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Consejos

Qué levadura elegir a la hora de hacer pan o pizza: seca o fresca

Cuando se trata de hacer pan o pizza en casa, una de las decisiones más importantes es elegir la levadura correcta. Y no es cualquier cosa, porque de este pequeño ingrediente depende mucho el resultado final de tus esponjosas y deliciosas masas.

La levadura es un hongo que tiene la increíble habilidad de convertir los azúcares presentes en la masa en dióxido de carbono y etanol. Esta transformación es lo que hace que tu masa suba, adquiriendo esa textura ligera y aireada que todos amamos. Sin embargo, cuando hablamos de levadura para panadería, las opciones más comunes son dos: levadura fresca y levadura seca. Pero, ¿cuál de ellas es la mejor?

Levadura fresca: un clásico en la cocina

La levadura fresca, también conocida como levadura prensada, es la opción tradicional que se encuentra en muchas cocinas, especialmente en Argentina, donde domina el mercado. Esta levadura es rica en agua (alrededor de un 70% de su composición) y se mantiene en el refrigerador, con una vida útil de unos 30 a 35 días.


La levadura fresca es ideal si buscas un sabor más profundo y un proceso de fermentación natural. Es perfecta para quienes disfrutan de amasar con las manos y sienten que la cocina es más arte que ciencia. Su textura es suave y se desmenuza fácilmente en la masa, lo que la hace fácil de integrar. Eso sí, su almacenamiento requiere un poco más de cuidado, ya que necesita mantenerse fría.

Levadura seca: la opción moderna y práctica

Por otro lado, la levadura seca instantánea es la opción preferida por quienes buscan eficiencia sin sacrificar calidad. Con una concentración de materia seca que ronda entre el 95% y el 97%, esta levadura se presenta en pequeños gránulos que se mezclan directamente con la harina. ¿Lo mejor? No necesita refrigeración y puede durar hasta dos años si se almacena correctamente.


La levadura seca es ideal para aquellos que no hacen pan todos los días y prefieren tener un ingrediente siempre a mano, listo para usar. Además, es perfecta para recetas que requieren tiempos de fermentación más cortos, lo que la convierte en la aliada ideal de quienes tienen prisa.

Entonces, ¿cuál elegir?

La respuesta depende de tus necesidades y preferencias. Si sos de los que disfrutan del proceso artesanal de hacer pan, y no te importa tomarte tu tiempo, la levadura fresca podría ser tu mejor opción. Pero si buscás comodidad, facilidad de almacenamiento y una larga vida útil, la levadura seca es la campeona indiscutible.

Con información de TN

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