WhatsApp de Publicidad
Seguinos

aplausos de pie

Argentina, 1985: un canto a la memoria viva

Ovacionada en los cinco continentes, la nueva película protagonizada por Ricardo Darín, es la firme candidata argentina para los Premios de la Academia. En la Brújula 24, te contamos porqué.

Por Fernando Quiroga / Especial para La Brújula 24 / Miami, Florida, Estados Unidos

Acaba de estrenarse en todos los cines de la Argentina (y también del mundo) la película producida por Axel Kutchevatsky, por lo que me permito ensayar
una pregunta: ¿Cuánto de involuntario tiene el olvido? Créanme, la expresión es
retórica. En realidad, y como el gran Jorge Luis Borges declaró: “No hay peor
venganza que el olvido”. Y tal vez es lo que nos enrostra Santiago Mitre (‘La
cordillera’) tras la dirección de Argentina, 1985, al traernos una temática que
muchos consideran trillada (tal vez por el exceso dogmático que el kirchnerismo le
imprimió a la politización de los desaparecidos), pero la verdad es que esa
bocanada del ayer, ese olvido de nuestra historia reciente, también nos define hoy.

Argentina, 1985 homenajea el enorme sacrificio llevado adelante por Julio
Strassera (Ricardo Darín) y Luis Moreno Ocampo (Peter Lanzani) para bajarles
el pulgar a los responsables del mayor genocidio de la historia argentina; el mal
llamado Proceso de Reorganización Nacional, furiosa y cruda dictadura acaecida
entre 1976 y 1983. Tras la vuelta de la democracia, y por clara voluntad del
entonces presidente Raúl Alfonsín, un día de 1985, comenzó lo impensado: el
juicio a los militares que llevaron adelante esas horas de terror, haciéndolo como
corresponde; otorgándole a los acusados las garantías que ellos no dieron a sus
víctimas.

Cada encuentro del juicio fue una descarnada postal de abusos y locuras; lo peor
de nosotros mismos palideció ante los testimonios de víctimas y familiares de las
victimas; la más fuerte representación del martirio no solo de los torturados y
asesinados, sino de un pueblo que, con su aval, había abrazado definitivamente la
barbarie.

La película muestra con dureza y un genuino estilo del cine clásico americano, los
pormenores de aquellas horas. La estructura hollywoodense del ejercicio
exacerbado del dolor para extremar sentires, acá no cuenta. Lo que se narra es
verdaderamente oscuro.

Los autores presentan solo algunas historias entre las de los 833 testigos que
declararon, pero créanme que alcanza. Además, el talento de Ricardo Darín y
Peter Lanzani
, sostiene desde el minuto uno la empatía con un público que sabe
que van a comunicar el horror.

Reflexiva, puntual, desgarradora y oportuna, Argentina, 1985 no da una vuelta
más de tuerca en la seguidilla de historias sobre la dictadura; pareciera que las
cierra, legitimando internacionalmente y de la mejor manera, el mentado “Nunca
más”.

Verla, no es volver atrás, es retomar la responsabilidad de reconocer la propia
historia.

Lo más leído