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guillermo martínez habló con la brújula 24

“Lo mejor para incentivar la lectura en los chicos es que los padres lean”

El autor bahiense conversó acerca de sus estrategias para escribir, el lenguaje inclusivo y otros temas de literatura.


El bahiense Guillermo Martínez es uno de los escritores argentinos más leídos en el país y en el mundo, ha recibido importantes premios internacionales y dos de sus obras fueron llevadas al cine.

El autor conversó con La Brújula 24 en el programa Nunca es Tarde, donde comentó acerca de cómo fomentar la lectura en los niños, las estrategias que usa para desarrollar su trabajo, el lenguaje inclusivo y otros temas.

Incentivar el hábito de lectura en los niños

Martínez, quien desde pequeño era un ávido lector, recomienda a los padres que para incentivar este hábito en sus hijos pongan un límite a las pantallas y que además ellos mismos sean lectores.

“Me parece muy importante tener un horario límite con las pantallas. Los chicos a veces se quieren quedar unas horas más tarde y esa es una manera indirecta de llevarlos a los libros. Es bastante razonable, porque leer es una actividad que incentiva el sueño, en cambio las pantallas los sobre excita y no los deja dormir”, dijo.

Puso como ejemplo que corten con las pantallas a las 10 y quien se quiera quedar un poco más que lea un libro hasta las 11 y consideró esa hora de lectura como suficiente para leer algunos de los clásicos.

“Lo otro es que si los chicos no ven que los adultos leen, también es muy difícil, lo mejor es que los padres le den el ejemplo”, aseguró el autor bahiense.

¿Leer un libro aunque no nos guste?

En su novela más reciente (La última vez) Martínez refleja de alguna forma sus visitas a la Biblioteca Rivadavia en Bahía y eso le dio pie para contar una anécdota relacionada con el tema de si hay que terminar de leer un libro aunque no nos agrade.

“Yo iba de chico a la Biblioteca Rivadavia y todos los libros tenían un sello que decía en la primera página: ‘Todo libro merece ser leído hasta el final’. Como era chico me lo tomaba muy enserio y me sentía horrible si no lograba llegar hasta el final. De grande uno aprende que los libros se desnudan muy pronto. Aprendí que basta leerlo hasta la pagina 20 y allí ya se sabe una cantidad de cosas: la densidad literaria, si logra sobrevivir o no a la lucha contra el lugar común, la clase de vida de los personajes, si el tema es interesante o no”, dijo.

Escribir como medio de vida

Martínez comentó también acerca de su vida como escritor y aseguró que pensó en ganarse la vida de esta manera en dos ocasiones. La primera cuando publicó su primer libro, uno de cuentos llamado Infierno grande y la segunda vez fue cuando dejó la universidad para escribir.

Ahora, con dos de sus novelas llevadas al cine (Crímenes imperceptibles, que se adaptó como Los crímenes de Oxford y la Lenta muerte de Luciana B., que Netflix convirtió en La ira de Dios), comentó que “viene el dinero, sí, cada tanto, pero no dependo enteramente de ese dinero, le dedico a cada libro el tiempo que necesite y el mínimo que me lleva un libro son tres años”.

Su formación de cuentista marca su método de trabajo: “Siempre aparece una idea para un cuento que está asociado a algún personaje que si crece, aparecen otros, si aparece lo que yo llamo una línea teórica, entonces se convierte en novela. Tengo una tendencia a escribir la novela como si fueran cuentos”.

“En general tengo el final pensado y entonces todo debe concurrir a ese final con algunos desvíos, digamos trampas para el lector ,sobre todo en las policiales. Tiene que haber una parte de encubrimiento, es muy parecido al ilusionismo, el lector cree estar leyendo una cosa y por debajo están sucediendo otras”, afirmó Martínez.

A los interesados en su obra, el autor recomienda empezar por leer Acerca de Roderer, una novela corta que se publicó en 1993 y que recuerda los balnearios cerca de Bahía. “Es una historia entre dos adolescentes que juegan una partida de ajedrez y generan una amistad y rivalidad a lo largo de la vida”, relató.

Uso del lenguaje inclusivo

El escritor bahiense también tocó el tema del lenguaje inclusivo, cuya prohibición en las escuelas porteñas causó una polémica que sigue viva.

“Más allá de que uno lo use o no, prohibirlo es una locura. Es una manera de hablar que se difundió entre grupos feministas y tiene algunos argumentos que comparto”, afirmó.

Martínez aseguró que los argumentos que se esgrimen para prohibir el uso de del lenguaje inclusivo ” son infantiles, excusas para estigmatizar a un colectivo.

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