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DENUNCIA CONTRA EL CURA

“Me decía que el sexo anal no era pecado”

La joven que acusó al Padre Mauro hizo su descargo en La Brújula 24 y contó cómo era su relación con el párroco. “Él me decía que yo era su Miss Bum Bum, su chica con cola grande”, relató entre lágrimas.

La catequista que en las últimas horas denunció por abuso al cura de la Iglesia San Roque, el padre Mauro Henrique Cantanhede Ferreira, hizo su descargo público.

Su historia retumbó con fuerza en el mundo judicial local, pero también en el eclesiástico. Y ella, ahora, armada de coraje, decidió contar su versión en LA BRÚJULA 24.

Primero, en diálogo con el periodista Germán Sasso, la denunciante relató cómo fue que conoció al sacerdote. “Fue a principio de año, en abril, cuando se hizo una misa grande para Pascua. En un momento salieron los curas a saludar y le comenté que hablaba portugués”.

“Me hizo un chiste y se fue porque estaba apurado por volver a la iglesia. No lo volví a ver un tiempo hasta que fui a San Roque el 7 de agosto para San Cayetano. Antes nos habíamos sacado una foto y me pidió que se la hiciera llegar por mensaje”, recordó.

En ese sentido, sostuvo que esa actitud le pareció normal por lo carismático que se mostraba siempre Ferreira. “Me decía que era el cura pop”, dijo.

Luego, ese cruce de mensajes comenzarían a cambiar. “Dos semanas después lo volví a ver en el María Auxiliadora y me pidió el celular y quedó en que se iba a contactar conmigo. Esa misma tarde me mandó un mensaje, se me presentó como ‘superboy’. Era una foto de un superhéroe pero con su cara”.

“Me llamó la atención por lo gracioso. Él tiene 40 años pero, como él mismo me dijo, se siente como un niño en el cuerpo de un hombre. Yo seguí hablando con él, me preguntaba por el día a día, por mi familia. Me dijo que era muy fotogénica, muy linda, pero hasta ahí no creí que iba a transgredir un límite”, indicó con indignación.

Y agregó: “Empecé a mandarle fotos de patín y danza que hacía y ví que me las reenviaba y me decía que estaba linda. Se comunicaba a diario conmigo. No pensé que podía llegar a tanto. Me mandaba mensajes de día, con fotos de los feligreses que visitaba y después de las 10 de la noche me empezaba a escribir”.

“Todo era normal hasta que en un momento me pidió fotos desnuda. Me decía que yo era su ‘Miss Bum Bum’, su chica con la cola grande. Acepté mandarle esas fotos y me decía que tenía que ser una relación de confianza, que me quería cuidar. Siempre hacía hincapié en eso y hasta me dijo que el sexo anal no era pecado”.

El abuso

En su relato, la joven recordó cómo fue el momento en que, asegura, el cura abusó sexualmente de ella. “Primero me empezó a contactar a la noche y nos quedábamos hablando hasta las 3 de la madrugada. Me iba pidiendo fotos, con pollera o tanga. En un momento le mandé de cuerpo entero, pero me decía que de arriba no, tenía una fijación con la cola”.

“Me daba a entender que era una relación de amistad, él me fue llevando a hacer todo eso. Como que me fue manipulando. Un día me dijo que me quería ver en mi casa y que yo le mostrara la cola, que quería tocar y morder. Ahí me dio a entender que el sexo oral debe ser fantástico y me contó de experiencias que tuvo con una mujer en Brasil”.

“Me dijo que sufrió un abuso dentro de la iglesia o algo así. Pensé que tenía un conflicto con su religiosidad”.

“Fue a mi casa, nos pusimos a hablar y me contó de su infancia, hasta que en un momento le dije de sacarnos una foto como en la parroquia. De golpe me sentó arriba suyo y me empezó a hablar como un nene. Eso es lo que me da asco, yo no lo consentí. Me decía que estaba duro y me agachó para arrodillarme. Me tapó los ojos mientras me obligaba a hacerle sexo oral, me repetía que Dios sabía que yo era buena”.

“No duró ni un minuto. Después me senté encima de él y me dijo que ya se le había bajado y que tenía miedo. Estaba muy nervioso. Después me pidió un vaso de agua y que lo guiara porque se tenía que ir a la curia”.

“A partir de eso él cortó la relación, me empezó a decir que tenía problemas con una tía o con un tío para no hablarme. Yo me enteré del caso de otras chicas y me dijo que tenía miedo que lo denuncien”.

“Siento miedo, rechazo. Me hubiera gustado tenerlo enfrente y que me pidiera disculpas. Siento que me tendría que haber suicidado para que no se sepa todo esto, para llevarme todo esto conmigo”.

La nota completa:

Si sufrís violencia de género o conocés a alguna víctima, llamá al 144.

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