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La historia de una amistad entre chicas con Síndrome de Down a las que unió la terapia

Su grupo de Whatsapp se denomina “Princesas diosas” y una vez por mes comparten merienda, juegos y bailes. El poder de la amistad y la inclusión.

Cecilia Corradetti / [email protected] / La Brújula 24

Si la amistad es fundamental para todos, mucho más representan estos lazos inquebrantables para las personas con Síndrome de Down. Las razones son numerosas: genera apoyo emocional, desarrollo social, autoestima, inclusión, diversión y, sobre todo, felicidad.

Al menos así lo siente Julieta Lugo, que tiene 25 años y relató en La Brújula 24 su gran historia de inclusión al comprometerse con su novio Sebastián, con quien convive desde hace un tiempo.

Sonriente, chispeante y siempre feliz, Julieta brindó ahora su testimonio de amistad y fidelidad con sus amigas y se remontó a los inicios de este lazo que las unió para siempre: fue cuando todas se conocieron en las sesiones de Fonoaudiología. La terapeuta, de manera atinada, armó un grupo de adolescentes para ayudarlas a pronunciar mejor y ese simple hecho resultó un antes y un después en la vida de Romina, Sofía, Ada, Bianca y Ludmila, además de Julieta.

Un rato para los juegos, pero también habrá música y charla

Ni lerdas ni perezosas, apenas se conocieron comenzaron a charlar, a tener afinidad y a organizar juntadas “sagradas”. En esos encuentros hay merienda, música, baile, largas conversaciones y la promesa de verse pronto.

“Somos seis las chicas de terapia y nos juntamos una vez por mes en la casa de la `fono’ pero ojo, estamos comunicadas todo el tiempo”, señala Julieta a La Brújula 24.

Pero Julieta tiene tantos grupos que el Día del Amigo deberá repartirse: “Lo festejaremos con mi novio y un grupo del trabajo y también con los del gimnasio. Será en una pizzería donde habrá karaoke”, anticipa.

La juntada con las amigas de terapia también está debidamente programada porque son “muy divertidas”.

“Las chicas de terapia tienen Síndrome de Down, como yo; las de mi trabajo tienen otras discapacidades y mi amiga Nalien no tiene nada”, resume Julieta con toda su inocencia.

“¿Qué es la amistad para mí? Escucharse, apoyarse en las buenas y las malas”, define.

Ella y Sebastián viven con Stella, mamá de Julieta, quien de a poco les enseña las responsabilidades de la vida diaria. “Para cuando yo no esté”, dijo a La Brújula en marzo pasado.

“Julieta tiene grandes amigas y amigos. Y cada vez que llega de alguna juntada con las chicas de terapia, viene feliz. Cada una lleva algo para compartir y hacen juegos, cantan, se divierten”, cuenta.

Y agrega: “La pasan genial sanamente, todas son buena gente, carecen de maldad y de picardía y saben disfrutar cada momento. Son, realmente, un ejemplo a seguir”.

Convivencia e inclusión

La historia de “July” y “Seba” es inspiradora: se conocieron en una juntada y conviven desde el primer día de este 2024.

“Con Sebastián nos conocimos por amigos en común. La vida nos cambió para bien, estamos súper felices y enamorados, preparándonos para un muy buen futuro”, había señalado Julieta.

De a poco, comentó Stella, ambos van aprendiendo las responsabilidades propias de la vida de una pareja y de una familia. Además de trabajar –ella en el Taller Protegido Santa Rita y él en una casa de deportes— se ocupan de los quehaceres domésticos, de pagar impuestos, hacer mandados y otros menesteres. Además de pasear y disfrutar la vida al aire libre como más les gusta.

“Soy una madre que trató siempre igual a Julieta que a sus hermanas. Si les abrí las puertas a los novios de mis otras hijas para que muchas veces se quedaran en casa, por qué no iba a hacerlo con ella. Las madres, en un principio, se horrorizaban. Yo les respondía que July es una persona como cualquier otra, que tenía que tener las mismas oportunidades”, relató Stella.

“Esta casa es de ella y no quisiera que en el futuro tenga que mudarse con sus hermanas, que tienen sus propias familias. Decidí enseñarle junto a Seba las responsabilidades y obligaciones de todo hogar. Es así que hacen de todo, desde cambiar las sábanas, preparar la comida, lavar el baño. Es un placer observar la evolución, juntos son una gran revelación”, confesó en esa ocasión.

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