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la familia de un santo

Norma Anastacio, la sobrina de Zatti que sigue su historia y sus pasos

“Yo hablo de Zatti desde el vínculo familiar, los libros siguen contando quién fue, quién es y con detalles que son sorprendentes”, dijo.

Norma Anastacio conoce al Artémides Zatti que llegó a ella primero a través de los relatos de la familia que siempre le hablaron de ese tío que recorría kilómetros en bicicleta para ayudar a los pobres, el enfermero al que los médicos pedían consejos. Luego empezó a investigar y hasta siguió sus pasos en la profesión.

El anuncio de que Zatti será canonizado, es decir, será declarado santo de la Iglesia Católica, llegó el día del cumpleaños de Norma. “Mirá qué regalo te dio Zatti”, le comentaron sus amigos.

“Yo hablo de Zatti desde el vínculo familiar, los libros siguen contando quién fue, quién es y con detalles que son sorprendentes. Él vino de Italia, desde Boretto, cuando tenía 16 años. Llegó a Bahía y trabajó de mozo y en una fábrica de baldosas. Él quería ser sacerdote, pero se enfermó de tuberculosis y en esos tiempos no se podía si te enfermabas de algo así”, contó Norma en el programa La Brújula TV.

“Me hice enfermera por él. A veces buscás y en esa búsqueda de qué hacer te encontrás con ese ejemplo”, agregó.

Norma apuntó que el ejemplo de Zatti, en su familia “significa volver a escuchar a los abuelos, a los tíos, hablar sobre él. Todos contaban, no dudaban de sus virtudes. Te genera un cariño por alguien que nunca habías visto. Teníamos un tío sacerdote que era sacerdote y decía que llegaría a santo y como que a uno le quedó que la familia estaba segura de eso”.

La sobrina de Zatti relató más sobre la historia de su tío y detalló que de Bahía fue para Viedma prometiendo dedicarse a los enfermos. “Prometió que si se curaba de la tuberculosis, se dedicaba a cuidar enfermos y escribió unos artículos en 1901 sobre eso. Entre 1901 y 1902 lo ponen a que cuide a Ceferino Namuncurá, quien es beato también. Ceferino se va a Italia y desde allí le envió una postal por haberlo cuidado”, contó.

“En Viedma se dedicó a la farmacia, a cuidar enfermos. Estudió enfermería de grande en La Plata. Era el enfermero de la bicicleta, el hermano de todos lo pobres. Hay libros en cinco seis idiomas sobre él, los salesianos han escrito mucho sobre él”, relató.

“Hay una anécdota de un hombre que tenía una pierna quemada y él la vendó con paños limpios y pidió que no la tocaran y a los días la pierna estaba sanando. Era requerido por los médicos por su sabiduría, por su experiencia. Uno lo quiere creer que era algo sobrenatural”, dijo Norma.

Reseñó que “el primer milagro fue la cura sin lógica de una pierna con gangrena de un seminarista y el segundo en Filipinas, un hombre que tuvo un ACV con complicaciones tremendas y sin explicaciones no le quedó ninguna secuela. Todo eso chequeado con la ciencia, no es comentario, son pruebas. Ese es el milagro que lo conduce a la canonización”.

Zatti fue perseguido por razones políticas, “había gente que no le gustaba lo que hacía. Nunca recibió un peso por nada, hacía sus recorridos en bicicleta, bajo la lluvia, le quisieron regalar un auto y no lo aceptó”.

“Hay una anécdota que le querían recompensar con plata, pero pidió que se lo comprara en algodón y otros insumos. En ese entonces no había morgues y si estaba en la sala, él daba su cama para que el fallecido estuviera allí hasta la sepultura”, recordó.

Sobre la venidera canonización señaló que no tienen fecha y que se rumorea que podría venir el papa para eso, “pero no se sabe nada todavía”.

Norma relató también el paso de Zatti por Bahía y cómo se le recuerda. “En Bahía hay una iglesia en calle Villarino que tiene una reliquia de Zatti: un pedacito de hueso y un pedacito de guardapolvo. Hay una enfermería en calle Pacífico con su nombre. En 2011 supe de un equipo de fútbol que se llamaba los bigotes de Zatti”.

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