“Mindfulness para asesinos”, la miniserie que va de la risa al espanto

No todas las series quieren cambiar el mundo, pero algunas se las ingenian para colarse en nuestra mente y quedarse. Mindfulness para asesinos, una producción alemana basada en la novela de Karsten Dusse, tiene esa chispa peculiar. No pretende ser la mejor ni la más innovadora, pero logra algo crucial: destacar en el inmenso océano del streaming. Con una mezcla de comedia negra, drama y suspenso, esta serie nos lleva por un viaje tan absurdo como entretenido, donde reírse o sentir espanto no siempre es una decisión sencilla.

Björn Diemel, un abogado obsesionado con su carrera y especializado en defender mafiosos, está al borde de perder a su familia. Su esposa, harta de su ausencia, lo empuja a tomar clases de mindfulness. Aunque al principio se resiste, pronto adopta las técnicas de respiración y meditación como parte de su rutina. Pero acá está el giro: en lugar de encontrar la paz interior, Björn descubre que puede aplicar estas enseñanzas para deshacerse —literalmente— de los problemas, convirtiéndose en un asesino serial meticuloso y… sorprendentemente zen.

Interpretado por Tom Schilling, Björn no solo carga con la dualidad de ser un hombre de familia y un criminal calculador; también nos invita a su mente al romper la cuarta pared. Este recurso narrativo, popularizado por series como Fleabag, añade un toque de complicidad que nos hace cuestionar nuestra propia moralidad mientras él lidia con cadáveres y busca equilibrio emocional.

¿Lo más fascinante? No es fácil decidir si queremos que Björn triunfe o fracase. La serie juega constantemente con esa ambigüedad, haciéndonos oscilar entre empatía y rechazo.

La verdadera magia de Mindfulness para asesinos radica en su tono. Sarcástica, despiadada y, en ocasiones, sorprendentemente tierna, la trama encuentra el equilibrio perfecto entre el caos y la calma. Con solo ocho episodios, esta serie es como una inhalación profunda: diferente, refrescante y, a ratos, incómoda.

Con información de Clarín