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el drama de la guerra

“Era como estar en el Titanic”, contó un bahiense que logró escapar de Israel

Rodrigo estaba con su esposa en Tel Aviv por trabajo. Cómo fue la odisea para salir de un país convulsionado. El miedo de no volver a ver a sus hijos.

Rodrigo Grassi es un arquitecto bahiense que el sábado pasado estaba con su esposa en Tel Aviv cuando inició la sangrienta invasión de Hamas en el territorio de Israel.

Ya en la Argentina, un poco más tranquilo, habló con La Brújula 24 y contó cómo logró volver al país a salvo. El relato de una experiencia que, seguramente, nunca podrá olvidar.

“Estábamos terminando el último tramo de un viaje de dos semanas, paseamos por España e Israel. El motivo eran cuestiones de trabajo en Jerusalén y aprovechamos para mezclar un poco de paseo”, recordó en el inicio de la entrevista.

Y agregó: “El vuelo salía recién a las 6:30 de la tarde y nuestra idea era levantarnos temprano y pasear un poco más. Tel Aviv es una ciudad hermosa, íbamos a pasear hasta el mediodía, comer algo e irnos al aeropuerto. Pero 7:30 escuchamos un sonido raro, una sirena que no podíamos identificar. No eran ni bomberos ni policías. Llamé a recepción y el conserje me dijo que corriera a un refugio. Cuando corté, escuché el primer estruendo y corrimos a la escalera, que era el lugar seguro del hotel”.

A modo de detalle, el profesional señaló que la escena era totalmente “surrealista”, y explicó que “después fuimos a la planta baja y había un clima normal, con gente que se sentaba a desayunar. No había noticias de guerra, era una situación rara”.

“Mientras desayunábamos vino la segunda alarma y de nuevo al refugio. Ahí empezó a subir bastante la tensión y vimos a la gerenta del hotel en pánico porque le habían comunicado algo, empezó a correr y hablar con sus compañeros. Yo le pregunté y me dijo que su pareja estaba en el sur en una fiesta con sus amigos y que estaba pasando algo raro. Estaba en el festival que muestran las noticias, no sé qué habrá pasado con su pareja. Todo era confusión y nuestro único objetivo era irnos rápido al aeropuerto temprano, fue todo una película”, profundicó.

Luego, siguió Grassi, seguirían momentos de angustia. “Teníamos la incertidumbre de no saber qué era lo mejor, porque estábamos en el aeropuerto y era un punto crítico, con miles de personas tratando de salir desesperadas. La escena era como del Titanic cuando se está hundiendo, todos los vuelos cancelados, nosotros nos enteramos una hora antes que no salía el nuestro y no había cómo volver a Tel Aviv tampoco, era muy compleja la situación”.

Más frases de Rodrigo Grassi en el aire del programa “Bahía Hoy”, por La Brújula 24:

“Mi socio israelí me llamó y me dijo que una amiga estaba yendo al aeropuerto para ir a Australia, que supuestamente su vuelo salía. Me dijo que la buscara para ver si podíamos volver a la ciudad con ella, y efectivamente ella nos calmó”.

“Era una persona que de golpe transmitía eso que tanto necesitábamos. Cruzamos una multitud agolpada en una ventanilla de los tickets, pero ya no había vuelos a ningún lado”. “Entramos en un pasillo y al fondo una ventanilla en la que nos vendieron dos pasajes para Etiopía, faltaban 7 horas para ese vuelo, pero de golpe conseguimos algo valioso que era la chance de ahí, era tener una alternativa”.

“Hasta que el vuelo salió fueron horas críticas, porque se empezaron a escuchar las detonaciones muy cerca. Toda la gente corriendo desesperada, metiéndose debajo de las escaleras, multitudes pasando por encima de otros. Eso pasó dos o tres veces más, habíamos podido disponer nuestro equipaje cerca de un acceso a un búnker, cosa de al menos tener eso bajo control”.

“El momento más difícil para mí fue cuando me escribieron mis hijos, porque no sabía qué decirles, no sabía si los volvería a ver”. 

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