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Un nuevo aniversario

La Brújula 24: 14 años de periodismo y real compromiso con la gente

En esta fecha tan especial, reivindicamos un periodismo con enfoque local y plural. Y agradecemos a nuestros lectores, oyentes y auspiciantes por su apoyo invaluable.

La Brújula 24 cumple 14 años. Increíble que haya pasado tanto tiempo. Siempre que se inicia una empresa, o cualquier emprendimiento en el que se pone esfuerzo, pasión y mucho corazón, todo va acompañado de grandes ilusiones… y algún que otro temor. Pero no al fracaso, que es parte de la vida, sino a no colmar las propias expectativas, a quedar a mitad de camino. Ese 18 de junio de 2008 se inició un recorrido extenso que aún sigue, pero que rápidamente comenzó a dar sus frutos. Un recorrido que llena de orgullo a los directores del medio, Germán Sasso y Martín Noir, y a todos quienes trabajaron en él, o que lo hacemos actualmente.

Un diario puramente digital, que es lo corriente por estos días, en ese momento sonaba a locura. ¡Si la gente todavía pagaba con monedas al canillita de la esquina para leer en papel! Pero parte del éxito actual, como pasa casi siempre, es consecuencia de la visión de futuro. Nada fácil de aplicar, dicho sea de paso. Aseguran que una vez, cuando a uno de los empresarios más importantes de la historia le preguntaron cómo había llegado al éxito, contestó: “¿Ves ese árbol de ahí? Pues bien, yo lo vi primero”. Seguro sea un mito, pero algo de eso hay. Anticipación y valentía.

Y, de a poco el medio fue creciendo, ampliando la cantidad de lectores, e intentando hacer periodismo con estilo propio, marcando agenda, y sin correr de atrás a nadie. Siempre aplicando el famoso axioma de “informar, formar y entretener” (esta última acción fue mucho tiempo denostada, y ahora es más que valorada), pero agregándole un extra, “con verdadero compromiso con la gente”. Ese que sirve no solo para contar la realidad, sino para ayudar a mejorarla y a cambiar las situaciones injustas. Siempre quisimos ir un paso más allá que los demás y sentimos que lo estamos logrando.

Luego vendría la radio, en la que sin dudas se escuchan todas las voces, hasta las que duelen y movilizan. Y, hablando de voces, la que irrumpió por primera vez en el aire de la 93.1 fue la del maestro Rubén Rodolfo González, “Gonzalito”, o “Gonza” para nosotros. Imposible recordarlo sin que salte una sonrisa a nuestros rostros, y que nos venga a la mente alguna de sus ocurrencias. Y hablando de maestros, si hasta nos dimos el lujo de trabajar junto al “Negro” Rafael Emilio Santiago, y tener de compañera a la inigualable Natty Petrosino. Algo debemos haber hecho bien.

Generar empleo es una alegría enorme. Dar trabajo a profesionales de primera y a gente querida es inigualable, pero también genera una responsabilidad muy grande. No hay una decisión que se tome en la que no se priorice el bienestar del personal y el de sus familias. Muchas de ellas son muy difíciles de asumir, pero el mundo es difícil. Nosotros lo contamos a diario.

En cuanto al periodismo… qué decir. “Veracidad y credibilidad en la noticia”, seguro de algún lado les suena. Es un momento complejo para llevar a cabo nuestra profesión. Las nuevas tecnologías obligan a capacitarse y a estar siempre a la vanguardia. Y la gente exige cada vez más, como corresponde. Nosotros buscamos la excelencia, pero sabemos que tal cosa no existe. El secreto está en su búsqueda, justamente. Cometemos errores, por supuesto, pero tratamos a diario de  superarnos. No somos ni los mejores ni los peores, solo trabajamos y trabajamos. Y, con respecto a la tan ponderada “objetividad”, somos personas, individuos que pensamos y sentimos. Por eso preferimos hablar de “honestidad”. Con aciertos y errores, lo que sí podemos asegurarles es que siempre trabajamos con buena fe.

No podríamos ser lo que somos sin los anunciantes que confían en nuestro producto, porque en definitiva, son los que nos dan de comer. Infinitas gracias a todos ellos. Y a nuestros lectores y oyentes, que nos mantienen en pie día tras día, los que se comunican para denunciar desde un bache en un barrio hasta un bunker narco, les decimos que esa confianza que depositan en nosotros es lo que nos hace revalidar el compromiso de ser cada vez mejores. No alcanzan las palabras para agradecerles, por eso preferimos hacerlo con nuestro trabajo.

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