A 45 años de un día histórico para las pantallas argentinas: "He aquí la televisión en color"

A las cero horas del 1° de mayo de 1980, la televisión argentina vivió uno de sus momentos más memorables. En cadena nacional y con miles de espectadores expectantes, apareció en pantalla Lidia Satragno —la inigualable Pinky— para despedir con emoción la era del blanco y negro y dar la bienvenida a la televisión en color. Frente a las cámaras, su voz y su gesto marcaron el paso a un cambio tecnológico tan profundo como simbólico. “Señoras y señores, he aquí la televisión en color”, dijo, visiblemente conmovida. Tras sus palabras, la pantalla reveló la bandera argentina flameando sobre la Fragata Libertad, una imagen que quedaría grabada en la memoria colectiva.

El acontecimiento fue un verdadero umbral. En segundos, los grises de la escenografía se transformaron en una explosión de rojos, verdes y dorados. Los labios de Pinky, su vestido negro y el fondo del estudio adquirieron matices inéditos en la televisión argentina. Aunque la señal de televisión a color ya había sido probada en eventos como el Mundial de Fútbol de 1978 —emitido en color solo para el exterior y algunas salas exclusivas—, esa noche de mayo fue el inicio oficial para el gran público. La primera transmisión se completó con un partido grabado entre Argentina e Irlanda, con gol de un joven Diego Maradona, presentado con tono épico por Fernando Bravo.

La implementación de la televisión en color no fue inmediata ni universal. En 1980, sólo unas 250.000 viviendas contaban con televisores aptos para recibir la señal, sobre un total de más de cuatro millones. El precio del aparato era elevado y el sistema elegido, el PAL-N de origen alemán adaptado por Brasil, complicó la compatibilidad con equipos comprados en el extranjero. Aun así, el cambio era irreversible. El canal estatal ATC (Argentina Televisora Color), surgido tras la estatización de los medios, fue el primero en emitir en color, seguido más tarde por Canal 13, Canal 9, Canal 2 de La Plata y finalmente Canal 11.

Más allá de lo técnico, el debut del color fue un fenómeno cultural. Las familias se reunieron como ante un eclipse, sabiendo que presenciaban algo único. Fue un cierre para la televisión en blanco y negro y una apertura hacia nuevas formas de ver y sentir. En un país marcado por tensiones sociales y bajo una dictadura militar, la imagen en color simbolizaba también un deseo de futuro. Pinky, con su magnetismo y su historia en la pantalla, supo encarnar como nadie ese cruce entre emoción personal y acontecimiento nacional.

Aquella noche quedó para siempre como una bisagra entre dos épocas. Fue más que una mejora técnica: fue una reinvención del modo en que los argentinos se miraban a sí mismos. Y durante un instante, todos lo hicieron con asombro, con nostalgia, y por fin, con colores.

Con información de Infobae