontal y sin ningún tipo de careta, dice lo que piensa y lo argumenta, con las convicciones que lo llevaron a poder caminar por la ciudad mirando a los ojos a todos sus vecinos.
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