WhatsApp de Publicidad
Seguinos

POLONIA

Argentina que asistió a refugiados de Ucrania contó que exiliados “te abrazan y lloran”

“El nivel de desamparo que uno ve es desgarrador”, afirmó Fanny Ribak cuando habló con La Brújula 24 sobre la ayuda humanitaria que brindaron a 9 kilómetros de la frontera.

“El nivel de desamparo que uno ve es desgarrador”, definió en diálogo con La Brújula 24 Fanny Ribak, coordinadora del Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (Cemic), un grupo de profesionales argentinos que estuvo en Przemyst -Polonia-, a nueve kilómetros de la frontera con Ucrania, para brindar contención a los refugiados de la guerra. La delegación viajó en un vuelo organizado por el piloto y director de cine Enrique Piñeyro.

La delegación del Cemic prestó servicios en la clínica de atención primaria del centro de refugiados perteneciente a la Misión Médica Humanitaria del Hospital Hadassah de Jerusalén -Israel-, que desembarcó en el lugar el 7 de marzo y ya recibió a más de 12 mil personas que escapan de la guerra.

Luego de pasar por la frontera, los refugiados permanecen unos días en el centro hasta encontrar un lugar de acogimiento, sea una familia en Polonia o en cualquier país europeo. Es un shopping que fue convertido en un albergue de almas desesperadas. La mayoría de quienes lo visitan son niños, mujeres y ancianos, dado que los hombres de entre 18 y 60 años tienen prohibido salir de Ucrania: a partir de una decisión del presidente Volodimir Zelenski en el inicio de la invasión rusa, cualquiera de ellos puede ser convocado para unirse a las tropas.

Ribak habló esta tarde con el programa “Nunca es tarde” sobre esta experiencia humanitaria.

“Desde el 6 de marzo en ese centro de refugiados hay muchas organizaciones nacionales e internacionales trabajando. Allí se instaló una clínica de atención primaria que, durante unos dos meses, estuvo atendida solamente por grupos rotativos cada diez días. Nosotros, en Cemic, tenemos un convenio de colaboración hace tres años científica y tecnológica y, ante una convocatoria que nos hizo el director del hospital Adassa, rápidamente dijimos que ahí había que estar. Hicimos una convocatoria interna y tuvimos una muy buena respuesta de nuestros profesionales”, indicó.

Dijo que, hasta que la delegación argentina regresó a nuestro país, en la clínica de atención primaria llevaban atendidas a unos 30.000 refugiados.

“La experiencia ha sido muy fuerte para todos. Una experiencia de esas que te cambian la vida para siempre. La gente llega a la clínica, por lo general con alguna dolencia, y lo primero que hace es que se sienta y llora. Perdón que me emocione pero es muy fuerte…”, indicó.

“La mayoría de la gente que está en el Centro son mujeres solas con chicos porque los mayores de 18 años, siempre y cuando estén físicamente aptos, no pueden salir de Ucrania porque están convocados como reserva para poder asistir al Ejército ucranianos. El nivel de desamparo que uno ve en esas mujeres y esos niños es desgarrador”, agregó.

Lo más leído