WhatsApp de Publicidad
Seguinos

Día Mundial

Trastorno del Espectro Autista: entre la visibilización y el estigma

Las personas con TEA ya tienen su día, cuentan con una ley que prevé incluirlos pero, como siempre, el resto del esfuerzo corresponde a la sociedad.

La semana pasada, una oficial de la policía de la Ciudad de Buenos Aires maltrató a un niño con autismo en el transporte público. La agresión, registrada por una pasajera, permite observar cómo el chico se altera al recibir el reto de la mujer, cuyo accionar produce la indignación entre los pasajeros. El evento, desafortunadamente, no constituye un hecho aislado: las personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA) o Condiciones del Espectro Autista (CEA) continúan siendo estigmatizadas. Las Naciones Unidas establecieron una herramienta simbólica para combatir esta situación: dispusieron que todos los 2 de abril se celebrara el Día Mundial de la Concienciazación sobre el Autismo.

El autismo es una afección neurológica que suele manifestarse en la primera infancia y se caracteriza por la presencia de dificultades en la interacción social, la comunicación y la conducta. Como los pacientes con TEA poseen una serie de particularidades en el procesamiento sensorial, los modos de aprendizaje suelen ser atípicos y, sobre todo, diversos.

“Lo que hay que tener en cuenta es que se trata de una condición muy heterogénea; vemos niños con grados de compromiso muy severo, que son los que con mayor facilidad diagnosticamos y, por otra parte, otros que demuestran cuadros mucho más sutiles que cuesta más revelar si se trata de TEA o de otra cosa”, describe Estela Rodríguez, neuróloga infantil del Hospital Garrahan.

De acuerdo a la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), se estima que la prevalencia de niños y niñas con TEA a nivel mundial es del 1%, y que se exhibe con mayor frecuencia (hasta cinco veces) en varones. Las manifestaciones clínicas son tempranas y se tornan evidentes a medida que el individuo se desarrolla. De acuerdo a la SAP existe un conjunto de signos que pueden orientar un diagnóstico precoz durante los dos primeros años de vida.

Son individuos que no expresan alegría a partir de los 6 meses; que no comparten sonidos, sonrisas y otras expresiones faciales de manera reiterada a partir de los 9 meses; no balbucean a los 12 meses; no realizan gestos vinculados a señalar, mostrar, alcanzar o saludar con la mano a los 12 meses; no pronuncian ninguna palabra a los 16 meses; no formulan frases de dos palabras con intención comunicativa (sin imitar o repetir) a los 24 meses.

No obstante, como referían las especialistas, las personas son distintas entre sí y la medicina no es una ciencia exacta: dos niños con el mismo diagnóstico pueden exhibir características diferentes.

Las crisis en los niños con TEA son frecuentes cuando se encuentran estresados, frustrados o expuestos a un ambiente de estímulos múltiples. Bajo esta premisa, es fundamental aprender a anticipar estas crisis y a contenerlas una vez que sucedieron. Algunos especialistas sugieren que brindar un objeto distractor o compartir una actividad estimulante pueden ser de ayuda.

En medio de una crisis, permanecer tranquilos y contener es fundamental, a partir del empleo de un lenguaje sencillo y amable. También se recomienda practicar rutinas que sirvan a la persona a relajarse: respirar profundo, cerrar los ojos y tantas otras estrategias de autorregulación. En última instancia, conversar acerca de lo sucedido también es útil con el objetivo de poner en palabras las emociones que se liberaron durante el evento.

Hay situaciones, no obstante, en que resulta imposible contener al paciente y requieren de la necesidad de medicar. La solución farmacológica que contribuye a regular los circuitos alterados puede complementarse, según Hurtado, con cannabis medicinal. Las acciones son simultáneas y las intervenciones nunca deben ser individuales, sino grupales y, en lo posible, interdisciplinarias. “En muchos casos, son los propios padres que, como veedores, desencadenan las crisis. Por supuesto que no lo hacen a propósito, están angustiados y quieren ayudar, pero algunas veces es necesario separarlos y alejarlos del evento”, subraya Hurtado.

En el contexto actual, la diversidad es sancionada como anomalía. La comunicación contribuye a desarmar el tabú y a que las personas con TEA puedan realizar un ejercicio pleno de sus derechos. Las Naciones Unidas, en sus objetivos de desarrollo sostenible, se comprometen a “garantizar una educación de calidad inclusiva y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”, con el propósito de mejorar la vida de las personas y reducir las desigualdades”. En Argentina, se promulgó la Ley Nacional N° 27.043 que declara de interés nacional el abordaje integral de las personas que presentan TEA. La normativa plantea la centralidad de coordinar acciones para la inclusión en los diferentes niveles educativos, laborales y sociales.

Las personas con TEA ya tienen su día, cuentan con una ley que prevé incluirlos pero, como siempre, el resto del esfuerzo corresponde a la sociedad. El desafío es claro: comprender que la diversidad es la norma. Y actuar en consecuencia.

Fuente: Página 12

Lo más leído