WhatsApp de Publicidad
Seguinos

informe especial

El auge de la huerta en casa: un pasatiempo saludable que nació de la pandemia

El aislamiento puso a prueba el ingenio de los bahienses. Muchos aprovecharon el patio para sembrar y cultivar el fruto de lo que luego llega a la mesa. Consejos para convertir la producción en sustentable. Y la alternativa hidropónica.

Por Leandro Grecco, redacción La Brújula 24
[email protected]

La pandemia de coronavirus llevó a los bahienses a permanecer en sus hogares. Casi de improviso y sin mayor preparación, durante varios meses una amplia porción de la población se confinó, aspecto que hasta el día de hoy mantiene a los adultos mayores y personas de riesgo en un aislamiento, al menos hasta la llegada de la tan mentada vacuna.

Cuando mirar series dejó de ser una alternativa, las videollamadas cumplieron su cometido y el orden del placard perdió su encanto, cientos de vecinos se volcaron a la instalación de huertas orgánicas en los patios de sus respectivos domicilios. Y todo vale, porque hasta el mínimo balcón de un departamento se convierte en un espacio propicio para incursionar en un mundo hasta entonces desconocido.

Una de las ventajas de esta práctica radica en lo sencillo que resulta comenzar. Solo es necesario contar con algunas herramientas básicas, lugar, semillas y conocer algunos aspectos clave. En LA BRÚJULA 24, especialistas y entusiastas novatos brindaron una serie de tips para no fracasar en el intento.

Nunca es tarde para comenzar

Gimena Lorenzetti es una de las administradoras del grupo de Facebook, Huerteros de Bahía Blanca y Zona, el cual fue creado apenas comenzada la pandemia. Actualmente está compuesto por más de 5300 miembros que son aprobados por recomendación previa, apoyado por una lista de amigos de Whatsapp quienes comparten sus experiencias y conocimientos.

En diálogo con este diario digital, quien se desempeña como administradora junto con Rosa Garcés intentó explicar por qué las huertas orgánicas son una tendencia en alza: “El éxito de esta actividad viene de la mano con la alimentación saludable, ya que lo que se cosecha está libre de químicos. Además, el hecho de que la gente dispone de tiempo en su casa y la necesidad de tener un espacio verde donde podremos consumir lo que sembramos, lo transforma en algo sumamente gratificante”.

Esperanzada en que se sumen aún más personas a la propuesta, Lorenzetti aclaró que “algunos vegetales se pueden cultivar todo el año, en cambio hay otros que requieren de más horas de sol como todo lo que es de fruto; allí, la época más prolífera es primavera-verano”, al tiempo que agregó que “en los meses más fríos del año, todo cultivo de hoja y de raíz, además de algunas legumbres, fijan el nitrógeno del aire al suelo y lo preparan para la siguiente estación”.

“Los vegetales más elegidos por los bahienses son los que se consumen masivamente: acelga, lechuga, tomate, morrón, zapallo. Otro cultivo que tiene mucha aceptación es el de las habas, dentro de las legumbres. Las aromáticas no pueden faltar, aunque no se ingieran porque ayudan a repeler las plagas y atraen los insectos benéficos.”, enfatizó una de las huerteras de la ciudad.

Consultada con relación a si se ahorra dinero con la huerta domiciliaria, resaltó que para tener una huerta orgánica y que prospere se necesita invertir en sustrato, herramientas, abonos, entre otras cosas. Aunque con el paso del tiempo uno comienza a generar su propio compost (abono natural que se produce por la mezcla de material húmedo, de origen vegetal y material seco, degradado) y el ahorro es notorio”.

“La tierra nos conecta con los valores y participar en el grupo de huerteros despierta la solidaridad”

“También podemos utilizar recipientes como baldes plásticos de pintura, bidones de agua, cajones de verdulería y a su vez colaboramos con el medio ambiente. Podemos además recolectar nuestras propias semillas y compartirlas, hasta intercambiar la cosecha entre familias que el gasto es cero”, subrayó Lorenzetti.

Por último, agradeció haber encontrado en esta disciplina su cable a tierra: “Es un buen pasatiempo, clave en el contexto actual e influye positivamente a nivel mental y emocional. Lo recomiendo para todas las personas que aún no han comenzado. Es una buena terapia. Nos pueden buscar en Facebook y somos una asociación sin fines de lucro que entre un grupo reducido de integrantes colaboramos con merenderos y comedores”.

El dilema del origen de lo que consumimos

Uno de los desafíos que asume la sociedad es satisfacer cuantas bocas existen en toda la Tierra. Julieta Centeno, además de haber sido legisladora bahiense por Cambiemos, en el último tiempo abrazó la pasión por la hidroponia, a la que define como “una excelente alternativa, una técnica que permite la incorporación de tecnología e innovación que se traduce en una mayor eficiencia productiva”.

En esa dirección, Centeno aseveró que “en un año particular, en el que por sus circunstancias, se aceleraron las tendencias hacia un consumo de alimentos más consciente y responsable, es un buen momento de replantearnos acerca de nuestras preferencias a la hora de planificar una dieta”.

“Vivimos en una ciudad donde la mayoría de los productos frescos, como es el caso de las hortalizas, provienen de lugares muy alejados, a cientos de kilómetros. Estos alimentos viajan largas distancias, lo que se traduce finalmente en una desconexión entre los consumidores y el origen de los mismos”, resaltó quien, tal como reveló semanas atrás la sección Bahía Indiscreta, desde hace unos meses lanzó su emprendimiento familiar denominado Verdea, dedicado a la producción local de cultivos hidropónicos urbanos y la agricultura sustentable.

Frente a esto, analizó que “es notorio el incremento en la preocupación por la calidad y la seguridad de los alimentos. Así, los consumidores cada vez son más exigentes con los productos en cuanto a su  calidad y origen: es allí donde cobra especialmente importancia el llamado “producto local o cadena corta de suministro”.

A raíz de los beneficios de una red de suministro local de alimentos, Centeno ponderó a la hidroponia “a partir de la sustitución del suelo y su reemplazo por una solución nutritiva, especialmente preparada con los nutrientes que necesita la planta en cantidades y proporciones adecuadas”.

Y entre sus características diferenciales se destacan el ahorro del 90% de agua, una mayor cantidad de plantas producidas por unidad de superficie, ciclos cortos de producción, el cultivo en condiciones de ambiente controlado, trazabilidad de la siembra a la cosecha, máximo bienestar vegetal, la obtención de productos de altísima calidad. También se evita el agotamiento y los contaminantes del suelo, fomenta la producción responsable con el medio ambiente, permite el cultivo en la ciudad, fomenta la cercanía entre el productor y el consumidor, resalta la inocuidad alimentaria y permite que en minutos, los alimentos frescos de la huerta lleguen  al plato.

“Otros aspectos diferenciales que ubican a la hidroponia por sobre cualquier otra práctica están relacionados con una mayor duración post cosecha, pues se comercializa una planta viva con su raíz y contribuye a la disminución de la pérdida y desperdicio de alimentos y sustentabilidad en la producción de la comida”, concluyó.

Orgullo y satisfacción en primera persona

No dejó pasar un día. Antes de la llegada del mes de abril, Elvira acondicionó el patio trasero de su casa para crear su propia huerta, aquella que sus ancestros criados en el campo cultivaban con suma dedicación para que la vida rural tuviera esa característica ligada a la naturaleza.

Consultada por este medio con relación a las sensaciones que experimenta en estos primeros meses de tránsito por un mundo casi desconocido, reflexionó: “Es un espacio donde puedo relajarme y desconectarme de los problemas cotidianos. Comparto con mi familia verduras sanas y frescas”.

“No es necesaria una gran inversión para adentrarse en este mundo maravilloso. La huerta es la mejor oportunidad para abaratar los gastos que suponen salir a comprar lo que uno puede producir en casa”, sostuvo en otro tramo de la amena charla, mientras regaba cuidadosamente cada una de las incipientes hortalizas.

"El progreso diario de lo que uno siembra es el motor para seguir adelante, aprendiendo y dedicándole mucho tiempo a un lugar que es mucho más que un rinconcito de la casa"

Y finalizó, ponderando una de las potencialidades de las huertas hogareñas: “El valor agregado de esta disciplina es la incorporación de nutrientes saludables”.

Precursores a partir de la sustentabilidad

Desde 2016, Profertil implementó el denominado Programa de Huertas. Este año y luego de varias ediciones en la Biblioteca Rivadavia, la empresa dictó dos talleres virtuales para docentes, de cuatro encuentros cada uno y de los cuales participaron cerca de 90 educadores de Bahía Blanca y la región.

En los mismos se brinda información sobre cómo preparar el suelo, ubicación de la huerta, métodos para hacer almácigos, calendario de siembra, además de la entrega de fichas para que los maestros puedan llevar a cabo actividades junto a sus alumnos.

Por último, como parte de esta línea de acción, en 2020 comenzó una suerte de prueba piloto de 70 patios productivos en Ingeniero White, como parte de una premisa de la denominada Mesa de Proyectos y el cual vincula a ingenieras agrónomas con familias de la localidad. Vale resaltar que la firma entregó a cada participante el material necesario para confeccionar su huerta en casa.

En tal sentido, la coordinadora de Relaciones con la Comunidad, Gabriela Gancedo, sostuvo, en el contacto que mantuvo con LA BRÚJULA 24, que el mismo “tiene mucho valor en este momento de pandemia, en el que la familia se encuentra en sus hogares y que puede trabajar junta, a partir de la tierra y con la importancia de producir sus propios alimentos saludables”.

“Hoy el proyecto está siendo muy valorado. Muchos destacan que les cambió la cuarentena, que ahora les dan más ganas de salir al patio, de regar, de conectarse con la naturaleza. Subrayan las cualidades terapéuticas de la huerta”, finalizó Gancedo.

Lo más leído