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Qué es el efecto halo y cómo usarlo para causar una buena primera impresión

Los cuatro principios fundamentales que debes saber.

Vivimos en un mundo donde las primeras impresiones cuentan más que nunca. Según estudios recientes, nuestra capacidad de atención disminuyó drásticamente en las últimas dos décadas. Hoy, solo tenés entre cinco y siete segundos para causar una buena impresión, ya sea en una entrevista, una reunión o en una interacción cotidiana. Pero, ¿qué influye en esa primera impresión y cómo podemos aprovecharla a nuestro favor? Acá es donde entra en juego el efecto halo.

El efecto halo es un sesgo cognitivo que nos lleva a formar juicios generales sobre una persona basados en una única característica o impresión inicial. Este fenómeno psicológico fue identificado por el psicólogo Solomon Asch, quien demostró cómo nuestras primeras impresiones pueden influir en nuestras percepciones posteriores. Por ejemplo, si conocemos a alguien y nos parece simpático desde el principio, es más probable que asumamos que también es competente, honesto y agradable en otros aspectos, incluso si no tenemos pruebas para respaldar esa opinión.

Este sesgo puede funcionar tanto a favor como en contra de una persona, dependiendo de cómo sea esa primera impresión. Por ello, comprender y controlar el efecto halo es clave para causar una impresión positiva desde el primer momento.

A continuación, te presentamos cuatro principios fundamentales para causar una buena primera impresión:

Cuida tu apariencia: la primera impresión visual es poderosa. La apariencia física, incluyendo la higiene personal y la vestimenta, influye en cómo los demás te perciben. Vestir de forma adecuada y cuidada transmite respeto y seriedad, generando una percepción positiva desde el primer momento.

Muestra seguridad: la seguridad en uno mismo es esencial para generar confianza. Si te muestras inseguro o nervioso, las personas pueden interpretar que no crees en lo que estás diciendo. Controlar tus gestos y mostrar confianza en tu discurso hará que los demás también confíen en ti.

Sé auténtico: la autenticidad es uno de los valores más apreciados en la sociedad actual. Las personas valoran la transparencia y la honestidad. Mostrarse tal como uno es, sin pretensiones, genera cercanía y confianza, lo cual es clave para establecer relaciones sólidas desde el principio.

Transmite entusiasmo y energía: el entusiasmo es contagioso. Las personas que muestran pasión por lo que dicen suelen captar mejor la atención de los demás. No se trata de exagerar, sino de transmitir genuino interés y energía positiva, lo que hará que quienes te escuchen se sientan más atraídos hacia ti y hacia tu mensaje.

El efecto halo nos enseña que las primeras impresiones son poderosas y duraderas. Si bien es inevitable que las personas nos juzguen desde el primer momento, podemos influir en esos juicios con pequeñas acciones estratégicas.

Al cuidar nuestra apariencia, mostrar seguridad, ser auténticos y transmitir entusiasmo, estaremos aprovechando el efecto halo a nuestro favor, maximizando nuestras oportunidades de causar una buena impresión en los pocos segundos que tenemos para lograrlo.

Fuente: La Nación

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