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DE AYER A HOY

“Al peronismo le cuesta encajar en un lugar tan conservador como Bahía”

Marta Castaño ponderó a Eva. Sus 13 embarazos perdidos. Vivencias como intendenta interina. Y una reflexión: “Una PASO que elija al futuro candidato en la ciudad nos sacaría de la mediocridad”.

Por Leandro Grecco
[email protected] – Instagram: @leandro.grecco – Twitter: @leandrogrecco

La lealtad es un valor un tanto menospreciado en los tiempos que corren, sobre todo si se habla de política. Las conductas que se miden más por hechos que por palabras están en tela de juicio a partir de la exposición de figuras públicas que se debaten entre el ser y parecer, como parte de un cuidado de esa imagen que trasunta en la opinión pública, como un capital innegociable.

Es por eso que los dirigentes de raza, de los de antes, en su mayoría quedan exentos de este tipo de comportamientos. El valor de la palabra, en líneas generales y pese a que aún sobran excepciones, solía convertirse en un material capaz de exponer que quienes tenían vocación de cambiar la realidad, resistían a un archivo y eran consecuentes con sus dichos si se los contrastaban con manifestaciones del pasado.

En esta ocasión, Marta Castaño se prestó a una amena charla, la cual se materializó en el quincho de su domicilio ubicado en el Barrio Universitario. Ante la respetuosa y atenta mirada de su marido Hugo Márquez, tan peronista de ley y de la primera hora como ella que abrió su corazón ante LA BRÚJULA 24 para exteriorizar, entre otros sentimientos, su devoción por la figura de Eva y otros aspectos muy poco conocidos hasta hoy.

“No soy bahiense de nacimiento, llegué al mundo y pasé mis primeros años en Teniente Origone, un pueblito del partido de Villarino, lugar del cual guardo hermosos recuerdos porque había mucha gente de campo y muy cerca estaban las colonias alemanas, país del que tengo descendencia materna. Ella era la apasionada peronista que impregnó tanto a mí como a mis cinco hermanos mayores, los cuales están todos lamentablemente fallecidos, el significado de este movimiento político, siempre alzando las banderas de la dignidad de las mayorías. Por motivos estrictamente laborales, en especial de mi papá que era peón rural, mi mamá decidió que yo debía estar protegida, por eso cuando tenía 8 años fui al colegio religioso de Fortín Mercedes donde permanecí como internada”, señaló Castaño, mientras bebía el agua de un vaso que había servido minutos antes.

Su adolescencia traería cambios: “Poco tiempo antes de cumplir 15, ya me instalé en Bahía Blanca, donde, además de mi madre, residía una de mis tías. La secundaria la terminé gracias al gremio de Empleados de Comercio, en ese entonces comandado por Ezequiel Crisol, un gran dirigente gremial al cual los trabajadores le debemos mucho por su sensibilidad social e hice el secundario allí en el turno nocturno, junto a quien luego sería mi esposo, Hugo Márquez, un fiel compañero con el cual ostentamos orgullosamente el título de padres de Facundo que se recibió de médico y Manuela que vive en La Plata”.

“Mi primer trabajo fue en casas de familia cuidando chicos y haciendo tareas domésticas. Luego, con el tiempo y gracias a la preparación a la que pude acceder, fui empleada en un comercio, luego en una escribanía y el largo derrotero que recorrí en mi vida, una etapa ya más conocida por mi exposición pública. Como venía de esencia peronista, cuando salí de Fortín Mercedes, aproximadamente un año y medio después, me puse de novia con Hugo. Su papá era dirigente gremial de molineros y tenía la unidad básica en el barrio San Cayetano, donde milité muy activamente y desde ahí ya casi no paramos”, se enorgulleció, mientras acomodaba con una de sus manos su rubia cabellera.

Consultada sobre el significado de dos personalidades que marcaron el rumbo de su vida, los describió: “Perón fue un gran estadista, pero Eva fue la compañera ideal para él, una figura sublime que acercó al General todas las vivencias de la clase trabajadora y aquellos que me gusta definir como desposeídos, porque son personas que nacieron en la pobreza y no tuvieron las posibilidades, las mismas que alguien se llevó”.

“La sociedad bahiense es conservadora y el peronismo cuando tuvo esa cualidad, no fue bueno porque se trata de un espacio que promueve una revolución en paz, innovando y transformando el fondo de la cuestión para que la gente viva bien. No todas las épocas fueron iguales, en tiempos de los gobiernos militares, éramos parte activa de la Juventud Peronista y siempre trasladábamos las cartas del General a todas las unidades básicas. Bahía Blanca es una ciudad especial en tal sentido, como lo es también Mar del Plata y algunas de la provincia de Córdoba, quizás porque la dirigencia local no transmite lo que sucede cuando hay un gobierno fuerte del peronismo”, recalcó Marta, en otro tramo de la charla.

Y fue aún más allá: “Muchos están tratando solo de no molestar a nadie y cuidándose de llevarse bien con todo el mundo con tal de no confrontar ni defender los intereses por los cuales se les asignó un cargo. La mediocridad hace que la gente no reconozca que es lo que conviene para vivir mejor, especialmente los trabajadores, la clase media que nació con el peronismo”.

“Hasta mediados de la década del 80 vivimos en una propiedad que alquilábamos frente al Colegio Don Bosco, luego logramos mudarnos a White, más precisamente al barrio Vialidad, a una vivienda que obtuvimos a través del sindicato, justo cuando estaba por nacer nuestro primer hijo. Tanto a mi como a mi esposo, la vida nos tuvo preparada una prueba muy dura porque por ese entonces había perdido 13 embarazos, situación que nos angustió mucho, hasta que llegó a este mundo Facundo y posteriormente Manuela”, aseveró con la emoción a flor de piel.

Fueron tiempos difíciles, “el único momento en el que tanto Hugo como yo dejamos la militancia para focalizarnos en la posibilidad de convertirnos en padres por primera vez, después de tantos intentos fallidos. Pero aquel alivio que implicó poder formar una familia fue un combustible para volver con más fuerza al mundo de la política, teniendo en cuenta que Hugo fue concejal entre 1991 y 1999”.

“En mi caso, además de ser congresal por el PJ provincial, accedí al recinto entre 2003 y 2011, cuando tuve el gran honor de formar parte de esa boleta que encabezó Rodolfo Lopes, que reunió más del 50% de los votos. En el recinto deliberativo viví experiencias muy positivas, porque habíamos logrado muchas bancas y recuerdo particularmente un proyecto que me marcó y me colmó como una militante social. Fue aquel vinculado con la atención prioritaria para embarazadas y personas con discapacidad en distintas dependencias, el cual me tocó impulsar y que luego fue replicado por un legislador bonaerense, convirtiéndose en Ley”, sintetizó Marta, entusiasmada con aquel recuerdo.

También la política le tuvo deparado un gran desafío: “Fui intendenta interina, una experiencia en la que se puso a prueba mi corazón como militante para resolver distintas vicisitudes que se fueron presentando. Siempre tuve un perfil de trabajo ligado a la función en las calles, pero cuando uno sabe sobre la vida de los trabajadores, sabe cómo actuar. En ese momento, reemplazando a Christian Breitenstein quien se encontraba en uso de licencia por dos semanas y sin haber recibido directivas por parte de él, dándome total libertad para resolver”.

“Sin una agenda preestablecida, apenas asumí me encontré con que habían preparado un decreto en el cual se otorgaba un aumento para los profesionales de la salud del Hospital Municipal. Y desde el sindicato se solicitaba que los enfermeros fueran alcanzados por ese beneficio. En ese momento, en el decreto no se contemplaba esto último y solo faltaba mi firma. Fue una sorpresa porque oía un murmullo y de pronto golpean la puerta del despacho, cuando los atiendo, observo que uno de los que estaba del otro lado era Miguel Agüero, en aquel entonces secretario gremial adjunto, junto a otros miembros del sindicato”, resumió respecto a aquel episodio.

No obstante, profundizó en el hecho: “Me pedían que incorpore a los profesionales enfermeros, que claramente también merecían esa suba en sus salarios. Tenían temor de que lo firme, pero les dí mi palabra de que no lo iba a hacer hasta que no incluyan a los que iban a quedar afuera de incremento de haberes. En ese momento, una manifestación colmó el hall del Palacio municipal, pero logré darles la tranquilidad de que no iba a rubricar aquella determinación, proponiéndoles abrir un canal de diálogo para que todos gocen de esa suba, de manera proporcional. Cuando volvió Breitenstein resolvió incluir a ese sector que estaba reclamando, observando detalladamente el presupuesto”.

“Fue un conflicto grande, como también me tocó en esos 15 días poner paños fríos en una protesta de cartoneros del macrocentro, los cuales debían abandonar ese sector de la ciudad. Se los intentó retirar hacia la periferia, de forma muy impetuosa, sin darles las herramientas para que pudieran trasladarse, algo que en lo particular no estaba para nada de acuerdo. Se reunió conmigo el sacerdote que se ocupaba de aspectos sociales en el Colegio Don Bosco para plantearme la situación que estaban viviendo los cartoneros, los cuales hasta habían sido agredidos. Paulatinamente se fue regularizando la situación de cada uno de ellos, con el impulso de los centros de reciclaje y zonas donde se podía circular con los carros”, sostuvo, cerrando un capítulo clave en su vida.

Respecto a su militancia actual, Castaño la definió de este modo: “Soy peronista, no kirchnerista, pero veo con el ingreso de Néstor y Cristina que ellos realmente recuperan el proyecto del General Perón y de Eva, animándose con valentía a enfrentar los poderes económicos que siempre la quieren toda para ellos. Si hubieran sido complacientes no hubieran tenido los juicios y avatares por defender a las mayorías para que vivan en dignidad. En estos años se recuperaron e incrementaron derechos de acuerdo al avance de la sociedad y los tiempos”.

“Estoy muy conforme con la coalición integrada por Alberto Fernández y Cristina, uno es más negociador y ella es el ala más dura junto a su grupo. Eso es lo que necesitamos porque la puja de las dos opiniones saca lo mejor de cada una de las partes, sabiendo que la figura de la Vicepresidenta es más fuerte, una mujer capaz, estratega e inteligente. Después del desastre que dejó el gobierno de Macri, especialmente en lo económico, llegó la pandemia, unos pocos meses después de que asumiera el nuevo Presidente”, opinó sobre la gestión actual del primer mandatario nacional.

Y no esquivó a evaluar el contexto de la ciudad más importante de la Sexta Sección electoral: “A nivel local, los resultados de las últimas veces que la ciudadanía fue a las urnas no han colmado las expectativas porque creo que se necesita volver a las fuentes. Recuerdo que en 1989, tras perder tres elecciones consecutivas y en tiempos en los que representábamos a Antonio Cafiero, nos comunicábamos entre todas las unidades básicas y cuando había que confeccionar las listas se hacían asambleas”.

“Allí surgían los nombres propios de los candidatos, a diferencia de la actualidad, tiempos en los que las designaciones quedan reducidas a un grupo muy pequeño que no representan a las grandes mayorías. Lamentablemente, por hacer una lista única, se está dejando de lado la posibilidad de una interna dentro del espacio que catapulte al mejor perfilado y hasta que no volvamos a ese esquema seguiremos con cierta mediocridad”, ensayó a modo de crítica.

Castaño se retrotrajo al momento donde comenzó a instalarse en cierto ostracismo a nivel de su imagen pública: “Cuando terminé mi segundo mandato como concejal creamos junto con Hugo la Agrupación Justicia Social, la cual reunía a un buen número de jóvenes y funcionó hasta que se desató la pandemia en nuestro domicilio particular con la idea de seguir participando activamente y apoyando a los candidatos en las elecciones. Precipitó el final de este movimiento la avanzada edad de mi suegro que tiene 97 años y requiere de un cuidado especial y un delicado cuadro de salud de mi cuñada que también nos demanda mucho tiempo”.

“Actualmente dedico buena parte de mi tiempo a hacer gimnasia, caminatas, también disfruto mucho de leer libros de política para estar al tanto de todo lo que ocurre. Quiero honrar a todo aquel militante peronista de años que nunca tuvo un cargo y, sin embargo, no dejó de recorrer los barrios, pese a que nunca fue convocado”, finalizó, nuevamente emocionada y agradecida con esta posibilidad de expresar su sentimiento genuino.

La conversación se terminó, al menos desde el punto de vista periodístico, y surgieron luego otras anécdotas relatadas por su inseparable marido, quien en la vida de Marta, tal como reza una canción popular, es “su amor, su cómplice y todo y en la calle codo a codo son mucho más que dos”.

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