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Patadas, glamour y música de los 80

El increíble éxito de la cuarta temporada de Cobra Kai

A tan sólo tres días de su estreno, la cuarta edición de la serie que continúa con la mitología de Karate Kid, rompe records de audiencia en Netflix.

Por Fernando Quiroga
Especial para La Brújula 24
Miami, Florida, Estados Unidos.

La sensación de que todo está inventado, parece ser un nuevo paradigma en el conglomerado mediático, como si las ideas ya vencidas, se regurgitasen por los cráneos del mundo, para volver a dar sentido a viejas formas de expresarlo todo.  

El cine, la televisión, el mundo del streaming (como tiempo atrás también lo planteó la literatura) encontraron en las historias comunes, en los relatos populares, grandes fuentes de cristalización de las pasiones humanas; por ello el arte es y será, por siempre, modelo a seguir.

Comercialmente, en este mundo donde lo retro se ha vuelto cool y hasta de culto, se vislumbra, claramente, la premisa planteada en los párrafos anteriores.

Tal vez muchos consideren que el clásico enfrentamiento nacido en Karate Kid, entre Daniel Larusso (Ralph Macchio) y Johnny Lawrence (William Zabka) ya está agotado, sin embargo, parece que los guionistas y showrunners (tal vez los más acertados intérpretes de la realidad actual) creen (saben) que no es así.

Cobra Kai, más allá de ser la exquisita puesta en escena de un revival más que esperado (tanto por los cultores de aquellos años como por los curiosos que se suman, cada vez más), es una aventura contemporánea que conjuga todas y cada una de las fascinantes experiencias que, certifican, la vieja frase literaria que afirma todo tiempo pasado fue mejor. Y créanme que, para nada derrotista el axioma, tal vez viene a refrendar la máxima de Charly García: Say No More, cuando nuestro gurú del Rock Nacional, dejó de componer música con mensaje explicito por asegurar que toda ya estaba compuesta. Los 80 no sólo fueron un boom de creatividad inusitada, fueron paradigma estético e inicio de reformulaciones oportunas para la comprensión de una sociedad agitada que, parece no bajar revoluciones jamás.

El mensaje de las grandes pasiones enfrentadas de Cobra Kai, es la raíz transversal, no sólo de un show que, a través del karate, expresa ideas acerca del comportamiento humano y el respeto a la otredad, sino de la adolescencia en occidente, a modo de una clarísima y disruptiva semblanza.

El argumento es simple y directo: Contra John Kreese (el enemigo común interpretado por Martin Kove), Daniel y Johnny entrenan a sus alumnos en Miyagi-Do, sin embargo, las formas de cada uno terminan chocando; Daniel con su método centenario de Okinawa y Johnny con su estilo bastante urbano. El problema planteado es que, sus oponentes, ya conocen los movimientos de ambos, y tal vez puedan usarlos contra ellos. 

Kreese convocó a Terry Silver, el recordado villano de Karate Kid 3 (Thomas Ian Griffith), quien se apersonará en Cobra Kai para seguir oscureciendo el perfil del mítico y siniestro dojo; serán entonces dos senseis, contra dos senseis.

Los showrunners de Cobra Kai tienen proyectada una línea narrativa  hasta el final de la temporada 5, con la posibilidad de extender la misma hacia una (aún no confirmada) temporada 6. El salto hacia Netflix fue efectivísimo; no sólo rubricó el éxito, sino que expandió el Miyagi Cinematic Universe, como le gusta llamar a este simpático universo creativo (un poco en chiste, un poco en serio) a los realizadores.

Acertados diálogos, prolijos guiones y sorpresas musicales de alto calibre golpean la pantalla con gran creatividad. Sin caer en la tentación del spoiler, debo contarles que en cierto entrenamiento del capítulo 7, suena Dirty Deeds Done Dart Cheaps de AC/DC, single que, si bien no es propiamente de los 80 (cómo casi toda la música canónica de la enorme saga) sí hace referencia a la fama alcanzada por la banda australiana en la década de ensueño; un guiño muy sutil no sólo a la estética funcional de aquellos años, sino también a su contexto formador. En el capítulo 9, la cantante Carrie Underwood le pone su voz al himno de la primera Karate Kid, The Moment Of Thruth de Survivor, en una versión tan privativa de la serie que, aún, no la puedo encontrar en Spotify.

Y son “sólo dos” de las sorpresas.

Podría escribir muchísimo más, pero creo que ustedes merecen el crédito de terminar esta crítica viendo la excelente cuarta temporada que ya está en Netflix.

¿Qué esperan?

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