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por kevin kalister

El Modesto: un lugar para degustar comida casera y abundante

Un restaurante ubicado en una antigua casona en Casanova 383, con un ambiente tranquilo y relajado.

Por Kevin Kalister / Redacción de La Brújula 24

Un restaurante ubicado en una antigua casona en Casanova 383, con un ambiente tranquilo y relajado en donde sirven comida casera y abundante.

El menú es bastante amplio: papas, tortillas, omelettes, paninis, sandwiches, ensaladas, pastas, carnes, pizzas, vino, bebidas y amplia variedad de opciones veganas, algo sin dudas a destacar, ya que hoy en día es difícil encontrar este tipo de platos.

Papas lollilop ($670) fue unas de las entradas que me sorprendió, por fin algo distinto a lo que se suele encontrar en todos lados, sin papas fritas ni cheddar ni panceta.
Eran papas rústicas horneadas, rellenas de una salsa de quesos y queso azul, gratinadas. Estas papas se denominan volcán por su forma, y estaban ricas.

En realidad, el choripán vegano ($950) no es una entrada, pero lo pedimos como tal para probar. Pan casero con tomate, cebolla tostada y paté de zanahoria.
El chorizo de aspecto y textura era similar a uno de carne, pero de sabor dejaba mucho que desear, aunque en el sandwich con el resto de los toppings se podía comer.

Los principales fueron un entrecot con tortilla ($1690). El bife estaba duro pero la tortilla excelente. Estaba hecha con papas españolas (láminas finas y redondas) confitadas (cocción en aceite sin que se doren), lo que otorgaba su cuota de jugosidad y untuosidad.

El peceto remixado ($1250) fue el plato estrella de la noche. Básicamente eran dos pequeñas milanesas de peceto con berenjena y queso gratinado, acompañadas de ensalada grille o papas. Este corte empanado y frito no falla, es magro, libre de nervios y muy tierno. La ensalada estaba conformada por zucchini, calabaza, tomate cherry y palta. Primera vez que pruebo esta combinación y me encantó. Muy fresca, ideal para el verano.

El cheesecake ($480) de postre no estuvo a la altura, sorprendentemente estaba caliente, aclaro que este debe comerse frio. Y además era de textura seca y poco uniforme.

Para beber pedimos una canelada ($650) que tampoco fue de mi agrado, insulsa, supuestamente llevaba jugo de naranja, pomelo y almíbar de canela. Lo único que se apreciaba era el agua.

¿Volvería? Posiblemente. Al poseer una extensa carta, invita a regresar y probar otros de los platos que nos ofrecen.

(Kevin Kalister, bloguero e instagramer. Creador de @bahiablancafood)

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