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De Ayer a Hoy

"Periodista se nace y después se perfecciona fomentando la curiosidad"

Ariel Biagetti hizo un culto de la versatilidad. El inicio en los medios. La estadía en La Plata, ligado a la política. La docencia y la enfermedad que sufre. Y sobre Milei: “Cumple al bajar la inflación y achicar el Estado”.

Por Leandro Grecco
Facebook: Leandro Carlos Grecco/Instagram: @leandro.grecco/Twitter: @leandrogrecco

El protagonista del artículo descubrió en el periodismo su vocación y refugio siendo niño, desarrollando una pasión que marcaría su vida. Su enfoque disruptivo en la comunicación, concebida como un todo integral, lo distinguió de sus contemporáneos. No se limitó a los medios tradicionales; entendió que la prensa también tenía un rol fundamental en las instituciones y dirigió sus esfuerzos hacia la gestión comunicacional dentro de estamentos legislativos, un ámbito que exige precisión, estrategia y visión a largo plazo.

La docencia también ocupó un lugar importante en su trayectoria, consolidándose como una plataforma para compartir sus conocimientos y experiencias. A pesar de su éxito, siempre guardó un vínculo especial con su ciudad natal, Bahía Blanca. Este lazo lo llevó a regresar y asumir un cargo influyente en el tramo final de la gestión de un intendente destacado, contribuyendo al desarrollo local desde una perspectiva innovadora. Su retorno no solo le permitió reconectar con sus raíces, sino también iniciar proyectos que lo posicionaron como una figura clave en la opinión pública de la región.

Sin embargo, los últimos años presentaron desafíos complejos. La pandemia lo confinó para preservar su salud y una delicada enfermedad que lo limita físicamente, lo enfrentaron a nuevas dificultades. A pesar de ello, su espíritu inquebrantable lo lleva a buscar formas de volver a sentirse plenamente útil, explorando caminos que le permitan retomar el dinamismo y la influencia que alguna vez definieron la labor profesional y personal. Así nos adentramos en una nueva historia de la sección “De Ayer A Hoy”.

El día que Ariel iniciaba el jardín de infantes.

“Ariel Adrián Biagetti es mi nombre completo. El domicilio en el que pasé mis primeros años de vida está en Alberdi al 1300, casi Agustín de Arrieta que antes se llamaba Catol y previamente Calle 3, porque la 1 era Liniers y la 2 la cortada de Azopardo” describió, apelando a la memoria emotiva e histórica.

Y añadió: “Soy el mayor de dos hermanos, Martín tiene cinco años menos que yo. Mi papá murió a mis 16, solo tenía 42, a raíz de una complicación durante una operación de corazón, le cambiaron una válvula y no resistió. Él era técnico en comunicaciones, primero trabajó en Siemens y en 1981 montó su propia empresa, que hoy sigue mi hermano”.

Ariel junto a su amiga de la infancia, la conductora televisiva Verónica Lozano.

“Viajaba mucho, lo acompañé siempre, a tal punto que antes de que falleciera tenía en mente estudiar en el Balseiro. Cuando se fue de este mundo cambié rotundamente de idea, más allá de que ya estaba en ese momento comenzando a incursionar en el periodismo”, comentó, respecto de esa etapa inolvidable de su vida. 

Consultado respecto de cómo se organizaron en el seno más íntimo, acotó que “mi mamá trabajó siempre en el negocio familiar a punto tal que cuando enviudó, se hizo cargo de la parte administrativa. Luego, ella misma instaló un local en Villa Mitre ligado a la mercería y mi hermano continuó con el legado de mi padre”.

Junto a su abuela y su hermano, comenzando la primaria.

“Siempre fui a la escuela pública, el jardín de infantes al que acudí fue el 917, a la vuelta de mi casa, la primaria la hice en la 16 de calle Maipú y la secundaria en la ENET Nº1 donde me recibí de Técnico Electrónico. Fui un buen alumno, jamás me llevé ninguna materia, algo que luego pude replicar en la universidad porque nunca rendí mal un examen final”, advirtió Biagetti, con el pecho inflado.

Luego, contó que “de niño estudié Inglés en el Instituto Southland, practiqué judo, softbol con ‘Beto’ Pelizario en Liniers, club en el que además hacía la polideportiva porque Villa Mitre aún no tenía esa actividad en verano. Probé suerte sin mucho suceso en fútbol en el ‘Chivo’ donde me dirigió Néstor Herrero y básquet en el ‘tricolor’ con (Sergio) ‘Oveja’ Hernández como entrenador. Era más una forma de estar cerca del club de mis amores”.

Biagetti practicando deporte en su niñez.

“Para el momento en el que comencé mi carrera universitaria colaboraba en el negocio de mi mamá y ya empezaba a despuntar el vicio del periodismo. El 28 de agosto de 1984 fue mi primer contacto con el micrófono y se dio en LU3, al poco tiempo me llamó Roberto Cortina Bazán porque La Nueva Provincia cubría todas las divisiones menores de la Liga del Sur para la cobertura de séptima, octava y novena, recorriendo todas las canchas”, rememoró Ariel.

Allí se detuvo en un hito de su historia personal: “En 1985 y pese a ser aún un adolescente, comencé el curso, cuando se reabrió el Círculo de Periodistas de la mano de Luis Pedro Ponte, Norman Fernández, Abel A Bournaud, Horacio Persio, Carlos Vecchietti. Hice periodismo deportivo como relator de distintas disciplinas: fútbol, básquet y midgets, además me tocó cubrir boxeo, ajedrez y tenis de mesa”.

Nuevamente con su abuela y su hermano, ahora el día que empezó la secundaria.

“Fui el primer periodista del cable de Villa Mitre, el cual estaba en la esquina de donde yo vivía, en la casa de la mamá de Eduardo Rossetti. Ahí hacíamos nuestros programas y cuando pasaba un micro de la línea 507 se escuchaba el ruido de los frenos y teníamos que volver a grabar (risas)”, lanzó con el tono pícaro que lo suele caracterizar.

Claro que no era sencillo insertarse en el rubro: “En aquellos años había solo cinco medios en Bahía Blanca, los dos canales de aire que solamente hacían una hora de producción local para el informativo, el diario, LU2, LU3 y Radio Nacional que recién a mediados de la década del 80 comenzó a tener alguna producción bahiense mezclada con lo que venía en crudo desde Buenos Aires”.

Posando junto a su padre, su madre y su hermano menor.

“Hoy existe una multiplicidad de medios de comunicación mucho más grande, existen otras alternativas, incluso a partir de las redes sociales. Es un cambio de paradigma al que todos todavía nos estamos adaptando, reconoció Biagetti, promediando el ida y vuelta con este cronista.

Su ideología estuvo grabada a fuego desde antes de la adolescencia: “Me convertí en alfonsinista siendo muy chico y eso me llevó a estar dentro del espacio político que Raúl integraba. Con 12 años iba a séptimo grado y me escapaba con un amigo para ir a pegar los afiches de Alfonsín, le decíamos a mis padres que íbamos a estudiar y dejábamos los útiles debajo de una palmera”.

Ariel abraza a su referente político, Raúl Alfonsín.

“Con el regreso de la democracia, todos los colegios tenían en las clases de Ciencias Sociales la posibilidad de recrear lo que iba a ser la elección, la cual sería todo un acontecimiento. Fui candidato, gané esa contienda electoral contra otro partido y terminé de descubrir que la política era algo que me gustaba. Alfonsín fue determinante para eso”, aportó a la charla el entrevistado.

Su anhelo de la juventud quedó trunco porque no se daban las condiciones: “Mi primera intención cuando inicié el camino posterior a lo que fue el colegio secundario era estudiar Ciencias Políticas, pero esa era una carrera que no se dictaba en universidad pública, solo en la Católica”.

Con "Polo" Román y Facundo Saravia (Los Chalchaleros).

“Me recibí de Licenciado en Comunicación Social en la Universidad Nacional de La Plata, ciudad en la que viví desde 1989 y lo resolví teniendo mucho trabajo porque estaba en el negocio que nos había dejado mi papá y paralelamente en LU3 y en el cable”, consideró, en referencia a la manera en la que se multiplicaba en denodados esfuerzos.

Una frase aún resuena en su mente: “Recuerdo las palabras de mi mamá, que me dijo ‘hacé lo que te parezca’. Empecé con un empleo en la sala de periodistas de la Casa de Gobierno platense, haciendo salidas para medios de Bahía Blanca y la región, cobrando muy poco dinero. Tal es así que a veces era más caro el envío del material que lo que me pagaban quienes me contrataban”.

Saludando a Joaquín Sabina.

“En el 91 entré al área de prensa del Senado con (Héctor) Bertoncello en su período como legislador, permaneciendo ahí hasta el 95, con la salvedad de que un año antes, con la reforma de la Constitución en la provincia de Buenos Aires, me voy durante esos tres meses al bloque radical, cuyo presidente era Melchor Curuchaga”, aseguró Ariel. 

La formación ocupó un sitio clave: “Hice toda la carrera en lo que era la Escuela Superior de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata y junto a un grupo de alumnos militamos mucho para que pase a ser Facultad, por eso dejé la última materia para rendir a fines de 1996. En ese interín continúe trabajando en Diputados con Marisa Kugler, quien fuera intendente de Tornquist”. 

Darín se inspiró en el quincho y la parrilla de Ariel para montar un espacio igual en su casa.

“En el 97 me llamó ‘Pancho’ Ferro para ofrecerme la dirección de prensa de la Cámara, que era una responsabilidad muy grande con apenas 27 años. En aquel momento no había muchos periodistas institucionales, la mayoría se desempeñaban en medios. Ostenté ese puesto hasta 2001, con intervalos porque se lo intercalaban el radicalismo y el Frepaso”, dijo, en relación a uno de los desafíos más fuertes que afrontó. 

Luego, marcó en la línea de tiempo otro hito que lo ubicó en el punto donde él quería estar: “a Bahía Blanca regresé de manera definitiva en 2001, cuando Jaime Linares me convocó para ser Director de Prensa del municipio. No lo dudé porque quería volver a radicarme en mi ciudad, ese año inclusive me casé y fue una gran felicidad porque no estaba disfrutando de vivir en La Plata”.

Agasajando a "Beto" Brandoni en su casa.

“Me permitió ponerme en contacto con lo local, pese a que tuve muchos ofrecimientos para permanecer en Buenos Aires incluso después de decidir afincarme acá. Aquellos que tenemos cargos políticos deben comprender que es algo temporal, uno ingresa con un funcionario y se va con él o cuando esa persona así lo decida. Esto no es tan frecuente en la actualidad, muchos se quieren quedar más allá de la suerte de quien le abrió las puertas”, apuntó, a modo de crítica.

La independencia que le daba residir en sus pagos le permitió proyectarse: “En 2003 abrí mi propia consultora y lo pude compatibilizar con mi rol docente, el cual venía ejerciendo desde 1996 viajando todos los fines de semana a Bahía para cumplir con mis obligaciones acá, un programa que se llamaba ‘Cerri Es Así’, otro en FM Espacio y los lunes daba clases en el Círculo de Periodistas”.

Biagetti observando el monitor de la computadora con Jaime Linares.

“Ese era el único día que me quedaba disponible porque a la noche volvía a La Plata y lo digo con orgullo porque me tocó ejercer en lo que fue la primera carrera en Comunicación Social de la provincia de Buenos Aires con título terciario. Como profesor también me desempeñé en la Universidad del Comahue con un anexo que tenía en Bahía Blanca y en la extensión Punta Alta de la UNLP”, refirió Biagetti.

No obstante, admitió que “nunca me gustó ni tomar examen ni poner nota, disfruto de motivar y generar a otra persona la experiencia que uno tuvo y que le sirva. Periodista se nace y con el tiempo se perfecciona, uno de chico fomenta la curiosidad, salía a un lugar y se pregunta el por qué de todas las cosas”.

Compartiendo la mesa con su esposa Gabriela, "Lito" Fruet y Carlos Garaycochea.

“Por eso estoy a favor de la colegiación del periodismo, más allá de que cualquiera pueda estar frente a un micrófono. No le puedo pedir un título a aquellas personas que han hecho de esta profesión su medio de vida por décadas, pero en todos mis trabajos llevo a alguien que sea egresado”, aclaró Ariel.

Posteriormente, reveló una situación que lo tiene a maltraer: “Ya son 20 años instalado en la ciudad, tengo a mi hijo de 17 años y a mi esposa que me acompañan, en especial en este año tan particular porque estoy transitando una difícil enfermedad y que me limitó muchísimo porque me afecta principalmente a la voz, una de las herramientas con las que uno cuenta”.

Sonrientes Ariel y "Manu" Ginóbili.

“Una de mis tareas de asesoramiento comunicacional y de generación de alternativas en lo laboral hizo que pueda dedicarme a escribir mucho por esta situación que estoy atravesando. Se suma a los dos años en los que por mi salud realicé un confinamiento total durante la pandemia del Covid. Además disfruto de Café x Medio en su formato radial, TV y diario digital”, esbozó, ingresando al segmento final de la conversación.

Por último, enunció lo que observa del actual contexto nacional: “Veo que hay un cambio de rumbo y un acompañamiento de la sociedad en algunos aspectos que es un poder que capitaliza un presidente con muchísimo tiempo, cosa que no ha ocurrido en estas últimas décadas. Mantener una imagen positiva por encima del 60% tras un año de gestión no es algo natural”.

Ana Belén, Víctor Manuel y el entrevistado, compartiendo una charla casual.

“Prometió dos cosas que cumplió: bajar la inflación y achicar el Estado, para los argentinos ver que los precios no suben fuertemente, que el dólar no se dispare y que el discurso sea acorde a lo que quieren escuchar es algo inusual. Tiene que estar complementado, si en la segunda etapa no ejecuta las políticas necesarias, perderá todo el capital que logró reunir”, infirió.

Al epílogo desmenuzó que “Milei captó el voto joven porque todo el arco político opositor hizo todo mal, esos chicos que lo apoyan son hijos de padres que han pasado momentos difíciles todos estos años. Por eso, cuando algunos se preguntan cómo ganó este tipo, hay que revisar todo lo que ocurrió previamente para que se dé este resultado”.

Posando con Facundo Cabral, durante una visita del artista a Bahía.

En medio de su análisis de la actualidad, Ariel Biagetti reflexiona desde su mirada crítica y constructiva la labor del dirigente libertario, reconoce los desafíos que afronta para sostener el respaldo popular. Entiende que el apoyo inicial debe transformarse en certezas concretas para el futuro, especialmente en un país que exige cambios profundos y sostenidos. Así las cosas, sigue siendo un observador agudo y activo de la realidad, fiel a su naturaleza.

Padres orgullosos de Giovanni.
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