Consejos
Trucos para cortar la cebolla sin llorar y conservarla sin que brote

La cebolla es un ingrediente esencial en muchas cocinas alrededor del mundo. Podemos usarla y cocinarla de diversas formas, y es perfecta para condimentar cualquier plato. Sin embargo, su uso viene acompañado de dos preguntas frecuentes: ¿cómo cortarla sin llorar? ¿Y cómo conservarla sin que brote?
Teniendo en cuenta sus múltiples beneficios, como ser una excelente fuente de fibra que puede reducir la probabilidad de enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y presión arterial alta, vale la pena superar las incomodidades asociadas a este vegetal. Sus beneficios se aprovechan mejor cuando se consume cruda, aunque algunas investigaciones indican que sus propiedades antioxidantes no se ven afectadas por la cocción, sí se reduce su contenido de vitamina C y algunas proteínas.
Los mejores trucos para cortar la cebolla sin llorar
El aspecto más desfavorable de la cebolla es su capacidad de hacernos llorar. La planta de la cebolla contiene compuestos volátiles sulfurosos que le otorgan su sabor picante característico. Uno de estos componentes se disuelve rápidamente en agua y produce ácido sulfúrico, lo cual nos hace llorar al cortarla.

El truco para evitar las lágrimas al cortarlas es usar un cuchillo bien afilado. Cuanto más afilado esté, menos fibras destruirá y menos gases irritantes liberará. Si el cuchillo no está lo suficientemente afilado, aplastará las fibras y liberará más vapores, irritando aún más nuestros ojos.
Cómo conservar la cebolla
Al igual que las papas, las cebollas tienden a brotar y pierden su utilidad con el tiempo si no se almacenan correctamente.
Lo primero que debes saber es que el refrigerador no es el lugar ideal para conservar las cebollas. Sin embargo, si ya has cortado una cebolla y deseas guardar la otra parte, lo mejor es colocarla en el refrigerador, envuelta en papel de aluminio.

La temperatura adecuada para conservar las cebollas es entre 5ºC y 10ºC. A una temperatura más baja se pueden pudrir y una más elevada pueden aparecer raíces. El mejor sitio para que se conserven es un lugar fresco, aireado, pero sin humedad y en el que no haya demasiada luz.
Podemos aprovechar la red donde vienen cuando las compramos, y si las compramos a granel y las metemos dentro una bolsa de plástico lo primero que debemos hacer al llegar a casa es sacarlas de esta bolsa, de lo contrario se nos estropearan antes porque no se airearan.
Otro consejo: nunca guardarlas en el mismo cajón que las papas. Su combinación es indispensable en múltiples preparaciones culinarias y suele agradar hasta al comensal más exigente. No obstante, la papa y la cebolla no siempre hacen buena pareja, sobre todo en el momento de conservarlas.
El culpable es el etileno, un gas que desprenden las frutas y verduras de forma natural al madurar, que provoca que estas cambien de tonalidad, obtengan una textura más blanda y consigan el sabor y aroma que las caracteriza.
Este es el caso de la papa, que si bien no es uno de los alimentos que más etileno desprende, cuando presenta grillos, cortes y su piel empieza a arrugarse aumenta la emisión. Si esto sucede cuando se almacena con cebolla, esta última se deteriorará antes.
Fuente: Clarín
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