La emotiva historia de la bailarina ciega que compitió en el mundial de tango

Eliana Manzo es un ejemplo de vida. Teniendo 18 años quedó ciega y, según ella misma cuenta, lo primero que hizo tras perder la vista fue ir a un casting. Tenían que operarla. Convenció a sus padres y a los médicos para retrasar un día su internación para probar suerte en una obra de teatro. No les contó a los directores de su dificultad y actuó como si viera. Terminaron eligiéndola para el rol protagónico.

Manzo viene de destacarse en el mundial de tango, donde se presentó como la primera y única bailarina ciega. Esta mañana, la polifacética artista (también es actriz y gimnasta) habló con LA BRÚJULA 24.

“Nunca se había dado que esté presente en el mundial de tango una persona no vidente. Lo bueno es que la no visión a priori te limita a todo, pero no para moverte. Cuando yo decido volcarme al tango es justamente buscando en el abrazo esa orientación, esos ojos que a mí me faltaban”, indicó a “Hora Pico”.

“Siempre me gustó el tango. Cuando podía ver, me encantaba ese cruce de piernas, la sensualidad y la elegancia”, indicó.

Manzo se considera una privilegiada por el hecho de haber recibido conocimientos de personas de probados conocimientos y, a la vez, empáticas con su discapacidad. Tuvo a Lito Cruz como maestro de teatro. “Hay una cuestión de suerte, pero otro poco viene por lo que uno busca. Nada te llega del cielo y siempre hay una búsqueda”, expresó.