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INFORME ESPECIAL

Cómo comen los bahienses: hábitos saludables vs sedentarismo y sobrepeso

Los meses de aislamiento pusieron a prueba a la población, que se enfrentó con un contexto inédito para planificar la dieta. La opinión de una nutricionista, el enfoque del titular de un almacén natural y la mirada de un empresario gastronómico un desafío al momento de sentarnos a la mesa.

Una encuesta realizada por la sección de Nutrición en Enfermedades Neurológicas de Fleni reveló que las costumbres de la población sufrieron cambios abruptos, en especial con respecto a la alimentación. Más precisamente indica que el 52% modificó sus hábitos alimenticios durante la cuarentena, un valor elevado si se tiene en cuenta que para muchos, la comida puede ser una de las formas más fáciles e inmediatas para levantar el ánimo y sentirse mejor.

Aquella frase que acuñan diferentes generaciones donde se puntualiza que “somos lo que comemos” transita por una etapa de cambios. Particularmente por la irrupción de distintas corrientes que apuntan a una serie de variantes desde el punto de vista nutricional, aptas para quienes están decididos a dar un vuelco en su vida y, en particular, a que el espejo devuelva la imagen que uno espera, porque de apariencias viven las generaciones actuales y futuras.

Otra de las “máximas” que solemos escuchar es que todo lo que solemos considerar como rico al comer termina siendo no solo lo que más engorda, sino también lo más nocivo para el organismo, donde las consecuencias negativas no se perciben en el corto o mediano plazo, sino que suelen ser un camino sin retorno que decanta en posibles complicaciones, en algunos casos, irreversibles si no son diagnosticadas a tiempo.

En este informe especial, LA BRÚJULA 24 abordó la temática desde diferentes ángulos, tomando como referencia lo que ocurre en la ciudad y haciendo hincapié en la opinión de una profesional entendida en la materia y dos empresarios, uno vinculado a la venta de productos saludables y el restante al gastronómico, quienes aportaron conocimiento y experiencia en la temática. Porque en definitiva, alimentarse es indispensable y hacerlo de manera nutritiva es una opción saludable.

“En general, el bahiense come mal”

La médica bahiense especialista en nutrición y diabetes, Analía Lofrano abrió el camino para entender dónde estamos parados en relación a la conducta de cada comensal en uno de los momentos (para muchos rituales) más simbólico del día: sentarse a la mesa y saciar su necesidad biológica de comer, situación espacio-temporal inevitable porque nadie en el mundo puede estar sin alimentarse. El dilema está en cómo lo hacemos.

“A nivel nacional, tenemos el 60% de la población con obesidad o sobrepeso y Bahía Blanca no escapa a esa problemática. La última encuesta de factores de riesgo, publicada a principios de 2019, da cuenta de un aumento de ambas enfermedades, al igual que un incremento de pacientes con diabetes e hipertensión y colesterol. Si uno lo piensa desde el punto de vista genético y ambiental, concluye que se come mal. Y eso tiene que ver con el estrés, con la alimentación rápida e hipercalórica y el placer asociado al comer. Esto, acompañado del sedentarismo, redunda en que el peso aumente, algo que se potencia aún más en esta cuarentena”, destacó Lofrano, enfáticamente y estableciendo una encendida crítica a las costumbres arraigadas.

El contexto inusual que lleva casi seis meses en Argentina y promete prolongarse por varias semanas más, quizás hasta la llegada de la esperada vacuna. Ante lo desconocido, surgen interrogantes e inquietudes; por eso el comportamiento de las personas entró en un derrotero que permite sacar conclusiones sobre la marcha. El impacto del confinamiento en la salud de la población enciende luces de alerta. Muchos refugian su angustia en el comer compulsivamente por ver cercenadas sus libertades frente a la cuarentena. Sin embargo, otra porción de la sociedad encontró hábitos saludables.

“El aislamiento impacta sobre los hábitos: “El impedimento de salir a la calle a hacer actividad física, a priori, atentó contra el cuidado de la salud”. No obstante, existen muchas opciones online, profesores que suben las clases de forma gratuita o bien pagas. Se ha intentado sostener el ejercicio por parte de quienes habitualmente lo estimulan o promocionan, más allá de que mucha gente aprovechó este contexto para quedarse en el sillón comiendo cosas ricas. Fue tanta la incertidumbre que generó el COVID-19 y tan dinámicos los cambios que se fueron planteando, tal como ocurrió con el uso de tapabocas, que fuimos aprendiendo en la vorágine porque aquello que no se sugería en determinado momento, luego se fue promoviendo como medida de prevención. Y eso, en cierto modo, ocurre con la comida”, sostiene la doctora especializada en la materia.

“Todos pasamos por la etapa de querer elaborar el pan con masa madre o tortas gourmet y alimentos con muchas calorías”

Sin embargo, Lofrano planteó una serie de precauciones antes de sumergirse en el cuidado personal: “Hay que tener muchísimo cuidado cuando una persona estimula la actividad física cuando las enfermedades de base están emparentadas con la obesidad y el sobrepeso”, al tiempo que enfatizó: “Debemos entender que se trata de patologías crónicas inflamatorias con lo cual si tenemos la mala suerte de contagiarnos tendremos un problema porque probablemente evolucionemos mal a raíz de las enfermedades metabólicas de base, dando una respuesta que no es la que corresponde frente a un virus como este”, aseguró, recordando que si a eso le sumamos la fría época del año que aún transitamos, esta problemática se potenció.

Se puede comer rico y no engordar

“Desde nuestro lugar hacemos hincapié en el consumo de frutas y verduras, bajando la ingesta de grasas, en respetar los horarios de las comidas ahora que la mayoría de la gente volvió a su rutina de trabajo idéntica a la etapa pre-pandemia. Quienes todavía estén sosteniendo el aislamiento domiciliario, que en general son las personas de más riesgo deben cumplir con el desayuno, almuerzo, merienda y cena, tomando como eje el recurso de las dos y hasta tres colaciones diarias, añadiendo frutas o frutos secos a la dieta y hasta lácteos como una buena opción”, ponderó, marcando un tip indispensable para organizarse y convertir en nutritiva la comida.

Sobre la aparición de una ola alternativa de alimentación, Lofrano se mostró abierta a dejar de lado aquellos artículos nocivos: “Las dietas vegetarianas tienen muchos aspectos positivos, mientras que las veganas, con un muy buen seguimiento del profesional también redundan en aspectos positivos. La alimentación a base de plantas debe cumplir con el ítem de sustentabilidad para que no nos falte ningún tipo de nutriente. No solamente la proteína de origen animal nos va a dar un buen valor biológico. Claro está que esto implica un cambio en el modo de cocinar, no es simplemente hacer una ensalada y añadirle una cucharada de arroz”.

“Hubo un aumento en lo que respecta a las dietas vegetarianas y veganas. Esto tiene que ver con los cambios culturales, sociológicos”

“En una cultura como la Argentina donde la carne es básica, como un alimento que fue parte de nuestra crianza diaria, es muy difícil pasar a una dieta vegana si antes no aprendemos a hacerla, porque se perderán muchos nutrientes por el camino y no está bueno, principalmente en momentos de la vida donde es necesario contar con estos recursos ya sea para quienes están en etapas de crecimiento, embarazo, lactancia o bien los ancianos”, resaltó la doctora, y agregó que “allí se requiere de cierta precaución con ciertos estados fisiológicos y patologías porque alguien con hipertensión, colesterol, diabetes o una enfermedad oncológica debe prestar suma atención a cómo se está nutriendo”.

Por último, propuso un desafío para las autoridades: “En Chile existe el rotulado de alimentos muy llamativos. Cuando algo tiene un excesivo contenido de grasas, sodio o azúcar pone unos logos bien grandes, llamativos para que la gente sepa que lo que va a comer le va a hacer mal. Tal como fue la campaña entre los fumadores que hizo que baje el consumo de tabaco, eso mismo se intenta hacer en el país vecino. Vos podés vender lo que quieras para comer, pero tenés que avisarme. No es canchero el que come la papa frita o el que toma gaseosa. Eso intoxica, hace daño a la salud. Y es a partir de las políticas gubernamentales desde donde se debe intervenir. Los colegios y comedores infantiles deben contribuir para que la colación no sea un alfajor, sino que se ofrezca una fruta o un snack saludable. Por qué desde la escuela no se enseña cómo cocinar o, simplemente, hacer una huerta”.

El boom de las dietéticas

Uno de los rubros que fue ganando más adeptos de un tiempo a esta parte es el de los almacenes saludables. En Bahía Blanca, el ejercicio es tan sencillo como concreto, basta con salir a caminar y encontrar diferentes comercios popularmente conocidos como “dietéticas” que absorben una demanda en alza. Sinónimo de variedad, calidad y buenos precios es Onda Verde, el ya tradicional local ubicado en la esquina de Alvarado y Perú que visitan cientos de vecinos a diario para aportar bienestar a su vida.

Su dueño es Sergio Miguez, quien conversó con la redacción de este diario digital y no solo repasó el devenir de los meses en los que todos los empresarios, de una ú otra manera, debieron reinventarse como consecuencia de la pandemia. Y hasta se animó a detallar cuáles son los artículos más elegidos por los bahienses, quienes suelen imponer modas perdurables.

“En lo que respecta a la venta de alimentos, todos los clientes pensaron al inicio de la cuarentena que no iban a poder salir más de su casa. En cierta forma se podría decir que se descontroló el consumo porque la gente arrasaba con todo lo que había. Era muy difícil reponer y tener mercadería en las góndolas, algo similar a lo que ocurrió en los supermercados. Nosotros no tuvimos problemas porque contábamos con una buena cantidad de stock y la mercadería no fue un inconveniente, al menos en nuestro caso. Con el paso de las semanas, ya se fue discontinuando la variedad de marcas, tal vez por el desborde inicial de los últimos días del mes de marzo donde todo el mundo se agolpó a comprar sus artículos”, enfatizó Miguez, rememorando lo acontecido hace casi 180 días.

Asimismo, analizó que “la cuarentena no modificó los hábitos alimentarios; no obstante, al tener más tiempo disponible y estar más en la casa, mucha gente se volcó a elaborar sus propias recetas. Pan y tortas parecieran picar en punta en cuanto a la preponderancia en la producción hogareña. Se dio un cambio en la estructura de la obtención de los alimentos, dejando de salir a comprar y reemplazando esa práctica por la experimentación en la propia cocina”.

“Considero que el cambio en lo que respecta a las formas de comer se viene dando desde hace mucho tiempo, sin ser la cuarentena un factor que influya en tal sentido”, sentenció sin vacilar, yendo aún más allá: “Esta variable se va dando con un ritmo muy acentuado porque desde hace algunos años se hace foco en las conductas saludables, dejando en un segundo plano las grasas, con productos menos industrializados. Es algo que se viene gestando y no se detiene. A partir de la llegada de la pandemia, nuestros clientes nos consultaban sobre aquellos artículos que elevaran sus defensas y, así, afrontar cualquier contratiempo, elevando la calidad de su sistema inmunológico”.

Dietas cetogénicas (o “la keto”) y las diferentes harinas

Por último, Miguez evaluó las diferentes alternativas en las que quienes tienen unos kilos de más y se ilusionan con llegar al verano con el físico lo más contorneado posible. Muchas tendencias surgen de lo que ocurre en el microclima de los famosos y no solo a nivel nacional. La viralización de noticias vinculadas con fórmulas utilizadas hasta por artistas de Hollywood buscan ser replicadas por vecinos de a pie, valiéndose de los ingredientes al pie de la letra.

“Desde el año pasado se puso de moda por así decirlo una dieta baja en hidratos de carbono, llamada cetogénica o simplemente keto. Muchas personas acudieron a nuestro local a adquirir los artículos que permitan poder realizarla. Otros productos que tuvieron un auge de un tiempo a esta parte son los distintos tipos de harina que en su mayoría no tienen gluten. Se transformó en una necesidad porque en esta cuarentena se han producido desarreglos alimentarios que vienen acompañados con cierta imposibilidad de acompañar la vida diaria con ejercicios físicos, traduciéndose en la aparición de kilos de más”, concluyó.

“En contra de lo sugerido, la cena es más pesada que el almuerzo”

Una tercera posición la plantea el titular de uno de los emprendimientos gastronómicos que, a priori, no sintió el impacto de la recesión que golpeó al sector, manteniendo los niveles de facturación a índices cercanos a los previos a la pandemia. Dueño de la cervecería y bistró ubicada en avenida Alem al 200, Adrián Lliteras dejó sus sensaciones sobre el comportamiento de los clientes a los que de lunes a lunes, alimenta con propuestas irresistibles.

“La alimentación ha cambiado con el correr del tiempo. Claramente se ha transformado en algo mucho más saludable y lo percibimos a las claras al momento de tomar las comandas. Particularmente diferencio lo que ocurre al mediodía, con relación a los platos que se sirven durante la noche, contrariamente a lo que recomiendan los nutricionistas porque en líneas generales nuestros clientes se alimentan más liviano en el almuerzo con relación a cómo lo hacen por la noche”, rompió el hielo “El Pato”.

En esa misma línea resaltó que “claramente, si hubiera que establecer cierta diferenciación, la mujer se cuida mucho más y comparativamente lo hacen con mucha más rigurosidad que años atrás. Se animan a comidas más saludables, con determinados productos que antes ni por asomo parecían atractivos en la carta de un restaurante. La irrupción del vegetarianismo y el veganismo generó una conciencia por parte de la población, algo que en Bahía Blanca se estableció y pareciera difícil que pudiera modificarse”.

“Particularmente y más allá de las distintas etapas de la cuarentena por la que hemos transcurrido, desde la reapertura por la flexibilización que recibió el rubro gastronómico no modificamos la variada propuesta de platos. De hecho, incluso tratamos de sostener los precios anteriores al 20 de marzo porque entendemos que la situación económica es muy compleja. La posibilidad de ofrecer menúes para todos los gustos nos permitió no tener que realizar ningún tipo de adaptación”, cerró, desterrando ciertas creencias que circulan en el imaginario social.

Cuando cuidarse tiene premio

En suma, analizando minuciosamente los testimonios, queda una sensación de que si bien hay una creciente porción de los bahienses que intentan tomar conciencia y calcular los niveles calóricos y grasos antes de llevar el tenedor a la boca, también da la impresión de que el sobrepeso es cada vez más moneda corriente. En el medio, la disyuntiva entre saciar el hambre con un plato que entra por los ojos, habitualmente nocivo, y controlar esa voracidad con una alimentación nutritiva y sustentable, que aporte aquello que el cuerpo agradecerá y devolverá con más años de vida.

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