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Tras las muertes por monóxido

Es gasista y ofrece sus servicios gratuitamente a familias de bajos recursos

La publicación de Marcelo Iván Proboste se viralizó a través de las redes sociales. “Escuchar que mueren familias enteras por algo que se puede solucionar en minutos es algo que me movilizó mucho”, dijo.

El asesino silencioso, tal cual se lo conoce al monóxido de carbono, volvió a cobrarse víctimas bahienses en las últimas horas. Lamentablemente, el domingo tres personas perdieron la vida tras intoxicarse en una vivienda ubicada en Monteagudo al 600.

Las razones que generan este tipo de hechos son múltiples pero se podrían resumir en la carencia de una correcta ventilación de los ambientes y en consultar a un profesional matriculado a la hora de realizar una revisación de los artefactos que funcionan a gas.

Está claro que en épocas de bolsillos flacos, afrontar una revisión de este tipo se hace muy complejo para muchas familias, que elijen “rebuscársela” con algún tutorial o bien, dejarlo sin hacer.

Siendo consciente de la difícil realidad económica que atraviesan miles de bahienses, pero también shockeado por los recientes fallecimientos, Marcelo Iván Proboste tuvo una idea que rápidamente se viralizó a través de las redes sociales.

Mediante un posteo en su cuenta de Facebook, este gasista compartió su número de teléfono para asistir de manera gratuita a familias de bajos recursos.

“Si alguien necesita revisar un calefactor, cocina, termotanque, calefón y no tiene dinero para pagar un gasista que me llame 2914357237. Los invito a compartir que llegue lejos y evitemos entre todos los accidentes con monóxido de carbono”, escribió Marcelo.

Su teléfono literalmente explotó y no es para menos. Por lo menos, así lo contó esta tarde en diálogo con el móvil de LA BRÚJULA 24, durante el programa Nunca es Tarde.

“Escuchar las noticias y enterarte que murieron familias enteras, con chicos jóvenes y gente de mi edad es muy fuerte. Eso fue lo que me motivó a realizar esa publicación en mis redes sociales”, explicó.

Marcelo aprendió el oficio de su padre, que es el gasista que tiene la matrícula. “Con mi hermanos nos criamos viendo cómo trabajaba y aprendimos todo de él”, explicó.

Los casos que escucha a diario son diversos y lo motivan a seguir colaborando.

“Ayer a la mañana, una chica me mandó una foto de su cocina y la verdad que parecía un lanzallamas. Era una casa muy precaria y vivía ella sola con su bebé. La semana pasada fui a revisarle el calefactor a dos abuelos que se les apagaba el calefactor y me contaron que casi no tenían para comer. A esa gente no le puedo cobrar”, destacó.

“A veces necesitamos 20 minutos o media hora de nuestra vida para salvarle la vida a alguien y no nos damos cuenta. Me lamento por no haber haber publicado algo así antes. El servicio que cobran los profesionales es costoso, pero es lo que vale. Por eso, trato de hacerme un lugar en el día para darle una mano a alguien. No es fácil, porque por suerte hay mucho trabajo y pido disculpas si no puedo contestarle a todos, pero trato de aportar mi granito de arena”, completó Marcelo.

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