Así es "El aroma del pasto recién cortado", el filme argentino que produjo Scorsese
La película protagonizada por Joaquín Furriel y Marina de Tavira desafía las normas del deseo y las relaciones prohibidas.
El deseo es un terreno incierto, capaz de surgir cuando menos lo esperamos, a menudo desafiando cualquier noción de estabilidad emocional. ¿Qué pasa cuando esa chispa inesperada se enciende en el entorno más cotidiano? En El aroma del pasto recién cortado, la directora Celina Murga nos invita a explorar ese misterio con una historia que retuerce las dinámicas tradicionales de las relaciones románticas, sumergiéndonos en lo más profundo del deseo prohibido.
Aunque la trama no sigue exactamente el ejemplo de un romance casual y fugaz, sí refleja la imprevisibilidad de esas emociones intensas que, sin previo aviso, sacuden la vida de los protagonistas. Murga plantea una pregunta esencial: ¿qué ocurre cuando el deseo emerge en una relación desigual? Y no solo eso, ¿qué sucede si los roles de poder y género se invierten?
La película sigue la historia de dos profesores de Ciencias Biológicas, ambos casados y con hijos, que inician romances con estudiantes. En ambos casos, las parejas y la comunidad universitaria no tardan en enterarse de estos amores clandestinos. Lo interesante es cómo Murga elige contar estas historias: no como narrativas paralelas, sino como una sola línea continua, en la que las mismas situaciones se repiten con diferencias sutiles y cambios de perspectiva. Esta técnica crea una fluidez narrativa que atrapa al espectador, mostrándonos cómo una historia puede ser la misma y completamente diferente al mismo tiempo.
El truco de Murga no está solo en lo que se muestra, sino también en lo que se omite. Las elipsis juegan un papel fundamental en la construcción del relato, dejando pequeñas pistas y acertijos visuales, como el departamento que, aunque es el mismo en ambas historias, nunca se siente idéntico. Este tipo de detalles le da a la película un aire de misterio, manteniéndonos siempre en vilo, buscando respuestas entre líneas.
Sin embargo, lo más sorprendente de El aroma del pasto recién cortado es la ausencia total de juicio moral hacia los personajes. Ni los jóvenes amantes ni los cónyuges engañados son juzgados por sus actos, y la culpa, normalmente omnipresente en estas historias, brilla por su ausencia. La directora, en lugar de señalar con el dedo, nos ofrece una mirada más compleja y empática hacia sus personajes.
Esta es la quinta película de Celina Murga, una cineasta argentina que cuenta con el respaldo de Martin Scorsese, quien nuevamente apadrina su obra. Su relación profesional no es casual; se conocieron años atrás gracias a una beca Rolex, y desde entonces, Scorsese ha sido un mentor constante para Murga. Pero más allá del prestigioso respaldo, se ha consolidado por sí misma como una de las directoras más importantes de Argentina.
Con El aroma del pasto recién cortado, Murga da un paso hacia un nuevo capítulo en su carrera, reflexionando no solo sobre el deseo de sus personajes, sino también sobre el paso del tiempo en su propio arte. La pregunta, tanto para sus protagonistas como para la directora misma, es inevitable: después de todo este tiempo, ¿cómo se mantiene vivo el deseo, tanto en la vida como en el cine?
Con información de La Voz
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