“La mayoría de los sistemas que usamos tienen niveles de seguridad muy bajos”

La protección de los datos en manos del Estado y de los privados en Argentina tienen niveles de seguridad muy bajos y que en varias ocasiones cuando alguien advierte sobre ellas fallas termina involucrando en causas penales.

“La mayoría de los sistema que usamos tienen niveles de seguridad muy bajos y en vez de trabajar en solucionarlos, se trabaja en que no se sepa para que la gente no pierda la confianza”, dijo el especialista en informática y programador, Javier Smaldone, en el Instagram Live de La Brújula 24.

El experto vivió en carne propia el ser perseguido por la justicia al advertir vulnerabilidades del voto electrónico y el informe sobre fallas del software en la empresa contratada para conteo del escrutinio provisorio de las elecciones en 2019. Contó los detalles cómo fueron esas horas y sus consecuencias.

“En Argentina hemos tenido al menos cuatro casos importantes de gente que ha sido involucrada en causas penales por denunciar vulnerabilidades, por decir este sistema es inseguro o hubo una filtración. Es una forma de decir, callate la boca, eso está pasando en varios lados y en Argentina, en estos últimos cinco o seis años, pasó unas cuantas veces”, agregó.

En la charla Smaldone detalló las que él considera los riesgos más importantes de la actualidad, especialmente tras la filtración de datos del Renaper, la venta de información sensible y la forma de prevenir que se pueden adoptar. “Tenemos bases de datos que concentran mucha información”, dijo sobre el caso Renaper, que dijo no es común en el resto del mundo que estén tan centralizados.

El especialista sospecha que quien está detrás de esa acción no es un extranjero y que “parece que hay menos ganas de buscarlo, porque si llegan a encontrarlo va a tener derecho a un juicio donde puede llegar a contar lo que hizo por tanto tiempo sin que le pusieran freno y no se si quieran que eso se conozca”.

Por otro lado, Smaldone comentó los peligros de seguridad que representa la información que está en el DNI y cómo “tenemos esa cuestión cultural de que todo el mundo tiene mis datos, si me la piden se las doy, y eso deviene en empresas que saben todo de nosotros, en delincuentes que hacen robo de identidad”.

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