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recuerdo imborrable

La pintoresca anécdota de una bahiense que conoció a Diego en Dubai

El magnetismo de Diego Armando Maradona y su reconocimiento mundial por haber sido el mejor futbolista de todos los tiempos lo rodea de infinidad de anécdotas y vivencias alrededor de su figura, muchas historias de color y, en su gran mayoría, cargadas de emoción.

Una de ellas es la de Julieta, politóloga bahiense que luego se radicó en Punta Alta y vivió cinco años en Dubai, y coincidió con el 10 en aquellas tierras, compartiendo los minutos que jamás imaginó y nunca olvidará. En LA BRÚJULA 24, relató aquella experiencia con un dejo de nostalgia.

"Viví en Emiratos Árabes Unidos por trabajo y, si bien volví a Argentina, luego regresé allí para instalar en la opinión pública a mi país regalar camisetas de fútbol, llaveros, máscaras con la cara de Maradona y Messi. Un determinado día pasaron directivos del club donde estaba Diego trabajando y me invitaron para conocerlo. Me dejaron una tarjeta y los llamé", mencionó en su charla con el periodista Germán Sasso.

Y rememoró: "Fui junto a mi socia, tuvimos una reunión de prensa y cortamos una torta por una celebración del club. Sentía que estaba viviendo un sueño porque salió Maradona con su plantel y verlo tan de cerca como entrenador fue observar a alguien muy intenso. Se comunicaba mediante un traductor porque sus futbolistas hablaban en inglés".

"Igualmente le podía transmitir su pasión más allá del idioma. Me permitieron entrar al vestuario, más allá de que había hombres fueron muy cuidadosos en ese sentido. Cuando me vio, me preguntó quién era y le dije que era su fan. Se empezó a reír y le comenté que vivía en Abu Dhabi. Le entregué una botella de vino y unos alfajores Havanna y lo abracé. Ahí noté que era de carne y hueso", enfatizó la mujer.

Por último, describió que Maradona "ya en aquel entonces no estaba en las mejores condiciones físicas, se fatigaba al hablar, tenía el brazo enyesado, pero no perdía su ímpetu. Y le grabó un video a mi hijo en el que Diego le decía que practique cualquier deporte, pero que lo haga siempre con el corazón. Ahí me largué a llorar. Él allá podía salir a caminar, era más libre, la gente lo respetaba y cuando los argentinos nos acercábamos a pedir una foto, nunca se negaba. Plantó la bandera argentina en los lugares más inhóspitos".

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