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Hay amores que matan

Vuelven Tom y Jerry: y lo hacen en la pantalla grande

Nunca una “enemistad” fue tan festejada y aplaudida. Los hijos más queridos de Hanna-Barbera vuelven a sus andadas en una película que, practicamente, reunirá a tres generaciones en los cines.

Todos al cine! por primera vez, vamos a verlos en 3D...

Por Fernando Quiroga
Especial para La Brújula 24

Este próximo viernes 5 de marzo, se estrena en los cines de Argentina (o sea que para verla en las plataformas hay que esperar), una película que combina animación y live action, al mejor estilo de las mega producciones de Hollywood de los años 50, cuando un joven Dick Van Dycke, encarnaba al Deshollinador de Mary Poppins, bailando codo a codo con los pingüinos.

En esta oportunidad, es para revivir un clásico de la niñez de tres generaciones. Los hijos más queridos de la Metro Goldwyn Mayer durante la mitad del siglo XX, han vuelto entre persecuciones, ventanas que se cierran en los dedos, sartenazos en la cara y varias roturas de jarrones: sí, adivinaron, ¡Tom y Jerry acaban de renovar contrato con nuestros corazones!

Con una trama no tan relevante como la entusiasta vuelta de los queridos enemigos eternos, solo diremos que el escenario de sus aventuras será New York y, puntualmente, el Royal Gate Hotel. Las actuaciones de Chloe Grace Moretz y Michael Peña, sin duda enriquecerán una franquicia que desde hace 81 años fascina, anima, conmueve y divierte como muy pocas.  

El dibujo animado original de William Hanna y Joseph Barbera (Hanna Barbera), nacido en 1940, es uno de los cartoons más queridos y representativos de la infancia de por lo menos, la mitad del globo. Por no haber sido un show hablado (y por consiguiente no necesitar traducción ante la mímica y los contenidos entendibles), su expansión y reconocimiento mundial fueron enormes, llegando a ser vistos en lugares remotos del mundo.

Es oportuno que, ante tanta oferta audiovisual con cánones estéticos actuales, los chicos tengan la posibilidad de disfrutar de los iconos de aquella sana infancia de los padres y abuelos, donde lo máximo que ocurría en una persecución, era que la cara de Tom quede triangular como una plancha, al doblar en un rincón de la casa y chocar contra una de estas; y no, como ahora, que muera media humanidad en un enfrentamiento nuclear entre enemigos monstruosos.

Algo de inocencia que vuelve para recordarnos que, hasta un gato y un ratón, pueden enrostrarnos nuestra falta de humanidad.

Me puse nostálgico, ¿no? ¡A disfrutar el trailer que ya llegan!

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