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De la gallinita a la mielcita: qué pasó con las golosinas que marcaron a una generación
Infaltables en los kioscos, era consumidas por los más chicos en los recreos o en algún cumpleaños. A la mayoría ya no se la ve más.

Las golosinas, además de ser deliciosas, tiene el poder de teletransportaros al ayer. Resultan un automático viaje nostálgico con su sabor y textura, llevándonos a nuestros primeros años. Pastillas, chicles, chupetines o bocaditos, todos tienen su encanto propio y nos sacan una sonrisa.
Con el paso del tiempo se pierde la costumbre de darnos un mimo en el kiosco, pero por momentos es inevitable no pensar en qué pasó con aquellos dulces que tan feliz nos hicieron. ¿Desaparecieron o es posible conseguirlos?
Qué fue de las golosinas de antaño
Si te estás preguntando qué pasó con aquellas delicias que tan feliz te hicieron, en esta nota vas a encontrar la respuesta.
Gallinitas
Un vasito de oblea o de pasta que arriba tenía una especie de gallina azucarada de diferentes colores. Pero no venía sola, tenía relleno de un “licor” de almíbar frutal.

La gallinita sobrevivió al paso del tiempo como pocas golosinas pudieron. En quioscos aún se puede conseguir.
Mielcitas
Una marca argentina que eran una especie de pequeños sachets llenos de jarabe de glucosa con saborizante y colorante. Rompiendo con los dientes la punta de su envoltorio, era -como nombre lo indica- lo más parecido a comer miel pura.

La empresa cerró y abrió infinitas veces, pero al parecer la fábrica fue recuperada como una cooperativa y se sigue produciendo la golosina. Otras marcas como “Plin” se animaron a imitar el producto y en alguna golosinería como “Royal” en Rosario puede conseguirse.
Pastillas de Yapa
Las pastillas frutales de azúcar tenían forma de ladrillito y se presentaban en largos envoltorios en donde se surtían diversos colores y sabores.

No solo siguen existiendo, sino que además otras marcas se animaron a crear productos similares.
Chicles Bubbaloo
Un clásico entre los chicles. se distinguían por sus sabores frutales y mentolados y por estar rellenos de un particular jugo. Esta característica los hizo diferentes a los demás.

Los eternos chicles siguen vigentes en sus distintos sabores y es muy probable seguir encontrándolos en quioscos.
Bocadito Holanda
De la marca Arcor, era un caramelo blando de leche con sabor a chocolate. Su tierno tamaño y su inigualable sabor le valieron una buena cantidad de fieles consumidores.

El bocadito Holanda se sigue fabricando con normalidad y es más probable encontrarlos en golosinerías pero puede llegar a estar presente en algunos quioscos.
Naranjú
Una mezcla de golosina y jugo que fue furor hasta mediados de los ’90 y que desapareció durante algún tiempo, pero que volvió en silencio y al día de hoy todavía se consigue en algunos kioscos.

El “jugo” estaba envasado en un pequeño sachet, cuya gracia estaba en chuparlo congelado y mordiendo primero un extremo del envoltorio.
Fuente: LB24 / Diario 26.
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