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Ni Rafael Emilio Santiago se salva de la burocracia para volver a la cancha

Rafael Emilio Santiago, en su habitual mesa de café de LA BRÚJULA 24, se expresó con relación a la vuelta del fútbol en Bahía Blanca, con lo que será la reanudación del Torneo Federal A.

Un resumen de su columna, junto con Germán Sasso

“Vamos a reanudar en la ciudad el fútbol real, presencial, aire libre, sol, algo de viento en la cara. No es poca cosa, después de tantos meses de abstinencia tengo ganas de volver al viejo ejercicio de ir a la cancha y no deja de ser un privilegio porque se juega a puertas cerradas”.

“La primera vez que mi viejo me llevó a una cancha fue a la de Comercial, cuán sino, era una construcción bien inglesa, tribuna de madera, techo de chapa, piso de lija, lejos del césped inglés. Lo bueno era que si te caías o te volteaban, iniciabas la curación en el acto porque el suelo era pura sal. Y de allí salieron buenos jugadores”.

“Hoy voy a Olimpo-Sansinena, a un estadio que nos parecía gigantesco hasta que estuvo en Primera y uno se dio cuenta que era de los más breves. Hoy no es sencillo ir a la cancha, nada lo es. Supe tener credencial permanente y si vas al club, en una pared, figura mi apellido al lado de las cabinas de la cancha de básquet, no por ser hincha, porque seguimos durante años la actividad”.

“No obstante, para obtener la acreditación para esta tarde, debí pasar por una larga entrega de datos como si comenzara hoy en los medios. Usted quién es caballero, de dónde salió, qué tal habla. Me pareció medio un ninguneo. Como dijo el viejo Asís, venirse viejo es un pecado. Y además, llené una declaración jurada donde debí precisar que soy sano a pesar de mi edad y asegurando que no estoy embarazado”.

“Si cada vez que vaya a la cancha tengo que enfrentar estos trámites, quizás elija escuchar los partidos. Es demasiado papeleo, somos pocos y nos conocemos todos. Pero a mi me gusta de vez en cuando estar ahí, desde la tribuna, para poder hablar”. 

“Es evidente que la televisión, fundamental herramienta, ha ido creando otro deporte. Aquel que crearon los british en sus colegios tradicionales, los diez alumnos y el celador jugando en la hora libre, no tienen casi nada que ver con el VAR, ni el tamaño y la velocidad de los rivales. Y menos aún de los ingresos de los futbolistas. Hoy, para ver un partido como la gente tenés que pagar dos veces, el cable y el pack para el fútbol y si deciden una medida populista más, tal vez tengamos que abonar tres veces por los que no lo hacen”.

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