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POR KEVIN KALISTER

Una historia de progreso: La Clarita, de foodtruck a restaurante

Ubicado en Las Heras 497, se destaca por su gastronomía basada en comprar y comer lo que uno tiene al alcance, conocida como “Cocina KM0”.

Por Kevin Kalister / Redacción de La Brújula 24

Allá por el 2016 comenzaba el sueño de una chef (Daniela) y un sommelier (Matías) con un modesto carrito de comidas o, para hablar en términos modernos, un foodtruck.

Desde ese preciso momento, si bien arrancaron haciendo sándwiches, ya se diferenciaban por el pan artesanal y algunos rellenos exóticos o poco comunes con los que trabajaban, como con las mollejas o el cordero, entre otros ejemplos.

A finales del 2018 decidieron abrir su propio restaurante llamado “La Clarita”, ubicado en Las Heras 497, ya con otro estilo de comida más elaborada, pero sin dejar de lado lo casero y dicho toque diferencial. Este local apunta hacia una gastronomía que se basa en comprar y comer lo que uno tiene al alcance, conocida hoy en día como “Cocina KM0”.

La acotada carta se renueva periódicamente cada 10 o 15 días según nos pudo comentar su dueño, Matías, mientras nos servia la muy sencilla panera y un dip de atún.

A diferencia de otros lugares, ellos eligen primero los ingredientes y luego el plato, es decir, arman la carta según lo que se coseche o lo que se consiga en la zona. Un ejemplo de esto son los choclos con los que actualmente elaboran la dulce humita ($750), la cual degustamos de entrada.

Se trata de un plato ancestral del norte argentino y otras regiones aledañas, que suele ser poco visto en el menú de los restaurantes de nuestra ciudad. Su principal ingrediente es el choclo, precisamente sus granos rallados. Además de llevar otras verduras y condimentos, este incorpora un delicado queso brie.

Otra preparación que probamos fueron los hongos al strogonoff ($750), una reversión de la tradicional receta rusa pero sin lomo, a base de crema, cebollas, zanahorias y papas. Una opción liviana y apta para vegetarianos.

A pesar de que eran pocos los platos principales para elegir, tan solo cinco, se me hizo difícil seleccionar alguno ya que todos se veían muy tentadores, pero me incliné por los menos comunes, uno de ello fue el hojaldre relleno de cordero con mil hojas de calabaza y queso ($1400).

El mismo, se caracterizó por la intensa combinación de sabores donde la carne y la manteca predominaban. La masa por fuera era crocante y por dentro húmeda, debido a los propios jugos del cordero.

También una de las opciones elegidas fue un contundente pastel de cerdo y batata ($1300). La carne se encontraba desmenuzada debido a su lenta cocción, y el añadido de barbacoa en ella agregaba una cuota de dulzor, la cual se veía reforzada por el cremoso puré de batatas de estación.

En cuanto a las bebidas, siguiendo con la filosofía del restaurante, no solo vas a encontrar vinos en botella de pequeños viñedos regionales, sino también vino tirado, traídos directamente desde la bodega ($400 la copa).

Los precios me parecieron acorde a la calidad y sobre todo a la compleja elaboración que lleva cada una de las preparaciones. La propuesta se sale de lo simple, no ofrecen únicamente un bife con ensalada o una milanesa con fritas, diciéndolo con el más respeto que estos platos íconos de la gastronomía argentina merecen.

Refiriéndonos a la porción, depende de qué platos se seleccione, claramente el pastel era más abundante que el cordero.

Un dato no menor es la presencia de al menos una opción sin tacc y otra vegetariana en su carta.

Por último, quiero recordales que, debido a la continua rotación de la carta, los platos mencionados en dicha nota pueden que ya no estén en el momento que concurran.

(Kevin Kalister, bloguero e instagramer. Creador de @bahiablancafood)

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